Los derechos humanos son inherentes al ser humano, irrenunciables y progresivos. Eso quiere decir que solo por el hecho de ser persona ya los tienes. Que además se van sumando y de esa manera su amplitud de protección siempre irá en aumento, a medida que los países van reconociendo más y más situaciones de protección. Son irrenunciables. Eso significa que una persona quiéralo o no, es imposible renunciar a ellos. Quedan siempre estipulados en las Constituciones de los Estados, como muestra de que son democráticos. Tenemos en la actual Constitución Bolivariana de Venezuela plasmados todos los derechos humanos posibles. Los cuales deben ser garantizados por el Estado. Además, dice específicamente el artículo 19 de nuestra Carta Magna:

artículo 19 El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen.

Suena bien bonito cuando uno lee cosas como estas. Tenemos garantizados poder vivir sin la incertidumbre de que un día cualquiera lleguen de noche a mi casa golpeando puertas, derribando muebles, gritando y sacando a los seres queridos sin mostrar orden de allanamiento.

Cierro mis ojos y los recuerdos se agolpan en mi mente. Golpes, botas militares corriendo por nuestra casa, la puerta de mi dormitorio cae, me siento en la cama, arropándome con las sabanas hasta los ojos. Mi precaria protección de telas, arrancadas con violencia, mi cuerpo flaco, virginal queda al descubierto. Varias manos me agarran y arrastran fuera de la cama. Trato de gritar, la voz no me sale. Alcanzo a ver a mi padre anciano empujado escaleras abajo, mi madre llora. Mi cuerpo se convierte en ajeno. Solo el dolor me rodea, recuerdo la voz de mi abuela llamándome con el kultrun. Tun tun tun Kintu, kintu, kintu sigue el toque del kultrun, tun tun tun. Ya no sé si es mi corazón el que suena así. Me veo transportada por los cielos sobre las montañas hacia las tierras altas donde se desarrollan las araucarias, arboles sagrados de mi pueblo. Me encuentro tirada sangrando en el suelo. Mi padre fue secuestrado esa noche de terror. La vida nunca volvió a ser igual. Nunca más me abandonó la tristeza.

Hoy pasados ya tantos años, después de haberme reconstruido muchas veces, veo con horror como la historia se repite. Allanamientos de morada, acusaciones de terrorismo, la protesta criminalizada. Ellos, mis compañeros encarcelados por decir lo que pensaban, por defender los derechos laborales, por exigir justicia. Alcides Bracho, profesor de química, cuantas veces conversamos sobre arte, él es pintor, yo poeta, para drenar mi pena. En nuestras conversaciones siempre está Roque Dalton. ¿Y Miguel Hernández? No, me hace sentir triste, prefiero lo etéreo de las rimas de Bécquer. Me dan la noticia también fueron secuestrados Reynaldo Cortes, Néstor Astudillo, Alonso Meléndez, todos de Bandera Roja. También fueron encarcelados un exmilitante de Bandera Roja Gabriel Blanco y un sindicalista Emilio Negrín.

Viene a mi memoria también aquellos días de la constitución bolivariana cuando hicimos tantas propuestas de defensa de los derechos humanos. Allí estaba en las conversaciones el actual Fiscal General Tarek Williams Saab, también, los hermanos Villegas, Asia y Vladimir. Todos nos asegurábamos que no quedara ningún espacio por donde pudiesen ser violentados. La realidad es otra. Me pregunto ¿qué pensará Tarek Williams Saab, cuando orgulloso nos relataba el curso de DDHH que había realizado en el extranjero, si mal no recuerdo en Inglaterra? Defendía la postura de ese gobierno donde permitían que los neonazis desfilaran por las calles haciendo apología a la violencia, al holocausto. Y ahora mis amigos encarcelados por defender lo que les corresponde como trabajadores, porque la protesta ha sido criminalizada. ¿Acusados de terrorismo???

Terrorismo es el que ejerce el régimen que persigue a quienes, son, han sido y continuarán siendo luchadores sociales y revolucionarios. Recuerda Tarek, Vladimir Villegas, somos Bandera Roja y nosotros, igual que los mapuches, nos crecemos en los momentos más álgidos, mientras más nos persiguen, más luchamos, con más ahínco.

Más temprano que tarde se abrirán las cárceles para dejar salir a los luchadores, para seguir trabajando por una verdadera revolución en búsqueda de la justicia social. Hasta entonces los Bandera Roja se multiplicarán, como los mapuches, uno cae diez se levantan.

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