Solo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacía y sola, sin haber hecho lo suficiente

Canción Solo le pido a Dios, intérprete Mercedes Sosa


La historia de la sociedad se caracteriza por ser una lucha constante entre las clases sociales. Quienes detentan el poder y la propiedad de los medios de producción, someten a quienes se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. El Estado como constructo social, a través de sus leyes y toda su superestructura, garantizará que esta situación de dominación permanezca inmutable. No es una permanencia rígida, por el contrario, es muy dinámica. Cambiará en su apariencia, en su forma, más nunca lo hará en su esencia. Esa aparente transformación le permitirá mantenerse sin alterar las relaciones de poder establecidas en la sociedad, aceptadas y legitimadas como normales.

Para mantener su inalterabilidad utilizará una estructura administrativa y fuerzas represivas. Con el avance de las luchas populares, la clase dominante se ha visto obligada a establecer mecanismos de control, aparentemente imparciales, para evitar excesos. Esto no es gratuito, ni es porque sean buenos, sino por la presión de quienes desean romper las cadenas que los oprimen. De esta manera, al triunfar en la Unión Soviética la revolución socialista, e implementar mejoras socio económicas aumentando la calidad de vida de los trabajadores, el resto del mundo tuvo que imponer medidas que equipararan un poco las condiciones de sus trabajadores. Así surgen los derechos humanos socio económicos y culturales, los llamados derechos ECOSOC.

Luego al triunfar la revolución cubana, hubo un nuevo repunte de exigencias de la clase obrera, en especial en América Latina, expresadas en múltiples huelgas y movimientos de liberación nacional. El sistema capitalista enfrentó esta situación con la creación de la Alianza para el Progreso, dando “ayudas” a los pueblos más deprimidos económicamente en Latinoamérica. De esa manera aseguraban que las luchas populares, no pondrían en peligro al sistema capitalista imperante.

Cada vez que surgen reclamos, el sistema se amolda a fin de dar a entender que da respuestas a las necesidades de los trabajadores, pero manteniendo las relaciones de poder inalterables. Hoy se habla de gobernanza para responder a la corrupción imperante en los diferentes países. Recetas todas surgidas desde los espacios de poder del mundo como el Banco Mundial, Naciones Unidas con sus tratados de nuevos pactos de DDHH. Ampliando las áreas de competencias en su labor. Es decir, regulando el escape de vapor de la marmita, para que no explosione de manera violenta.

Dado el fuerte antagonismo entre los intereses de clases, los diversos gobiernos, aunque ratifican los nuevos pactos, convenciones y tratados internacionales, no los cumplen e imponen sus propias agendas represivas, para mantener el orden según sus necesidades. Mientras más grande la opresión hacia el pueblo, más grande es la represión. No dudan en recurrir al terrorismo para espantar a la población y evitar que se subleven. Esto no es nuevo. Ejemplos emblemáticos tenemos desde el puntofijismo. En ese período, aparentemente democrático, se institucionalizaron las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas de los disidentes.

La verdad se puede ocultar por algún tiempo, sin embargo, siempre al aclarar las aguas, resplandecerá mostrando con horror los crímenes cometidos por los gobiernos de turno. En el año 2011 en Venezuela se dicta la Ley para Sancionar Crímenes, Desapariciones, Torturas y otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas en el Período 1958-1998. Aplaudida por todo el país, era necesario realizar duelos inconclusos.

Crímenes políticos emblemáticos resaltados por el Informe de Justicia y Verdad.

  • Víctor Soto Rojas detenido entre el 29 de julio y los primeros días de agosto de 1961. Aún está desaparecido.
  • Livia Gouverneur, estudiante universitaria asesinada el 1 de noviembre de 1961.
  • Alberto Lovera, asesinado el 18 de octubre de 1965. Su cuerpo es arrojado al mar atado con una cadena.
  • Fabricio Ojeda, detenido el 19 de junio de 1966. Asesinado en los calabozos de la policía política.
  • Noel Rodríguez desaparecido en 1973 por la Digepol. Sus restos fueron encontrados recientemente.
  • Jorge Rodríguez. Detenido por la Disip y torturado hasta causarle la muerte el 23 de junio 1976.

