Una de las medidas generalizadas y promovidas por los países en todo el mundo, que es estimulada por profesionales de la salud y medios, es #QuédateEnCasa. La mayoría de las publicaciones en las redes llevan la recomendación. Venezuela asumió rápidamente esta recomendación e insiste en que toda su población la cumpla.
Pero, ¿es realmente esta medida una posibilidad real para toda la humanidad en este momento? Cuando recomendamos a las personas que se queden dentro de sus casas y respeten esta cuarentena, lo hacemos en la creencia firme de que todas las personas, en nuestro caso en Venezuela, tienen casa dónde vivir, y que además esa casa tiene las condiciones necesarias para que éstas se queden dentro de ella a resguardarse con seguridad de la pandemia, y poder sobrevivir a ella. Damos por hecho que para todas las personas su casa es un lugar seguro.
Tenemos una idea de casa u hogar que incluye condiciones tales como una construcción acabada con espacio suficiente, habitaciones para sus integrantes, baños, mobiliario suficiente y cómodo; servicios como agua, luz, lugar para almacenar comida para varios días, gas, internet, comida variada, materiales de limpieza, equipos para entretenimiento (tv, radio, computadora, juegos…) y cualquier otro elemento que forme parte de la idea de casa que tenemos internalizada y generalizada. Una lee las recomendaciones y sugerencias para sobrellevar esta cuarentena y todas van dirigidas a quienes tienen casa, además equipada con esas comodidades.
Pero eso es solo la idea de casa que tenemos en la mente, es la forma idealizada de la palabra Casa, y una manera inconsciente de no mirar la realidad tal como se nos presenta. La realidad es muy diferente y de esta pandemia, lo que tiene seguro una buena parte de la población es el virus, ya que sus más importantes recomendaciones: el quedarse en casa, usar tapabocas y guantes, lavarse las manos con agua y jabón varias veces al día, etc., son casi imposibles de respetar por una muy importante parte de la población.
En Venezuela existe un déficit de viviendas, según la proyección para el año 2016 del Censo de Población y Vivienda 2011, de 2 millones 500 mil viviendas. El 93% de las familias sin viviendas no pueden adquirir las casas que necesitan. Cuando se le dice a estas familias que se queden en casa, ¿qué es lo que se les está pidiendo? ¿Cómo podrán quedarse en casa? ¿En cuál casa se van a quedar? ¿En qué condiciones sobrevivirán a esta pandemia?
El Covid19 esta provocando unos costos negativos añadidos para las familias venezolanas más pobres, porque la privatización de los servicios de Salud, impulsada por la política de abandono del financiamiento de la Salud Pública, hoy nos muestra su peor rostro. Una población que aún no logra manejar la profunda crisis económica, política y social que se vive en Venezuela está en las peores condiciones para asumir su responsabilidad ante esta emergencia mundial.
Según datos del INE, la familia venezolana por vivienda ocupada incluye a 3.9 personas. Lo que nos habla, tomando en cuenta que hay un déficit de 2 millones 500 mil viviendas, de un promedio de 9 millones de personas que no tienen casa. Y están expuestas con alta vulnerabilidad al Covid19.
Los países que están manejando con éxito la pandemia, combinan la aplicación masiva de Test de Covid19 y el distanciamiento social, quedándose en casa la mayoría de la población. Se impone a la población venezolana su deber de exigir la aplicación de pruebas diagnósticas de manera masiva y el apoyo real a la población para poder realizar un distanciamiento social efectivo; apoyo con entrega de alimentos y medicamentos de forma regular y suficiente, aislamiento en lugares adecuados a las personas infectadas, detección temprana de posibles contagios, reforzamiento de hospitales públicos con equipos, insumos y personal de salud y atención especial para población infantil y de tercera edad. Solo así pudiéramos salir librados de esta batalla, desigual como todas las batallas de una sociedad desigual.