A José Castro lo fueron a secuestrar la madrugada del domingo, a apenas unos minutos de haber terminado el húmedo 3 de julio. Al comienzo de la media noche, unos 10 hombres vestidos de negro y sin identificación, con el terror que causan varios sujetos encapuchados y con armas largas, llegaron a su apartamento materno en Casa Blanca, Ocumare del Tuy, pero por suerte él no estaba allí.

Topógrafo de profesión y miembro del partido Bandera Roja en el municipio mirandino de Lander, Castro es dirigente vecinal y actualmente activista de la plataforma unitaria opositora al régimen de Maduro. Participó activamente en las recientes elecciones como activista del candidato a gobernador de Fuerza Vecinal en el estado, David Uzcátegui, y en la campaña de los candidatos a diputados legislativos de ese bloque electoral. Su militancia política inició de joven en las filas de Bandera Roja, mucho antes de la llegada del chavismo al poder. Ha sido opositor desde antes de la toma de posesión del fallecido Hugo Chávez, en 1999.

Los vecinos narran que cuando el comando armado intentó entrar al edificio, dañaron la cerradura común de las residencias pero no lograron entrar al apartamento. Les explicaron a los sujetos que Castro tenía tiempo que no iba a esas residencias, pero esto encendió las alarmas de amigos y allegados, quienes de inmediato le dijeron a Castro que lo estaban buscando y, aunque nadie entendía bien la razón, que te busquen policías armados en Venezuela es sinónimo de un gran peligro y no precisamente de justicia.

Todo sucedió horas antes de la detención de Alcides Bracho, también militante del opositor partido Bandera Roja, quien es artista plástico y profesor reconocido. Bracho fue secuestrado de forma violenta y delante de sus hijos pequeños el día 4 de julio, cerca de las horas del mediodía, de acuerdo a lo que narran sus familiares. Posteriormente es detenido Emilio Negrín, presidente del sindicato de trabajadores tribunalicios y vecino de Bracho. Un elemento crucial a tomar en cuenta, toda vez que los acusan de tener algún tipo de plan común de acuerdo a la acusación aceptada este 9 de julio por el Tribunal 4to sobre Terrorismo, es que si los 6 luchadores sociales detenidos hubiesen tenido comunicación, Bracho hubiera recibido el aviso de Castro para que huyera, algo que nunca sucedió. Otro elemento común es que a todos los detenidos los secuestran en sus residencias, sin oponerse ni mostrar resistencia alguna, con horas de diferencia entre cada una de las aprehensiones.

En lo que José Castro recibe la alarma, se puso a resguardo y el partido confirmó que hasta ahora no ha podido establecer comunicación con su militante, lo que les hace temer la posible desaparición física del luchador social. Aún buscan la forma de obtener una fe de vida como obtuvieron con Jesús Manuel Berbesí, quien también está resguardado en el estado Táchira, luego que se percatara del operativo y despliegue policial que se produjo en San Cristóbal, buscando capturarlo.

El lunes 5 de julio, a eso de las 5 de la tarde, una comisión policial allanó la casa en la que sí vive José Castro actualmente. Estaba Yenny Pérez, su pareja. Los hombres armados retuvieron a Pérez hasta las 9 pm, como «medida de presión» para que Castro se entregara. No sucedió. Vista la hora, los efectivos policiales decidieron llevársela detenida para Caracas sin orden ni motivo legal, para realizar un interrogatorio en el que pretendían obligar a revelar el paradero de su compañero. Al día siguiente fue liberada, aunque despojada de sus dispositivos de comunicación.

El miércoles 6 de julio ya habían capturado al militante de Bandera Roja Alonso Meléndez en Falcón y funcionarios del Dgcim, Faes y Sebin realizaban las detenciones de Néstor Astudillo, también militante y Gabriel Blanco, sindicalista y activista de DDHH en Charallave y Caracas respectivamente. Pero la persecución a Castro aún no había terminado. Los vecinos narran que en horas de la tarde de ese mismo día, volvieron los efectivos policiales al apartamento materno del dirigente tuyero, esta vez identificados como Faes. Encontraron solo al hermano de José, a quien sometieron de forma violenta y lo llevaron a una zona boscosa en el municipio, donde lo golpearon fuertemente y torturaron psicológicamente para sacarle información sobre el paradero de su hermano. Al no conseguir información, lo dejaron en libertad y se retiraron del sitio. José Castro sigue desaparecido actualmente.

Las últimas detenciones de luchadores sociales y militantes de Bandera Roja se producen luego de que el sábado 2 de julio Maduro le pidiera a su ministro Ceballos que vigilara un posible atentado al Sistema Eléctrico Nacional. La vinculación entre todos los detenidos es haber sido opositores al régimen chavista y al gobierno de Maduro, y estar vinculados a la lucha social y popular, principalmente en el sector de los trabajadores, más allá de la militancia partidista.

Mientras tanto, el último «atentado» de significación denunciado por Maduro contra el sistema eléctrico nacional consistió en un supuesto ataque electromagnético producido por el gobierno de los EEUU, con quién actualmente negocia la reducción de las sanciones a cambio de petróleo y de sentarse con la oposición a negociar. Aquella vez, en 2019, hubo entre 5 y 7 días de oscuridad, pero no hubo pruebas del electricidio.

Tomado del El Pitazo

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