El triunfo de Víctor Rago en las elecciones rectorales de la UCV, representa, en primera instancia, el ejercicio de la democracia universitaria, con todo y un reglamento concertado, que poco tiene que ver con lo establecido en la Ley de Universidades vigente y en la Constitución de la República, pero sí, con la Ley Orgánica de Educación. Aunque se realiza algo de lo que queda de la menguada autonomía universitaria.

Difíciles tareas le tocan a Víctor en el ejercicio de rector en las actuales condiciones que vive el país.

A pesar de que fue un asunto tocado tangencialmente en el debate durante la campaña, rescatar las cuestiones esenciales de la universidad resulta inexcusable. Aquello del espíritu crítico de la universidad, debe realizarse, en primera instancia, en el análisis que vive Venezuela.

Deberá pesar en sus espaldas el ejemplo brindado por Jesús María Bianco y Carlos Raúl Villanueva cuyos ejemplos resultan el mejor emblema de la lucha por la autonomía y la renovación. Ambos fueron dirigentes de ese proceso de renovación, el más importante de Latino América en toda la historia. El arquitecto no solamente brindo su arte y su técnica para proyectar y construir esa bella estructura patrimonio de la humanidad, sino que también buscó edificar un pensamiento más avanzado en la universidad, demostrando que, la conciencia subversiva tiene cabida en la máxima casa de estudios del país.

En otros espacios de las máximas autoridades universitarias y decanales, alcanzan el triunfo personalidades que nada tienen que ver con estas cuestiones fundamentales de la universidad. Por el contrario, los hay quienes plantean afianzar la metafísica y el pensamiento colonialista. 

Por lo que parte de los retos se centran en cómo no dejarse imponer el atraso y la conciliación con el irracionalismo filosófico que ha prevalecido en las últimas décadas. Es que encontraron en esa fusión del posmodernismo chavista con el opositor para negar la verdad y para hacer valer el escepticismo. Lo que se convirtió en pensamiento dominante en la universidad.

Parte de la superestructura, pero es un derecho democrático

Es que las universidades públicas y privadas venezolanas forman parte de la superestructura del orden imperante. Bajo el chavismo o de la democracia burguesa militarizada, le han servido al capitalismo en su sentido ideológico y como formadoras de la fuerza de trabajo calificada. Esto es, le han servido al orden imperante de explotación, para la reproducción de la ideología burguesa y para la formación técnica e ideológica de quienes van a ejercer el trabajo complejo del aparato productivo. Sin embargo, dada la historia de cómo se crean las universidades en el mundo cristiano, la autonomía, como espacio que permite la búsqueda de la verdad, termina siendo un derecho democrático que ha sido asumido por quienes se adentran en las entrañas del saber científico hasta alcanzar la verdad en cualquier forma de expresión de la materia. Todo sustentado en el principio de que la autonomía es un escenario de encuentro de todas las corrientes del pensamiento.

Por ello, quienes hablan del triunfo de la academia, poco dicen de lo que en realidad sucede. Es que la academia tiene un contenido de clases. También se inscribe en la ideología dominante. O la de los sectores oprimidos. De allí la academia dominante al servicio de la oligarquía y de la dependencia ideológica, cultural y científico-tecnológica. Esta academia parece que no tiene nada que ver con los problemas de la gente. Mientras, la academia como expresión de los sojuzgados, es otra cosa y blande espadas contra la oscurana en cada momento de la historia.

Pero resulta que una investigación pertinente es la dependencia del país del imperialismo chino, que toma el testigo de los estadounidenses. De ese traspaso de un imperialismo a otro. De la catástrofe nacional. De la profunda crisis que condujo a la más grande destrucción de la economía de un país, superior a la de aquellos que han sufrido guerras devastadoras. Similar sucede con la migración. Alrededor de 8 millones han abandonado el país. Todos temas dignos de ser estudiados con rigurosidad científica. Igual en los asuntos propios de las llamadas ciencias duras. Es el caso del aparato productivo y la composición de sus capitales, rezagados al extremo de que son muchos los profesionales de esas áreas que deben dedicarse a otras cuestiones, si no se van del país. Es que parece que no le importa al chavismo la fuerza de trabajo calificada. Nunca le ha importado. Luego, de allí parte del estancamiento del desarrollo científico técnico.

Renovación académica y lucha política o modernización

Una cosa fue la renovación académica de 1968-1969 y otra cosa es lo que plantean algunos como revisión de los pensa de estudios. Es que, como lo han señalado, buscan apenas la modernización. Categoría que no necesariamente se inscribe dentro del espíritu universitario de la búsqueda de la verdad. Sobre todo, en ciencias sociales este asunto de la verdad científica cobra relevancia. Es que analizar la realidad nacional supone apelar a la ciencia. A la economía política, por ejemplo y la realización de sus leyes. De no hacerlo, la farsa chavista no recibirá la crítica fundamentada de rigor. La que debe recibir desde los espacios universitarios.

Pero la perspectiva de quienes ven la academia como un ejercicio impoluto, la lucha política parece ser un asunto ajeno. Lo que en realidad se traduce en una posición política que podemos caracterizar como de indiferencia. Es que el indiferentismo es una expresión de la política que va de la mano de la indolencia. La academia y la universidad desde esta perspectiva, ha tomado cuerpo, lo que se vio claramente en los debates realizados. También en las propuestas de los candidatos.

Pero la universidad no nació ni se ha forjado con este basamento. Por el contrario, la universidad nace enfrentada al oscurantismo. Termina siendo una concesión de la escolástica luego de aceptar la fusión de la razón con la fe. Es que Europa se hallaba rezagada en relación con el mundo árabe y asiático, que ya contaban con centros de enseñanza de máximo nivel para la época.

Su desarrollo histórico perfila el espíritu crítico hasta convertirse los centros de enseñanza superior en expresiones de las formas de conciencia más avanzadas. Sin que ello suponga un camino lleno de rosas. Aunque la rosa blanca en la Alemania nazi fue emblemática en la lucha contra el fascismo racista.

Tal vez ese es el principal reto de algunas de las nuevas autoridades. Enfrentar la dictadura. Reivindicar la búsqueda de la verdad y el espíritu crítico como la razón de ser de la universidad.

La lucha por presupuesto justo es otro de los grandes retos, dejando a un lado la quimera y el despropósito de convertir la universidad en empresa. Aquello de la sustitución del espíritu crítico por el empresarial.

La universidad sigue languideciendo. Veremos si rejuvenece. Hay cuestiones que atentan contra ella. Un aparato productivo diezmado lleva a que la función universitaria de formar fuerza de trabajo calificada pierda bastante sentido. A lo que se une, que ser egresado, por ejemplo, en las carreras que atienden las ciencias naturales, tenga poco sentido. Es que los sueldos de un profesional están muy por debajo del de alguien que se realiza como trabajador por cuenta propia ejerciendo un oficio. Además de que la realización de sus conocimientos tenga poco espacio en la economía venezolana.

Pero las reservas éticas y morales de los universitarios pueden adquirir un tremendo desarrollo. una política audaz y valiente, pueden convertir esa conciencia en fuerza material para su rescate hasta plantearse la derrota de las sombras fundamentales. Esas que provienen de la dictadura.

Éxitos en las tareas por delante Víctor.

 

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