Cuando una bala trazadora fulgurante atravesó rasante el cielo negro en Tierra de Nadie, alumbró a una fila de gente que corría a esconderse en el Hospital Universitario de Caracas. Por esa bala supieron que la plomazón estaba más cerca de lo que se oía. Unas 300 personas estaban esperando las armas para la insurrección.
En Caracas, a finales de 1991 Bandera Roja (BR) había dirigido durante varios meses el entrenamiento en orden cerrado y manejo de armas para unas 600 personas en su mayoría jóvenes. Algunos cursos se hicieron en los auditorios naranja y azul de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV durante madrugadas y fines de semana.
Los comandantes Hugo Chávez, Arias Cárdenas y el exguerrillero Kleber Ramírez no habían logrado estimular un estado de convulsión social propicio para un alzamiento, pero los Capitanes habían recurrido a BR para que asumiera esa labor. En octubre de 1991 comienza un levantamiento de protestas en todo el país y solo en una semana los universitarios dejaron en las calles más de 70 camiones incendiados y gran cantidad de heridos y detenidos en diversas protestas.
Un Comandante. En diciembre de 1991 se realiza una reunión en La Guaira para planificar la operación militar. Entre los tenientes estaba Diosdado Cabello. «Podemos hacerla sin José María», dice un Capitán. Gabriel Puerta, fundador de BR, les pregunta: ¿Y a cuál comandante van a poner? Varios respondieron: Arias Cárdenas. Puerta los fulminó diciendo: ¿Y Chávez se le va a subordinar? El silencio fue la respuesta. La operación seguía su curso inicial.
En aquella reunión se estableció con claridad que el Presidente sería Hugo Chávez, a oídos de quien llegó aquella discusión de forma “particular”. Nunca más hubo confianza entre los alzados.
El Pacto de San Antonio. “José María no viene”, dice el teniente Alejandro Andrade. Estaban esperando comenzar la reunión en casa de una alta funcionaria del gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP) en San Antonio de Los Altos. “Coño, cómo un Comandante no va a resolver un peo de un carro para venir”, dijeron varios oficiales.
Andrade explicó que se había accidentado en la carretera. K. Ramírez, Puerta, Carlos Hermoso, Eustoquio Contreras, los jefes militares del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) y de BR, junto a los capitanes Noel Martínez Rivero (Guasipati), Ronald Blanco La Cruz, Antonio Rojas Suárez y los tenientes Diosdado Cabello y Andrade, estaban todos aquella tarde de enero. Era el mando político y militar de los alzados. Solo faltaba Hugo Chávez (José María).
Luego del acuerdo unánime sobre el programa de gobierno (patriótico, democrático y popular), llegaron a la conclusión de que la operación debía ser lo antes posible. “Eso generó una fricción con José María”, recuerda Puerta. Los civiles argumentaron que ya no podían resistir más los combates callejeros que se habían desatado en todo el país y se acordó definir una fecha conjunta. Puerta y Hermoso esperaron hasta las 5:00 am, pero José María no llegó.
El video. Rojas Suárez, Blanco la Cruz, Cabello, Andrade (quien llevó las banderas de todas las fuerzas), Hermoso, Contreras, Ramírez, Puerta y el sargento técnico Freites, estaban en Caracas con otros oficiales en la casa de un General de División de las FAN activo.
Un muchacho dirigió el montaje. Las banderas, la mesa y el orden de los oficiales y civiles. La cámara en el trípode y a tiro. Todo simulaba a Miraflores. Grababan la lectura de los cinco decretos y el programa de salvación nacional que iban a transmitir desde Venezolana de Televisión. José María y Pancho (Arias Cárdenas) no llegaron a aquella grabación.
El irresponsable azar hizo que aquel chamo, ingeniero recién graduado, quemara asustado todas las cintas cuando vio a Chávez rendirse por televisión. Ahora, hoy cineasta, está arrepentido de haberlas quemado.
Horas previas. “La operación arranca esta noche”, dijo Rojas Suárez. “Vamos a Fuerte Tiuna”. En el encuentro con Hermoso y Puerta en El Paraíso a las 2:00 pm les pidió un carro para entregar los fusiles, entonces Puerta le dijo sorprendido: “Pero si esa vaina ya la entregamos”.
Uno de los edecanes de CAP que estaba en el movimiento se comunicó para decir que no había seguridad de llegar esa noche. Había una nevada en Nueva York y la escala de CAP se complicaba. Puerta también recibió la información y les dijo a los oficiales: “ninguna operación puede montarse con una duda de ese tamaño”.
Héroe sin batalla. José María debía consolidar los objetivos militares en Caracas con una tropa de asalto de 300 hombres. El 4F un tanque se empinaba sobre las escalinatas de la entrada principal de Miraflores. Desde el Museo Militar la vista era impecable. Capturaron la camioneta de comunicaciones, pero Cabello había ordenado al maestre, Santos Fernández, instalar una antena repetidora para radios punto-a-punto alternativos. La longitud de transmisión alcanzaba los 32 kilómetros y cada uno de los jefes, incluyendo a José María, tenía uno, pero desde el Museo Militar nadie se comunicó.
Los Capitanes no lograron controlar el parque de armas de Fuerte Tiuna. Chávez dio entonces la orden de entregar unos 300 fusiles y pistolas con municiones en el 23 de Enero pero ninguno de los grupos que reciben el armamento conocía ninguna de las fases de la operación.
300 civiles desarmados corrían aquella madrugada por Tierra de Nadie en la UCV a esconderse en las habitaciones del HUC. El golpe había fracasado.
GORILAS
Nicolás Maduro y otros dirigentes de la Liga Socialista rechazaron la oferta de participar en la asonada junto a los civiles bajo el argumento de que “todo militar es gorila”. Carlos Teixeira, para entonces amigo del actual Presidente, lo consigue manejando un Metrobus el 5 de febrero, “como si nada”.
LOS AUSENTES
Los embarcados. En toda Caracas había más de 800 personas desplegadas en diversos puntos y entrenadas por civiles que participaron en el levantamiento. Sin embargo, quienes recibieron las pocas armas distribuidas no estaban suficientemente involucrados o no conocían el plan.
Elías Jaua, Blanca Eekhout y un grupo de militantes de BR dirigidos por Daniel Hernández, en diciembre de 1991 renuncian a BR y a participar en el levantamiento bajo el argumento de que eran “militares de derecha”.
5 Tanques sin apoyo. Los Comacates encargados de la toma de Miraflores ejecutaron el plan acordado pero no recibieron tropa de refuerzo al mando de Chávez. Gracias al general Iván Carratú Molina, CAP se fugó por los túneles y sin escolta.
LOS DOCUMENTOS SECRETOS
Los decretos iniciales que habían sido discutidos por los civiles y militares líderes del golpe, contaron con la consulta de juristas como Fabián Chacón, para entonces cercano a BR.
Líneas de Gobierno
Gabriel Puerta Aponte, Klever Ramirez y Carlos Hermoso, dibujaron las líneas de lo que sería el gobierno de “Salvación Nacional” con los Comacates.
Borrando la historia
Varios documentos, incluso con rúbricas de varios oficiales y civiles, fueron saqueados del cubículo del profesor Carlos Hermoso “por agentes del actual gobierno que trabajan en la UCV”.
Trabajo publicado en la Edición 40 Aniversario del diario 2001
Por: Jesús Noel Hermoso Fernández @Jesus_Hermoso