El mundo avanza hacia la revolución socialista. Cuando más embiste la reacción desenfrenada del capital en su fase imperialista, promoviendo la dictadura abierta de los capitalistas; cuando más fracasan las falsificaciones de la “democracia” de izquierda, empañando al mundo de una polarización ficticia entre el “socialismo” de palabra y el fascismo “democrático”, más confirman y rechazan los pueblos del mundo la naturaleza de la explotación y sus resultados devastadores.

Por ello, avanzan al unísono las luchas de los trabajadores por liberarse del yugo que los oprime, y los combates de los países sojuzgados por zafarse de viejos y nuevos imperialismos. Bajo este mundo convulsionado y al borde de la guerra, urgido de una vanguardia que abra caminos a una sociedad justa y de las mayorías, es que celebra Bandera Roja su VI Congreso nacional.

La última década sirvió a los venezolanos para aclarar varias cosas importantes. La debacle económica y social que propició el chavismo, tuvo como corolario el endurecimiento de una dictadura antinacional y antipopular liderada por Nicolás Maduro. Se remachó nuestra dependencia del imperialismo en general, y nuestra condición de economía primario exportadora. El fulano “socialismo del siglo XXI” se mostró tal como era en sus resultados objetivos: un liberalismo como nunca habían visto los trabajadores del país y una mayor entrega de nuestra soberanía.

Las condiciones de vida y de trabajo se degradaron a tal punto en Venezuela que produjeron una diáspora sin precedentes, de más de 7 millones de compatriotas. Se destruyeron los sistemas -ya precarios- de salud y educación. Los viles y miserables salarios, sustituidos por condiciones de abierta esclavitud en algunas áreas como la minería, se combinaron con el grosero enriquecimiento de capitalistas y corruptos. Mientras un grupo cada vez más reducido de ricos se hizo más rico, una masa cada vez más grande de pobres se hizo más miserable. Se produjo así una desigualdad social de gigantesca desproporción, casi insuperable en el mundo actual.

Y en medio de las agudas disputas entre los imperialismos por repartirse un mundo ya repartido, a Venezuela la convirtieron en presa de esta rebatiña imperialista, auspiciada por mafias que, con discursos y prácticas revisionistas, se enquistaron en el poder en nombre de un falso socialismo, mientras favorecían a los imperialistas a cambio de padrinazgo.

Pero las amenazas de endurecer las hostilidades bélicas en el mundo son una terrible y factible posibilidad. Mientras los pueblos y los trabajadores, en Venezuela y el mundo vuelven a ser el pasto para los incendios, son al mismo tiempo quienes más sufren las peores consecuencias de los renovados y sofisticados enfrentamientos interimperialistas.

Siendo éste el panorama, estamos obligados a hacer el mejor y más lúcido uso de la teoría revolucionaria, de la ciencia de los trabajadores puesta a la orden por el marxismo-leninismo y la experiencia histórica, para desentrañar los posibles rumbos históricos y políticos -actuales y de mediano y largo plazo-, de la humanidad. Las herramientas del materialismo dialéctico e histórico claman por su aprovechamiento y no hay mejor oportunidad que nuestro mayor espacio democrático, el VI Congreso, para ponerlas en ejecución.

Cuando se fundó nuestro partido, 1970, la revolución apenas era una ventisca. Fue en aquella brisa que nuestros fundadores decidieron izar la Bandera Roja de la revolución socialista, mientras otros claudicaban ante la estafa de la democracia representativa. Entre ellos destacan Américo Silva, Tito González Heredia, Jesús Márquez Finol y nuestro secretario general actual, Gabriel Puerta Aponte.

En honor a aquellos sueños, llevados a la realidad incluso a costa del riesgo de sus vidas, hemos decidido nombrar nuestro VI Congreso como “Fundadores de Bandera Roja”. Para nosotros, los congresos son fundacionales y llaman a rehacer la teoría y la práctica de la revolución y la lucha, en la procura de una sociedad de productores libres y asociados por el bienestar de la humanidad.

Este homenaje, entonces, nos lleva a tomar el camino de la entrega, el compromiso y el sacrificio más abnegados, como siempre nos ha caracterizado a los banderaroja. Vamos a acrecentar nuestra influencia y estímulo a la construcción de un fuerte movimiento de luchas y protestas sociales, que amplíe la conciencia y la comprensión de los combates por venir y coadyuve, al mismo tiempo, al derrocamiento de la dictadura presente. Buscamos, además, convertirnos en una fuerza político-social para edificar una democracia de nuevo tipo, una democracia de las mayorías, una Democracia Popular, como primer envión hacia una sociedad de verdadera libertad.

Siempre hemos privilegiado la confianza en las masas, sin evadir la urgencia de acerarnos como vanguardia proletaria. El carácter de nuestro partido es la síntesis entre un partido grande -con amplio arraigo popular- y un partido eficaz, de cuadros que destacan en el funcionamiento de los órganos dirigentes de la sociedad y de la propia organización. Un partido “del tamaño del reto que tenemos delante”, como dicen en nuestro llano.

Somos un instrumento histórico para el cambio revolucionario. Somos un destacamento de avanzada que se propone derribar la explotación del hombre por el hombre y abrir las alamedas que nos llevarán del mundo de la necesidad al mundo de la libertad. A esto invitamos a todos los revolucionarios que hay en nuestro país y el mundo. Forjemos la vanguardia… ¡Construyamos la Democracia Popular!

 

Caracas, 11 de abril de 2023

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