Eso de la búsqueda de la verdad no parece ser el fuerte de algunos candidatos al rectorado y a decanos. Esto se desprende de la reciente entrevista que le hicieran al amigo Víctor Rago, uno de los aspirantes. Pero otros candidatos coinciden en eso. El asunto de los ingresos propios se ha convertido en el centro de sus propuestas.

Se sustituye el objetivo de arrancarle al gobierno el justo presupuesto en correspondencia con el artículo 102 y 103 de la Constitución, por eso de la obtención de recursos. No se plantea para nada la disposición de encabezar la lucha por el presupuesto, sueldos y salarios dignos para todos los universitarios, así como becas para los estudiantes. Se propone incluso el entendimiento con la dictadura, en medio de la ocupación del campus. Pero ni por asomo se habla de la pelea por las exigencias que, constitucionalmente, debe cubrir el Estado.

Los derechos estudiantiles como comedor, de acuerdo con lo vertido por este candidato a rector, pueden ser atendidos con base en los ingresos propios. Seguramente se planteará una política de búsqueda de recursos junto con el cobro del servicio. Igual puede suceder con lo referido al transporte y a los servicios médicos.

Ni siquiera la gran olla de corrupción en Pdvsa y demás empresas del Estado es tomada como referencia para la lucha por justo presupuesto. Apenas se dice que «sí hay recursos». Solo que se los han robado, como lo evidencia, escandalosa y públicamente, ese secreto a gritos de la corrupción a gran escala. Al dilapidar el erario, no hay para Educación. Pero los universitarios parecen estar condenados a un liderazgo que ha asumido la genuflexión como conducta y que parece entender que la salida es buscar recursos motu proprio.

Muchos pensaron que era el colmo el llamado que le hiciera el comandante general de la Aviación a los oficiales de la fuerza, para que realizaran emprendimientos para hacerse de ingresos, pues el gobierno no contaba con recursos para cumplir con aumento de sueldos. Pero esto es un colmo mayor. Se trata de una institución cuyo objetivo es la búsqueda de la verdad, no de dineros para cubrir sus demandas.

Fácil le resultará a la dictadura la realización de la política que descarga en los funcionarios públicos y las instituciones la obtención de recursos para su funcionamiento, incluyendo sueldos y salarios. Ya eso es cotidiano. La inmensa mayoría de empleados públicos no vive de los emolumentos del Estado. Deben aplicar estrategias de supervivencia. Pero las instituciones no han llegado a ese nivel. Lo insólito es que haya candidatos que le abren los ojos al Gobierno para una salida concertada. De entendimiento.

Parece que ese perverso “sentido común“, impuesto por el neoliberalismo en el mundo, que lleva a la privatización de la Educación y la Salud, hace carne y conciencia entre candidatos a ocupar la silla de Vargas.

Por el contrario, debe levantarse el espíritu de pelea de los universitarios que, durante décadas, fue ejemplo para el pueblo venezolano en la lucha contra la privatización y por la gratuidad de la enseñanza.

Más que nunca se debe reivindicar que, en el cumplimiento de su papel, las universidades tienen que gozar de la más amplia autonomía y espíritu crítico, pues su razón de ser es la búsqueda de la verdad. Convertir en empresas a las universidades las aparta de ese espíritu. Sustituye el espíritu crítico por el empresarial. Sueño de los liberales, pero no de quienes apreciamos la universidad en su sentido filosófico, científico y transformador.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.