Los venezolanos nos hemos acostumbrado a los malos tratos institucionales. A no ser atendidos y escuchados. Al poder altanero, que humilla e intimida. Por eso sorprendió gratamente la cordialidad y el trato amable del personal de la Embajada de México en Venezuela, y en especial del Embajador Leopoldo de Gyves. Son consideraciones que se agradecen profundamente, en especial por su escucha atenta y su genuino interés en conocer las historias de los presos políticos que le narrábamos.

Con un grupo de familiares y amigos solidarios, el día 19 de diciembre manifestamos frente a la Embajada de México, por un diálogo que priorice la libertad de los presos políticos. Jenifer Quintana, Rafael Tarazona y yo, en representación del grupo, fuimos atendidos por el Embajador. La calidez y cercanía, caracterizó la reunión.

Su atenta escucha quizás lleva la impronta de ser hijo de Mayor Polo, un destacado luchador social mexicano que vivió dos veces la prisión política y considerado un emblemático preso de conciencia. También su propia lucha, su encarcelamiento y las torturas sufridas y toda una vida dedicada a conquistar cambios sociales y políticos. Mi percepción es que mostraba la natural actitud democrática de quien se ha rebelado contra la injusticia.

Nosotros fuimos a explicar la realidad de los presos políticos en Venezuela. Y a decir que si todo proceso de diálogo ha de mostrar voluntad democrática, por ende, la libertad de los presos políticos debía ser uno de los puntos prioritarios. La “reconciliación y la paz” como objetivo de la mesa técnica, solo es posible si se liberan a los presos políticos. No puede haber democracia con presos políticos.

Expusimos que solicitamos una Amnistía General para estas Navidades 2022. Solicitamos de México, como país hermano, su solidaridad y el apoyo que puedan brindar para lograr solidaridad y un sentido de humanidad. Y es que hay un factor común en los 300 presos políticos de Venezuela: la injusticia y las terribles condiciones de prisión. Ninguna aprehensión se ajusta al debido proceso.

Expusimos al Embajador Leopoldo de Gyves y a Ismael Hernández (encargado de asuntos políticos de la Embajada de México), la diversidad de irregularidades cometidas en las detenciones, encarcelamientos y procesos judiciales presentes en todos los casos.

También le comunicamos el sufrimiento que significa para sus familiares, el fuerte impacto, tanto emocional y psicológico como económico. El dolor de tantos hijos con sus padres detenidos sin haber cometido ningún delito. Le explicamos que madres, padres, esposas, esposos, hermanos, hijos deseaban intensamente en estas fechas decembrinas tener una Navidad sin presos políticos. Son más de mil personas que anhelan tener el abrazo navideño de sus familiares en casa.

El máximo representante escuchaba con atención y eventualmente preguntaba para conocer con mayor profundidad los casos. Rafael Tarazona habló de su hermano, Javier Tarazona, director de Fundaredes y de su propia detención. Le expuso la infinidad de trámites y el pronunciamiento de instancias internacionales a favor de su hermano y las exigencias por su liberación. También le describió lo absurdo de su detención. Siendo que fueron hostigados y perseguidos, al denunciar estos hechos en la Fiscalía de Coro, y terminaron detenidos.

Respecto al caso de los luchadores sociales, encarcelados en una razzia represiva que ocurrió entre el 4 y el 7 de julio, expusimos el contexto en que se dieron tales detenciones. Un gobierno que simula ser socialista, en lugar de escuchar al pueblo que padece graves penurias a causa de una grave crisis humanitaria -de la cual ese mismo gobierno responsable-, apresa a sus dirigentes cuando legítimamente protestan.

Explicamos que en el periodo en que son detenidos, existía una fuerza social que se estaba articulando y que manifestaba en contra de tablas salariales de hambre. Luchaban por mejoras en sus condiciones de vida.

Le explicamos que los 6 luchadores sociales son sindicalistas, dirigentes políticos y líderes de sus comunidades. Que tienen en común su dedicación a la lucha por una transformación social y un cambio político que genere un verdadero bienestar colectivo. Y que ese es el fondo de su detención: frenar con represión el avance de una fuerza social conformada por trabajadores que protestaban por sus derechos laborales y que demostraba lo antipopular del gobierno. Las personas tienen derecho a luchar por salir de la crisis, por lograr un cambio que permita un desarrollo para el país, le manifestamos.

También expusimos la crisis humanitaria, los salarios miserables y cómo eso afectaba a tantas familias. La condición de pobreza de los pensionados, la situación de los servicios insuficientes, en especial algo tan vital como el agua.

Se describió la situación hospitalaria, así como también le comunicamos sobre el cerco mediático y la violación a la libertad de expresión. Ello constituye el contexto del descontento, de la disidencia, de la protesta que el gobierno pretende callar con represión y encarcelamientos.

Todos los 300 presos políticos está detenidos por querer cambiar ese estado lamentable en el que se encuentra el país. A muchos de ellos les han creado delitos que no existen, están prisioneros sin pruebas y en sus expedientes no existe nada que sustente sus acusaciones. Tal es el caso de los luchadores sociales. Describimos detalles de sus vidas y cómo además eran organizadores, transformadores y defensores de los derechos de los venezolanos; personas que aportaban a la sociedad.

En este punto el embajador nos pidió el número de expediente de ambos casos, se lo anotamos en el documento que entregamos.

Un elemento relevante que hicimos del conocimiento del embajador es la tendencia política de 5 de los luchadores detenidos, le notificamos que eran de eso que llaman el campo de la “izquierda”. Inmediatamente se nos preguntó de cuál partido eran Reynaldo Cortés, Alcides Bracho, Alonso Meléndez y Néstor Astudillo. Son militantes de Bandera Roja. También la amiga Jenifer aclaró que Gabriel Blanco había sido de BR desde muy joven. Ismael nuevamente anotó, el embajador también.

Desde un principio, la acogida inspiró apertura, la escucha atenta del Embajador, y sus anotaciones puntuales demostraban su interés ante nuestra exposición. Nos preguntó si habíamos buscado, además de la Plataforma Unitaria -con quienes se reunieron los familiares el 14 de diciembre pasado-, conversar con la otra parte del diálogo. Es decir, el Gobierno. Rafael Tarazona expresó que lo ha intentado y que no hay acceso. Aclaramos que públicamente y en forma reiterada se había solicitado al Fiscal General y en la Defensoría del Pueblo, hacerles conocer los casos por cuya libertad luchábamos y que no se había obtenido respuesta.

La conversación fue larga. Duró casi hora y media y tocamos diversidad de temas nacionales. En el transcurso de la misma, el Embajador Leopoldo de Gyves solicitó tomar unas fotos y nos notificó que harían un informe sobre esta reunión y lo expuesto, para presentarlo a la cancillería mexicana.

Terminó expresándonos su agradecimiento por la confianza hacia México y su embajada en Venezuela. Entre otras cosas, recogemos unas palabras que dijo el Embajador al concluir: «La democracia implica respeto por los derechos humanos».

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