La Médula del orden de todo régimen de dominación esta la superestructura jurídica que le es afin. Un arsenal de libritos, que por lo general en la época moderna se editan con nombres rubricados en pintura de color oro, le dan a los textos de Ley esa presentación elegante, que adorna las bibliotecas de los Magistrados. La majestuosidad de los recintos en donde despachan los Jueces de la República huele a limpio, todo brilla, todo esta milimétricamente ordenado. Una estatuilla de una dama ciega casi siempre adorna el escritorio. Es la imagen de la Justicia reinando en los templos de la Ley, en donde se premia a los obedientes y se condena los insubordinados. Es la jefatura toda la organización represiva del Estado. Allí no llega el hedor de los calabozos donde se pudren los parias. Allí no llegan los gritos de los torturados por los sádicos y esbirros contratados por el régimen para garantizar que continúe interminablemente la Paz. Esa paz que ha permitido sin mayores tormentos el saqueo de las riquezas nacionales y el reparto de populismo en los últimos 15 años de desventura republicana.
En la medida que avanza la degenaración humana que produce la explotación capitalista, con sus particularidades nefastas administradas por el régimen despótico que vivimos y sufrimos los venezolanos, se hacen insoportables las contradicciones en el seno del cuerpo social. Los que sufren la explotación y el atropello se alzan, se insubordinan, se rebelan. En el trajinar histórico de la dominación, desde antes, los explotados se organizan, se agrupan y asumen un símbolo, una insignia, una divisa que sintetiza una trayectoria, una postura en la historia para la historia, unas siglas cuyo significado no cabe ni en un individuo, ni en un discurso, ni en un solo libro ni en solo momento: es una épica silente que indefectiblemente, mientras exista un aliento humano de dignidad, trascenderá a sus propios mentores, a sus propios artífices, a sus propios cultores; también a sus detractores, y sobrevivirá al ostracismo cobarde de los regentes mediáticos, a la ofensa de los impostores; eso es @Bandera_Roja: Un símbolo de la rebeldía infinita y permanente del pueblo venezolano.
En las circunstancias lamentables que vive nuestro país, donde el cáncer de la corrupción ha invadido vorazmente todas las instancias y todos los resquicios de la estructura del Estado, en proporción justamente democrática, el Poder Judicial principalmente se destaca con sus más diligentes Magistrados en una tarea que parece accesoria a la misión general de la Justicia. Pero no, dada la bancarrota moral; se convierte en una cruzada de colosal importancia. La Ley, en un momento trágico como este, debe acudir con suma majestuosidad a proporcionar el más duro y cruel castigo a los desobedientes y a premiar a los mas ruinosos santos obedientes al régimen, que acuden ante los Tribunales de la República a denunciar los infractores: es el momento en que la justicia debe lucir su más consistente labor policíaca, para elaborar un libelo con una sentencia de castigo para los jóvenes rebeldes, alzados contra el gobierno, que se atreven incluso a desalojar a los maleantes de la Academia Universitaria; y otro libelo con una sentencia que premie a los agentes quinta columna que arrebatan unas siglas para medrar en los escenarios de la farándula proselitista y hacer rutina en los protocolos; terminando por su ignorancia y por su desidia como un adorno más en el amplísimo repertorio de las franquicias que hacen comparsa política al régimen.
Nada más oportuno que los impostores de cualquier laya para un montaje justiciero al estilo de los «realityshow» de moda en la televisión actual; si la víctima bañada en sollozos se abalanza sobre el Juez en el momento crucial del fallo, la escena se tornara conmovedora. Diosdado ya eligió a la Dirección de la «Bandera Roja» haciéndole favor a una camarilla que no estaba ni está en capacidad de afrontar la dura tarea de construir partido revolucionario en estos tiempos de cárcel y veto para los insubordinados. Una dirección que a su juicio se parece, aún sabiendo que no es. Todos los buenos policías del gobierno saben que los auténticos militantes de Bandera Roja, ni antes ni ahora, corren a colaborar con la policía destruyendo la organización, facilitando su escarnio, confundiendo y engañado. Tal vez esta camarilla puede conducir a algunos improvisados por el sendero de la obediencia y el buen comportamiento frente al régimen; así lo anunció Diosdado en su programa y no sería una sorpresa que estos personajes fuesen protagonistas de una escena dramática en donde algún capo del régimen haga el honor de entregar en un capítulo televisivo las credenciales de Bandera Roja a ese grupo impostor; se habrá entonces realizado la justicia.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) puede designar por ordenes de Diosdado a un Presidente, un Postulante, un Jefe o un Comité Político para Bandera Roja u otro partido a su entera satisfacción. El asunto no estriba en la insignia, en el símbolo; la realidad histórica es más compleja, más exigente: Bandera Roja tiene una trayectoria, una historia, un significado con el cual es difícil traficar. Bandera Roja tiene una militancia y parte de esa militancia está sembrada en las páginas gloriosas de lucha emancipadora y revolucionaria del pueblo venezolano. Sus auténticos jefes nunca han vacilado, nunca se han prestado al manoseo de los funcionarios policiales de ningún tipo. Se han ganado sus puestos librando debate, en las aulas, en los locales sindicales, en las calles y también dejando huellas en los caminos de este país, cumpliendo abnegadamente con las tareas asignadas por el quehacer de la lucha. Eso en estos tiempos no es una conducta fácil, no es practica cómoda; en estos tiempos es posible que los Magistrados del TSJ te nombren jefe de una organización política revolucionaria y seguramente esa función no sera gratuita. Pero la dignidad, el honor y el prestigio como hombres y mujeres de lucha jamas vendrá endosado en un libelo de la sentencia arreglada en los salones perfumados del poder judicial venezolano por ordenes de la cúpula corrupta del régimen; porque esa Sentencia en el mismo momento en que le asigne las siglas a esta camarilla; los expulsa de la realidad del pueblo venezolano donde siempre estará presente Bandera Roja.
Víctor Partidas
Secretario General de Bandera Roja – Aragua
Miembro del Comité Político Nacional