Sobre este asunto bastante se ha escrito. Desde la Comuna de París hasta la Guerra Civil española, pasando por la guerra de Vietnam hasta las luchas contra las dictaduras del Cono Sur. Pero en esta ocasión me centraré en Venezuela y su realidad política y social, después de realizada la fraudulenta elección de la constituyente el domingo 30 de julio.
El régimen, como lo advertimos, no se detuvo en medias tintas y arreció su política para mantenerse en el poder, usando la supuesta legalidad que le da la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para elaborar leyes o normas que le permitan un tiempo de mandato indefinido. Junto a esto, las políticas cortoplacistas o inmediatistas de la MUD nuevamente llenan de incertidumbre y desconcierto a un sector de la oposición. Un reflejo natural del desengaño de las masas que se pudo evitar con una política y dirección adecuadas.
Hay varias cosas que hay que atender. El régimen inventará o hará lo que sea para mantenerse en el poder. Ofrecer, regalar, entregar, negociar, reprimir, amenazar, asesinar, conciliar… Lo que sea que les permita permanecer en el poder. Un día más para ellos es ganancia. Claro, todo enmarcado dentro de sus espacios o terrenos donde ellos sigan gobernando. La dictadura no irá a ningún terreno donde sepa que puede perder el poder. Y eso hay que tenerlo claro.
El régimen usará todos sus tentáculos para desmoralizar, confundir, distraer y desmotivar a todos los que estamos trabajando y luchando para sacarlos del poder. Ellos también usan las diferentes formas de lucha, pero a su favor. Usando no solo sus mecanismo de persecución y represión, sino también a operadores políticos, incluso dentro de la oposición. Porque hoy como ayer, las voces y las plumas del oportunismo, el colaboracionismo y el reformismo, señalan como un «dogma» y como «peligroso» el ejercicio de la resistencia y la rebelión. Desde hace tiempo el régimen está enfocando sus esfuerzos en desaparecer a la resistencia, ya que es una forma de lucha que tiene un componente histórico y popular muy peligroso para el orden imperante. La poca organización y estrategia dentro de la llamada resistencia le facilita el trabajo al régimen. Se pudiera señalar que la resistencia es el eslabón más débil y a la vez el más fuerte dentro de esta rebelión.
Es el más débil por su falta de organización, estrategia o política de acción. Eso ha tenido como resultado la innecesaria y lamentable muerte de jóvenes en algunos enfrentamientos. Aunque de seguro algunos jóvenes o personas de igual manera hubieran muerto por el carácter represivo del régimen asesino, probablemente no fuesen los más 120 que hoy hay. La organización permite minimizar esas muertes, pero también permite minimizar los infiltrados o soplones que después delatan a los de la resistencia o delatan adónde esconden sus implementos. También les permite evaluar la capacidad de cada uno de sus integrantes. No todos sirven para hacer todo. De cada cual según sus capacidades. También en cómo responder ante los detenidos o heridos o qué es más importante ante una acción, confrontar o replegarse, distraer o emboscar, qué hacer con los delatados, preparación técnica, características de la técnica, objetivos para las acciones. En fin todo, lo que implica la resistencia en una rebelión.
Pero también la resistencia es el más fuerte, porque cuenta con el apoyo de un sector importante de venezolanos de diferentes clases sociales. Tiene la capacidad de crecer política y socialmente y en un futuro no muy lejano serán parte de la reconstrucción nacional. No solo como observadores sino como elaboradores y conductores de esas políticas. Por eso es importante que se visualicen más allá de las luchas en las barricadas. Tienen que formularse criterios que trasciendan lo inmediato y se vean como parte del futuro que vamos a construir en Venezuela. La resistencia es más que una barricada o un mortero que le da la cara a la dictadura.
