Hace poco más de ocho meses, en la atropellada elección presidencial del 28 de julio del año pasado, el régimen dictatorial despojó —de una manera brutal, escandalosa y desvergonzada— al pueblo venezolano de su potestad de elegir sus gobernantes, comenzando por el titular del ejecutivo.
No fue una violación más de las reiteradas agresiones de la camarilla gobernante contra la Constitución. No. El abierto desconocimiento del artículo 5° constitucional [“la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo”] echa al cesto de basura nuestra condición de República. Y lo de democracia “participativa y protagónica” ya no sirve ni de adorno folclórico. La dictadura se deshizo de las tenues ropas que le quedaban.
No conforme con tamaña tropelía, lanzó una razzia represiva con militares, policías, jueces y fiscales. Más de 2.000 presos políticos, proscrito el derecho a reunirse y manifestar pacíficamente, prohibido y penado el diferir del anuncio oficial, violación de los más elementales derechos ciudadanos y libertades públicas, negación abierta del debido proceso y aplicación de torturas físicas y psicológicas a los detenidos. Han querido con ello acallar a sangre y fuego la protesta ante tan grave afrenta. Quieren que se “pase la página” y se convalide la usurpación con la cotidianidad.
Nunca desmayaremos en exigir el reconocimiento de los verdaderos y probados resultados del 28-J: Edmundo González Urrutia es el Presidente electo de Venezuela. El mundo y el pueblo entero lo saben. La restitución de la validez del voto en nuestro país requiere de cambios sustantivos que impidan la comisión de delitos que alteren la voluntad popular. Que se restablezca el derecho de los venezolanos a elegir y ser electos, sin las inhabilitaciones dictadas arbitraria y discrecionalmente, ni la confiscación de las tarjetas y símbolos electorales a sus verdaderos representantes. Con más de mil presos políticos, y otros miles en régimen de presentación tribunalicia, no hay elecciones libres. No habrá respeto al voto con un CNE total y abiertamente parcializado, y actuando como una oficina del PSUV.
En su afán de disfrazarse de demócratas y “normalizar” la situación, adelantan un proceso electoral sin haber cambiado un ápice las condiciones fraudulentas. Se proponen preparar un evento para escoger, que no elegir, los gobernadores y los diputados nacionales y regionales. Creen que con ello se olvidará la usurpación cometida el 28-J y refrendada el 10 de enero.
BANDERA ROJA (resistencia) considera que —en las condiciones en que se producirá ese evento, peores que las de julio pasado— NO debemos respaldar la participación para el 25 de mayo. Sin embargo, no estigmatizamos a quienes lo consideran como un posible resquicio para acumular fuerza. Muy distinta es la postura de un grupo de partidos, organizaciones e individualidades que vendieron su alma y su conciencia, mostrando un servilismo tal que ya la palabra “alacranes” les queda pequeña.
No nos cansaremos de insistir en el impulso de la más amplia unidad para enfrentar las maniobras dictatoriales. Una unidad que pueda conjugar a los más disímiles sectores políticos y sociales para desplazar este ignominioso régimen y reconstruir una Venezuela de prosperidad, desarrollo, igualdad y solidaridad: una nueva democracia que rescate nuestra soberanía y nuestra independencia frente a las voraces fauces de las potencias imperialistas.
El descontento y la rabia que anidan en nuestro pueblo requieren de una dirección política y social que reúna las mayores y mejores cualidades. El impulso de la lucha por los derechos humanos y la libertad de todos los presos políticos, civiles y militares, debe ocupar buena parte del esfuerzo de los verdaderos demócratas. Importante es mantener y desarrollar las protestas y la exigencia de un salario digno ante las políticas hambreadoras del gobierno y sus socios empresariales. Se trata de levantar una fuerza social con hondo contenido político, y con conciencia del reto que hoy se le presenta a nuestro país.
Solo así lograremos edificar una nueva esperanza para el cambio que anhelamos los venezolanos. No nos rendimos ante las adversidades, obstáculos y dificultades. La fuerza de cambio cuenta con la mayoría de venezolanos cansados de tanto atropello, tanta injusticia y tanto desamparo.
¡A luchar por una nueva democracia!
¡Unidad del pueblo contra la dictadura!
¡Libertad para todos los presos políticos!
¡Desechar las ilusiones, prepararse para la lucha!
Bandera Roja (resistencia) / Comité Político Nacional
Caracas, 3 de abril de 2025