El pasado viernes 10 se consumó el fraude más gigantesco de la era republicana contra el pueblo venezolano. Se ha pisoteado el principio fundante de una República, pues ya los ciudadanos no son quienes eligen a sus gobernantes. No se han guardado ni las formas: la democracia ya ni siquiera es una farsa.
Una dictadura abierta, corrupta y despiadada quiere seguir al mando de nuestro país, apoyada en la violencia continuada y en el total irrespeto a nuestra Carta Magna. Las instituciones —quizá este nombre ni siquiera les corresponda— han sido copadas y en coro oprobioso aplauden la afrenta contra el pueblo. Hitler, Pinochet, Mugabe y Jaruzelski estarían supremamente contentos de apoyar el írrito e inconstitucional juramento de NMM como presidente.
La lucha por conquistar la democracia y dar vigencia plena a la Constitución reinicia una senda ya conocida, pero con la cual no hemos sido suficientemente consecuentes en todos sus aspectos. Nos urge: (i) consolidar una poderosa UNIDAD NACIONAL, para socavar las bases de sustentación de la dictadura, (ii) dar organicidad a un fuerte MOVIMIENTO ASAMBLEARIO en las bases de la sociedad, para seguir luchando por libertades democráticas y por la supervivencia digna de la población, y (iii) establecer una correcta ESTRATEGIA UNITARIA, cual paraguas protector, que dé cauce al torrente de indignación y rabia que carcome el espíritu de los hombres y mujeres de buena voluntad para quienes nuestra patria es Venezuela. No se puede pasar la página. No. La historia no lo perdonaría.
De lo vivido en los últimos días, debemos extraer las lecciones que nos ayuden a enfilar mejor nuestros esfuerzos y nuestros ánimos. No podemos convertirnos en cazadores de gazapos, ni en jueces de errores ya evidentes. Los venezolanos no estamos desmoralizados frente a las agresiones cada vez más abarcantes del régimen. El errar es de humanos, pero de sabios es corregir. Lo más honesto, lo más genuino y lo más noble del pueblo venezolano tiene ese reto por delante: desplazar la dictadura y abrir las vías para la reconstrucción de un país grandioso, democrático, justo y de brazos abiertos.
Nuestra esperanza no puede descansar ni en dictámenes y decisiones unilaterales, ni en las intervenciones del extranjero: nuestro pueblo tiene que elevar sus potencialidades para conseguir su propia liberación. Quedó demostrado que crear falsas expectativas no sirve a la causa democrática. Que debemos ser francos y sinceros cuando convoquemos al pueblo a luchar. Estamos desafiando a una mafia con raíces y apoyos no en el pueblo, sino en los explotadores, en poderes imperialistas, en gobiernos antidemocráticos y antipopulares, en una falsa fraseología “izquierdizante”, en un discurso engañoso y en fusiles de crueles matones y corruptos. Esto no puede ocultarse.
Quienes luchamos por la libertad y la democracia contamos con un pueblo que mayoritariamente les ha dado la espalda a los tiranos, un pueblo libertario que no baja la cerviz ante la indignidad. Contamos con la fuerza de la verdad y con las armas de la justicia social y la soberanía popular. Contamos con el apoyo sincero de pueblos y gobiernos que reclaman su autodeterminación, que rechazan el coloniaje y la sujeción a poderes imperialistas. Contamos con los jóvenes despiertos, con la reciedumbre de valientes hombres y mujeres que desafían las amenazas y los chantajes, con los experimentados y arriesgados pensionados y jubilados. En fin, con un pueblo que se niega a doblegar frente al oprobio.
Así como los capitostes del régimen —con la ayuda maestra de sus congéneres rusos, cubanos, chinos e iraníes— han aprendido sobremanera a conjugar el arte del engaño, el chantaje y la trampa con el garrote, el veneno y la cárcel, nosotros estamos obligados a aprender a luchar contra este entramado perverso, inhumano y delincuencial. Calificarlos con una ideología es hacerles un gran favor: son unos malhechores usufructuando del botín mal habido, del anterior engaño carismático, del discurso melifluo y sinuoso de las serpientes…
El sol se ha puesto a las espaldas de la dictadura. Pero la brillante luz aún no alumbra los caminos de la resistencia. Lo principal es no desesperarse ante el despliegue intimidatorio que busca paralizarnos. Reorganicemos nuestras fuerzas, reforcemos nuestra confianza y escojamos los mejores caminos. Así, construiremos una victoria frente a la camarilla gubernamental que se apoltrona para disfrutar de los bienes y riquezas de los venezolanos.
¡UNIDAD del pueblo para salir de la dictadura!
¡Por una Venezuela libre, democrática y soberana!
¡Libertad para todos los presos políticos!
¡Cese a la violación de los derechos ciudadanos!
Dirección Nacional
Bandera Roja (resistencia)
13 de enero de 2025