Dirigentes sindicales de distintos sectores económicos han protestado en las adyacencias del Ministerio de Trabajo extendiendo pancartas y carteles, coreando consignas, plantándose firmemente, mientras funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana custodian las rejas de la entidad ministerial frente a la Plaza Caracas, portando armas de fuego.

Los trabajadores se organizan en las calles y en sus centros de trabajo con una firme exigencia: respeto a los contratos colectivos, violentados por el Ejecutivo que a través del incremento de salario anunciado el 17 de agosto, tomó decisiones unilaterales para acortar beneficios y disminuir los ingresos estipulados en las tablas y tabuladores acordados en el último año.

Se trata de un derecho consagrado en la Constitución y ganado mediante largas y amargas horas de negociación entre patronos y obreros. La contratación colectiva es la única ley que no es elaborada por el Poder Legislativo.

Pedro Arturo Moreno, dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), señaló que el denominado “tablazo” constituye una afrenta directa contra los derechos históricos de los trabajadores.

“Prácticamente se trata de la eliminación de las escalas y los tabuladores, dentro de las diversas funciones de las instituciones de la administración pública o la empresa privada. El gobierno, al decidir sobre el salario y sobre acuerdos ya definidos, amenaza directamente a la propia contratación colectiva y a la función sindical”, explicó Moreno.

Marcos Rojas, dirigente de los trabajadores del sector de la construcción, comentó que la clase obrera y oficiales reclamarán ante las autoridades los beneficios que les corresponden.

“Nosotros vamos a empezar a reclamar ante la Cámara de la Construcción y ante el gobierno todos los beneficios que nos corresponden como trabajadores. Hacemos un llamado a todos los sindicatos a nivel nacional para unificar esfuerzos por la defensa de los trabajadores, y los que no quieran defender los derechos de los trabajadores, que se hagan a un lado”, aseveró Rojas, durante una reunión de reestructuración del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción.

Unidad de luchas

Para luchar por sus derechos laborales, la organización de los trabajadores ha sumado diversos sectores de la economía en Venezuela, entre personal de la empresa privada y empleados públicos.

Pablo Zambrano, dirigente nacional de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetrasalud), llamó a organizar una protesta nacional en defensa de la contratación colectiva. Aseguró que trabajadores de distintas áreas e ideologías políticas se han sumado a las acciones de calle en los centros de trabajo.

“Ni el hambre ni la pobreza tienen ideología. Ante este hecho llamamos a una protesta nacional en defensa de nuestra contratación colectiva, al que se han sumado profesores, eléctricos, empresas básicas y todos los trabajadores del país”, apuntó Zambrano.

A los trabajadores los acompañan sectores de la juventud y organizaciones políticas como el Congreso Nacional de Juventudes. Sairam Rivas, dirigente estudiantil, aclaró que las medidas no solamente afectan a los obreros y sindicatos, sino a toda la sociedad venezolana.

“A muchos jóvenes no se les reconocerá su especialización profesional y esto les afectará directamente. Esto es un golpe al salario y nosotros como juventud vamos a acompañar las protestas de los trabajadores e incentivaremos las luchas en los diferentes sectores en los que estamos”.

Pedro Arturo Moreno explicó que los dirigentes sindicales y políticos deben sumarse a la organización de una gran huelga nacional por reivindicaciones económicas y un cambio político.

“Debemos prepararnos para una huelga nacional, donde reclamaremos nuestros derechos laborales y la necesidad de que nuestro salario esté amparado bajo una inversión productiva que implique que nuestra economía se desarrolle. El ejercicio del derecho a huelga está amparado en la Constitución. Pero no se decreta. Hay que construirla pacientemente porque nos vamos a plantear el problema del tablazo y del paquetazo, pero también un cambio de gobierno”.

El júbilo que pudieron haber experimentado los trabajadores del país, al ver incrementado su salario, fue rápidamente barrido por la hiperinflación que sufren todos los venezolanos, fenómeno económico que el Fondo Monetario Internacional estimó que podría ser de 1.000.000% para fin de año.

Economistas rechazaron el aumento y aseguraron que afectaría negativamente a la pequeña y mediana empresa. 120.000 empresas pequeñas y medianas tienen serias dificultades para asumir el nuevo salario, y hay temor entre los comerciantes por la “promesa” del gobierno de costear los ingresos de los trabajadores durante los próximos tres meses.

En el ambiente hay ciertas reminiscencias de las luchas obreras venezolanas del siglo XX. El grito con el que se alzaron los trabajadores petroleros en la primera huelga venezolana de 1936 en contra de la explotación extranjera desmedida resuena en las calles, en los pasillos de los ministerios, en las fábricas del territorio nacional.

Oficialistas y opositores caen en el mismo criterio: Solo la organización y la lucha arrancarán mejoras económicas y sociales del patrón Estado, necesarias para la subsistencia en Venezuela y cumplir lo que dicta la Constitución: que el salario permita una vida digna.

Tomado de El Nacional Web

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