Hace 34 años el pueblo venezolano se sacudió ante la asfixia  ejercida por el régimen bipartidista y continuada por el segundo gobierno de CAP, quien pocos días antes asumió el poder en medio de una ostentación faraónica, donde se gastaron millones de bolívares que constrastaban con la miseria, el hambre y la pobreza que sufría la mayoría de la población. La aplicación de medidas de corte neoliberal motivaron al pueblo venezolano a rebelarse ante lo que consideraban una condena por parte del gobierno a pagar las consecuencias de una crisis en la que el pueblo no tenía responsabilidad.

El Caracazo constituyó una acción espontánea del pueblo por salir de las cadenas que lo condenaban al hambre. Fueron innumerables las víctimas asesninadas a mansalva en las calles de Caracas. Esto marcó de algún modo un antes y un después en la política venezolana. Se abrió pasos a la inestabilidad política y económica profunda que requería ser atendida de manera rápida. En ese sentido, hubo un proceso de reagrupación de las fuerzas para derrocar un sistema que condenaba a los venezolanos a la miseria. Mientras el capital financieron nacional e internacional saqueaba las grandes ganancias de la renta petrolera, mientras la población empobrecida hacía maromas para comer, se fueron creando las condiciones para que se dieran las acciones civico militares en 1992. El surgimiento de una fuerza civico militar tenía como objetivo darle un cambio de rumbo al país frente a lo que consideraban un desastre al que debían ponerle fin.

La insurgencia civil y militar fallaron, dando paso a una una nueva etapa, también dirigida por el capital. Venezuela continuaba esperanzada en la posibilidad de un cambio real. En el año 98 las ansias de cambio de la población, aupada además por la oligarquía financiera, hicieron ver a un militar (quien fue el único que no cumplió con el objetivo en febrero de 1992, siendo la principal causa de la derrota de la insurgencia civico militar) como la opción de cambio, muy a pesar de que muchos denunciabamos lo que constituía Chávez y su proyecto.

Hoy la falsa revolución socialista con 23 años en el poder repitió y masifico los errores del puntofijismo, hicieron de la mentira y el engaño una práctica, hasta convertirnos en un estado fallido desde cuando el difunto Chávez aún vivía y dirigía el país. Fue él quien dio inicio a los grandes negocios de entrega de la soberanía nacional a intereses extranjeros con la extracción de las riquezas minerales y petroleras. También se dedicó al desmantelamiento de las instituciones y la destrucción del aparato productivo condenando a millones de venezolanos a una miseria más aguda que la vivivida en tiempos del bipartidismo.

Hoy por hoy, nuestras fuentes de riquezas están comprometidas con potencias extranjeras que saquean los recursos minerales y petroleros, destacando China y Rusia. Se reparten el botin con quiénes manejan el Estado (la cúpula gubernamental y militar), el capital nacional y extranjero. El chavismo creó una naciente oligarquía lumpen (lumpenburguesía le dicen algunos) quienes se hacen de las riquezas exhiben sus excentricidades mientras el pueblo literalmente muere de hambre .

Hoy 34 años después de aquel fatídico episodio nada ha cambiado en Venezuela. Por el contrario, la estafa chavista ha causado tanto o más dolor y hambre que el puntofijismo. La corrupción, la entrega de soberania, el hambre y la miseria, la delincuencia y un estado cuyas instituciones están en el suelo, es el saldo de un gobierno que se resiste a irse a pesar que el pueblo varias veces lo ha derrotado. Hoy este régimen se mantiene acorazado por la corrupción reinante en las fuerzas armadas y las grandes ganancias que reciben.

Los venezolanos son hoy víctimas del chavismo, como lofueron del bipartidismo.  El PSUV y sus aliados han destruido y  quebrado al estado nacional. Nuestras riquezas solo han servido para la acumulación y enriquecimiento de unos pocos, la parálisis del país es total. Las mayorías sucumben y sobreviven apenas con poco menos de 5$ al mes debido a la devaluación del bolívar, mientras la canasta básica sobre pasa los 1000$.

El estado se niega a asumir la responsabilidad de mejorar la condición de vida de los venezolanos. La esperanza opositora apenas da los primeros paso a lo que seguramente será una contienda dura para llegar aún candidato que sea del consenso y aceptación de las mayorías. Son muchos los intereses detrás de estos, y no precisamente los del pueblo venezolano.

La población venezolana debe jugar un papel vital por recuperar nuestro país. Solo la participación y organización popular podrá dar al traste con una política económica que nos condena a la miseria. Al pueblo venezolano le toca generar el viraje que nos saque de este drama en el que estamos sumergidos.

La fuerza popular debe reorganizarse, prepararse, educarse en torno a una unidad que reuna sus exigencias y derive además en un proyecto político que con sentido nacional, reindustrialice el país, mejore las condiciones de vida de la población, masifique la educación y la salud pública. El pueblo tiene la tarea titánica de transformar el país afianzado en nuestros recursos minerales y petroleros, para ser desarrollado con el capital humano valioso que poseemos.

Los venezolanos nos toca echar el resto con audacia, valentía y arrojo, desechar el desánimo y obviar la fantasía que nos pinta algunos bajo formulas mágicas inexplicables e imposibles. La lucha que nos toca debe ser firme y contundente. Masificar la protesta por mejores condiciones de vida, por el respeto a los derechos consagrados en la Constitución, por la libertad de los presos políticos y el retorno de nuestros exiliados. Por un salario real y verdadero amparado en el artículo 91. Mejora y dotación de las instituciones de salud y la recuperación de todo el sistema educativo .

El gobierno se convirtió, junto a sus socios imperialistas, en una legion criminal opresora y esclavista, que condenan el pueblo a quiebra al hambre y miseria. Utilizan la excusa de la invasión y el bloqueo para esconder los desmanes que han infringido a los venezolanos. Es hora de detener el desastre chavista y enfrentar el paquetazo esclavista.

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