Actualmente se desarrolla una feroz lucha entre las potencias imperialistas por un nuevo reparto de un mundo ya repartido, para asegurarse territorios ricos en materias primas y minerales raros, con un marco legal que les permita explotar al máximo a la clase obrera, sin ninguna limitación por parte de los países débiles que están bajo su influencia. En este contexto hipócritamente no se escatiman recursos para difundir una concepción única de derechos humanos, sustentada en lo ideal y lo formal. Ideas que provienen desde las organizaciones como Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, entre otras. Se habla de libertad, como algo inmutable en contraposición a una óptica de lo real, lo concreto y lo social cambiante de la categoría “libertad”.

Entender la libertad del ser humano, como algo abstracto, desligado del desarrollo histórico de la sociedad y de las relaciones sociales de producción, niega las posibilidades de explicar cómo es posible que hombres y mujeres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y sin embargo millones de seres humanos nutren las estadísticas en las diversas categorías en que se clasifican los pobres del mundo. Son millones los despojados de los cacareados derechos de igualdad y dignidad que les otorga el sistema capitalista.

Según la concepción marxista, la libertad es el producto del desarrollo histórico de la sociedad. En los albores de su historia, el hombre era esclavo de la naturaleza. Luego, al penetrar las leyes objetivas de la naturaleza y al transformar la naturaleza, se emancipa poco a poco de esa esclavitud. Pero muy pronto, a la esclavitud natural viene a agregarse la esclavitud social. A medida que se desarrollaba la propiedad privada de los medios de producción y que se formaba la sociedad clasista, los hombres se convertían en esclavos de sus propias relaciones sociales.

Engels, más explícito, decía:

“¿No se sacrificaba el anhelo de la clase oprimida al de la clase dominante, sin miramiento alguno y “por imperio de las leyes”? (…) la igualdad de derechos está reconocida y sancionada. Lo está sobre el papel, desde y a causa de la burguesía (…)

Podemos observar entonces que la libertad no es inmutable y desligada de la lucha de clases, por el contrario, está íntimamente ligada a las contradicciones de clases de la sociedad. La historia nos muestra muchos ejemplos. Uno de los más claros es la historia de Haití. Cuando los esclavos haitianos asumieron el lema de la revolución burguesa de 1789 (libertad, igualdad, fraternidad), Pedro Domingo Toussaint LOverture declara la República Independiente de Haití (1804). Quienes habían aprobado la <strong>Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano</strong>, apresaron a Toussaint LOverture, y muere encadenado en una mazmorra francesa.

Haciendo un breve recorrido por los diversos períodos en que se proclamaron instrumentos legales de protección a los derechos del hombre encontramos los siguiente:

La Declaración de Derechos de Virginia, adoptada el 12 de junio de 1776, está considerada la primera declaración de derechos humanos moderna de la historia.

Proclama que todos los hombres son por naturaleza libres e independientes y tienen una serie de derechos inherentes de los cuales no pueden ser privados.

En 1791 Olympe de Gouges, proclamó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de las Ciudadanas, así fue como las mujeres entraron en la historia de los derechos humanos. Olympe de Gouges fue acusada de traición a la revolución siendo guillotinada el 3 de noviembre de 1793.

La libertad y los derechos humanos están íntimamente ligados con el poder para hacerlos respetar. No han sido gratuitos, ni por obra del azar. Otro ejemplo histórico es relacionado con la abolición de la esclavitud capitalista. La implementación de jornadas de ocho horas laborables, fue proclamada en 1886, en el Congreso Obrero de Baltimore en EEUU.

Hoy conmemoramos a nivel mundial, con excepción de los Estados Unidos, el 1ero de Mayo, como el Día del Trabajador. Es un homenaje a los mártires de Chicago, que en 1887 fueron ahorcados por el Estado por exigir el cumplimiento de la jornada laboral de ocho horas.

En 1917, con el triunfo de la Revolución Bolchevique, hubo un aumento de la calidad de vida del pueblo de la Unión Soviética. Los trabajadores comprenden que no son suficientes los derechos civiles y políticos.

En 1927, entra en vigor la Convención sobre la Esclavitud, que la prohíbe en todas sus formas.

