Fue un Primero de Mayo, en 1886, cuando una avanzada valiente y decidida de la clase obrera realizó una gesta histórica y abrió paso a uno de los cambios más importantes contra la explotación y opresión de las clases dominantes: ocho horas para el trabajo, ocho horas para el descanso y ocho horas para disfrutar la vida. Lamentablemente, en el mundo convulsionado por los intereses del capital, hemos retrocedido. La clase obrera hoy tiene menos libertad y más explotación.
El poder del Estado, todas sus instituciones, los esquiroles, en confabulación con las patronales, respaldados por la fuerza de las armas, aplastaron a sangre y fuego aquella lucha de la clase obrera por conquistar mejores condiciones para su vida. La muerte en la horca y la cárcel fue el castigo aplicado para quienes se atrevieron a alzar su voz contra el despotismo. Vale mucho recordar esta lección hoy en Venezuela, cuando el poder económico, aliado con el Estado, somete a los trabajadores a la peor calamidad vivida a lo largo de nuestra historia como país y los condena a la cárcel, a la miseria y al exterminio.
La causa de los trabajadores venezolanos hoy es la causa de toda la nación. Reconstruir desde las ruinas la economía nacional, para retomar el camino de la industrialización, de la apropiación soberana de nuestras materias primas para sumar el valor del trabajo, dentro de nuestro país, impulsar la producción de riqueza, es la gran tarea de los trabajadores venezolano. Constituimos la mayor y mejor garantía para retomar un sendero de prosperidad para nuestro país como un propósito totalmente posible. Abolir democráticamente el régimen responsable de esta debacle que sufrimos se hace impostergable. Bajo su mando estamos condenados a la miseria. Es necesario que unidos y movilizados conquistemos un nuevo orden, un nuevo gobierno que se centre en un programa de reconstrucción económica, apuntando a una justa distribución de la riqueza nacional, a favor de los trabajadores y el pueblo en general.
Los trabajadores hemos sido testigos y víctimas de un grave saqueo y destrucción de nuestro país. El show de supuesta justicia contra los corruptos es un anuncio tardío y falso. El mal está hecho, nada podrá resucitar a las miles de víctimas. Miles de connacionales han caído en la fatalidad dentro y fuera de nuestras fronteras y más de ocho millones han tomado el rumbo del destierro, forzados a buscar la supervivencia en otras latitudes. Principalmente nuestros jóvenes han cruzado el suplicio de la emigración para huir de su propia patria, donde se les ha cercenado toda esperanza.
Sin embargo, los responsables de esta tragedia pretenden perpetuarse en el control del Estado sin legitimidad alguna. Es un momento difícil. La oscura sombra de la opresión cubre nuestra patria.
Pero todo el poder económico de las patronales y la amenaza de la bota militar no anulan nuestra fuerza. Esta nos convoca a la mayor unidad de los trabajadores y de todo el pueblo para lograr un nuevo rumbo. Este noble propósito debe unirnos, sólidamente. Nos debe unir la posibilidad cierta de romper con el vasallaje al que se nos condena y emprender la noble tarea de abrir un camino a la grandeza de nuestra patria. Nuestra historia está llena de eventos heroicos en los que la unidad del pueblo ha derrotado las tiranías y ahora no será diferente.
Este Primero de Mayo, cuando en todo el mundo se conmemora la gesta heroica de los obreros de Chicago en 1886, los trabajadores venezolanos rendiremos el honor merecido a esos valientes hombres de nuestra clase y marcharemos. Tomaremos la calle para demostrar nuestra determinación de continuar la lucha inmediata por las exigencias contempladas en el Pliego de Demandas que hemos levantado, donde destacamos la exigencia del salario vital constitucional, la atención al caos que atraviesan el sistema de salud, la educación y la vivienda. La homologación a salario vital de las pensiones y jubilaciones, así como la restitución de las prestaciones sociales. La exigencia de libertad plena a los trabajadores y dirigentes obreros sometidos a la cárcel por exigir sus derechos conculcados, la seguimos levantando y ratificando con firmeza.
La Unión de Trabajadores Revolucionarios (UTR) se asume convocada, con los mejores dirigentes de nuestra clase, a consolidar con mayor ímpetu la unidad de toda nuestra clase trabajadora. Emprender desde ya la organización que se preste a contribuir, articulados palmo a palmo desde todos los rincones del país, con la expulsión democrática del gobierno de los responsables de la tragedia que vivimos y constituirse como la base de respaldo activo para un proceso de reconstrucción nacional, en la perspectiva de conquistar una nueva democracia y el bienestar que merecemos.
¡Con nuestra fuerza y nuestra lucha, los trabajadores conquistaremos la victoria!
¡Viva el Primero de Mayo!
¡Viva la Clase Obrera!
Unión de Trabajadores Revolucionarios (UTR)
¡Fuerza de clase para avanzar y vencer!
1ero de Mayo de 2024.