En el plano internacional la Asamblea General de la ONU aprueba en diciembre de 2006 y entrando en vigor el 23 de diciembre de 2010, la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas.

Hasta aquí todo parece muy bien, sin embargo, mientras se investigan los crímenes realizados entre los años 1958 -1998, nada se dice de lo que ocurre en el país. Tenemos un informe de la Organización de Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) correspondiente al año 2022 donde afirma que Venezuela se mantiene entre los tres países «más violentos» de América Latina en 2022, con 2.328 desapariciones.

Fundaredes informó que en el año 2022, en seis estados del país: Zulia, Bolívar, Táchira, Falcón, Apure y Amazonas han ocurrido 246 desapariciones, 118 casos (48%) se registraron en el estado Táchira, en los pasos irregulares o trochas límites con el Norte de Santander, Colombia, pero también las desapariciones de personas se dan en los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro. Según el informe de la Misión de la ONU, documentó desde 2014 hasta la fecha (2022) 96 posibles desaparecidos solamente en Bolívar, y detalla que se dan por el ciclo de explotación de los mineros irregulares.

Solamente en el año 2021 a la fecha, las investigaciones arrojaron 16 casos. Las desapariciones se dieron luego de que funcionarios de inteligencia del Gobierno como el DGCIM y el SEBIN aplicaran detenciones arbitrarias. Según denunciaron familiares de las víctimas, el tiempo en que tanto estos funcionarios como el gobierno mantuvieron oculto el paradero de las víctimas, rondó los 30 días hasta los dos meses.

¿Dónde están Alcedo Mora y los hermanos Jesús y Eliecer Vergel?

Alcedo Mora Márquez desapareció el 27 de febrero de 2015. Ese día salió de su casa a reunirse con su jefe directo en la Gobernación de Mérida, Luis Martínez, secretario del entonces gobernador Alexis Ramírez. El hijo mayor de Alcedo Mora, ha declarado públicamente, que su padre tenía pruebas sobre corrupción y contrabando de gasolina, cometidos por funcionarios de la Gobernación, con la anuencia del entonces presidente de PDVSA, Rafael Ramírez.

Por su parte Jesús y Eliécer Vergel, de nacionalidad colombiana, desaparecieron entre el 27 de febrero y el 1° de marzo de 2015. Ambos trabajaban con Alcedo Mora. Hasta la fecha, la justicia venezolana permanece silente por estas desapariciones forzadas. Desde hace 9 años no hay pronunciamiento sobre lo ocurrido a Alcedo Mora, quien era militante del PRV-Tercer Camino.

Según el Informe de la Alta Comisionada de la ONU para los DDHH, 135 personas fueron privadas de libertad arbitrariamente entre 2014 y 2019 en Venezuela. Ocho de estas desapariciones forzadas ocurrieron en 2019. “Algunos de esos casos fueron desapariciones forzadas hasta que las autoridades revelaron el paradero de las personas detenidas, días o semanas después de sus detenciones”, señala el informe.

La misma práctica de terrorismo de Estado, para amedrentar a la disidencia sigue operando en Venezuela. Ayer el puntofijismo, hoy el régimen chavista con su verborrea de socialismo siglo XXI.  Mientras, el modelo neoliberal avanza lento pero seguro, apresando a líderes sociales, sindicalistas y a todo aquel que se le oponga. Sin órdenes judiciales, manteniéndolos en cárceles de presos comunes, negando su condición de prisioneros políticos, de presos de conciencia, retrasando sus juicios, postergando las audiencias.

¿DONDE ESTA LA JUSTICIA?
QUIZÁS PERDIDA CON EL UNICORNIO AZUL 
SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO.

 

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