El 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como respuesta a los horrores de la segunda Guerra Mundial y como intento de sentar las bases del nuevo orden internacional que surgía tras el armisticio.

La Asociación Americana de Antropología hizo críticas a la DUDH. Argumenta que, si bien se reconocen los derechos como individuos, no ocurre lo mismo como seres pertenecientes a una cultura, diferente a la Occidental.

El tutelaje ejercido por occidente coloca a pueblos originarios en condición de inferioridad cultural y atraso intelectual. Se les acusa de poseer una mentalidad primitiva.

No puede haber libertad individual ahí donde el pueblo, con el que el individuo se identifica, no es libre. No puede darse el desarrollo pleno del individuo mientras se le impongan creencias que demeritan la forma de vida de su cultura frente a la de quién detenta el poder.

Otros instrumentos promulgados fueron:

1950 Convención Europea de Derechos Humanos 

1966 los Pactos Internacionales de Derechos Humanos Pacto Internacional de Derechos Humanos y Pacto Internacional de Derechos Humanos, Económicos y Sociales. Este último dada la efervescencia de las masas trabajadoras que veían la diferencia de las leyes de la Unión Soviética, la ONU se ve obligada a reconocer estos derechos en este Pacto Internacional.

1969 la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que crean diversos dispositivos para su promoción y garantía.

1977 los países del llamado tercer mundo ante su desigual desarrollo nacional e internacional presionan fuertemente para que se reconozca desde la ONU la interrelación e indivisibilidad de los derechos humanos. Es así que mediante resolución 32/130 por fin se declara:

La plena realización de los derechos civiles y políticos, sin el goce de los derechos económicos, sociales y culturales resulta imposible; la consecuencia de su progreso duradero en la aplicación de los derechos humanos depende unas buenas y eficaces políticas nacionales e internacionales de desarrollo económico y social.

También exhorta a los países a ratificar los siguientes tratados a los que se han adherido.

Otra forma de clasificar a los derechos humanos es con las diferentes generaciones

Son derechos llamados de primera generación los derechos civiles y políticos reconocidos tras la revolución francesa de 1789. Son estos los que más reivindican desde el sistema capitalista

Los derechos económicos sociales y culturales, son los que conocemos de segunda generación. Han sido impulsados por las conquistas de los movimientos obreros y reconocidos por las Naciones Unidas dada la efervescencia de las luchas obreras, tras la revolución de la Unión Soviética que ya había promulgado esos derechos.

Los llamados derechos de tercera generación han sido desarrollados tras las guerras mundiales, como el derecho a la paz, a la autodeterminación, derecho a vivir en un ambiente sano.

A finales del  siglo XX se han desarrollados los de cuarta generación. Los derechos al acceso a nuevas tecnologías, derecho a la información, libertad de expresión en las redes sociales.

Así tenemos que la libertad, igualdad y dignidad, que nos entregan formalmente nos los arrebatan los dueños del poder. Mientras pisotean nuestros derechos de acuerdo a sus intereses, exhiben nacional e internacionalmente sus leyes, tratados y pactos a los cuales se han adherido o ratificados como demostración de buena voluntad. Los cuales permanecen en el papel como decía Engels.

Los derechos que el pueblo ha conseguido con sus luchas y sacrificios, con sangre derramada, no pueden dejarse perder en nombre de las Zonas Económicas Especiales, ni por la Ley Antibloqueo, como pretende el régimen de Maduro. Recordemos que los derechos humanos son irrenunciables.

Debemos sumar esfuerzos para la liberación de todos los presos polìticos, arbitraria e ilegalmente  detenidos por ejercer el derecho constitucional a la protesta. Asimismo, exigir que les sea devuelta su libertad y todos los derechos conculcados a los trabajadores injustamente secuestrados por defender los derechos laborales de la clase trabajadora. Estos derechos no han sido aprobados por la magnimidad de un sistema, ni por el espontáneo altruismo de los gobernantes de turno. Responden a grandes luchas, sacrificios, encarcelamientos, pérdidas de vida de la clase obrera, reclamos de los pueblos originarios de restitución de sus territorios usurpados.

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