Para Bandera Roja, la resistencia es la esperanza genuina del pueblo que lucha por la libertad y justicia social y que asumió ese rostro porque le cerraron los demás caminos. Bandera Roja ve en la resistencia un destacamento de hombres y mujeres que tienen la voluntad de salir adelante y enfrentar el régimen cara a cara. Para Bandera Roja no son ni mercenarios ni terroristas como algunos agentes de la política venezolana los señalan. La llaman así porque le temen no solo por las luchas en las barricadas, sino porque se pueden convertir en un frente amplio que unifique una política de unidad democracia y justicia social que neutralice las maniobras o acuerdos cupulares entre los factores de poder. Esa realidad posible no es del agrado de quienes siempre han estafado, engañado y usado al pueblo en provecho particular. La resistencia pudiera ser una alternativa democrática y popular para todos los que deseamos y luchamos por una Venezuela de progreso y justicia social ya que en sus entrañas convergen una cantidad importante de hombres y mujeres con una voluntad y capacidad únicas, diversas y muy valiosas para Venezuela. Por eso el ataque o la indolencia de no solo el régimen, sino también de algunos factores de la oposición.
El régimen usa todas sus herramientas con fuerza y precisión. No deja espacios vacíos. Igual, la oposición debe actuar usando con fuerza y precisión su capacidad política y social, pero no es así. En Bandera Roja nos anotamos en fortalecer a las masas y su organización, para que ellas asuman un rol decisivo en la actual coyuntura y asuman un papel relevante en la Venezuela que viene, sin despreciar ninguna forma de lucha enmarcada en una rebelión irreverente y subversiva. Por eso algunos agentes de lo establecido nos señalan de trasnochados o cabeza calientes. Pero gracias a esas acciones muchos de ellos hoy también son gobierno al haberse disfrazado de «trasnochados». Aunque no lo reconozcan o lo minimicen en sus discursos panfletarios y discordantes, esa es la realidad.
Las formas de lucha están determinadas por el desarrollo económico político y social de las masas. A mayor desarrollo, mayor capacidad de entendimiento. Mayor capacidad de organización. Mayor capacidad de luchar. Mayor capacidad de diversificar la lucha. Esto por supuesto no es ni lineal ni automático. Hay algunas variantes que influyen en esa ecuación. Es por eso importante y relevante que la vanguardia asuma su rol histórico de educar y acompañar a las masas.
Hoy Venezuela está sumergida en una dinámica e incertidumbre impulsada por los centros de poder para así dominar y controlar a las masas. Las formas de luchas y la lucha de clases hoy son el día a día de todos los venezolanos, aunque no lo sepan o algunos no lo entiendan.
Estamos en medio de una pugna por el control del país entre quienes ya no queremos seguir viviendo como hasta ahora, y quienes desean que nada cambie. Es al parecer una lucha dispareja o desigual. Pero no lo es. Somos la mayoría que está trabajando y luchado por sacar a Venezuela del caos y del desastre en que nos han metido. Es por eso que hoy cuando el régimen imperante en Venezuela en su fase abiertamente corrupta y dictatorial se encuentra en la crisis más aguda y prolongada de su historia, cuando en varias partes del mundo ya son vistos como lo que son y cuando el pueblo en resistencia y en rebelión insurge y avanza hacia la confrontación más directa entre el pasado miserable y delincuencial y el futuro luminoso de progreso justicia social democrático y popular, se hace pertinente y urgente la cuestión de la organización de las masas para que eleven su nivel de conciencia.
Hoy, cuando el régimen evidencia su incapacidad para resolver problemas del pueblo como el hambre, el desempleo, la falta de vivienda, la conservación del medio ambiente y la paz, es necesario la organización para la planificación de la estrategia que nos permita unificar las luchas. Una estrategia donde sean admitidos y escuchados todos los factores que le hacen frente a este régimen. Donde prive la discusión y el entendimiento y no las apetencias personales o partidistas. Donde se debata no solo las luchas por venir en la calle sino también la necesaria reconstrucción nacional. Donde todos seamos parte de esa elaboración y ejecución.
Vienen momentos de mucha incertidumbre y desilusión impulsada por los centros de poder. Pero eso no impedirá que el pueblo se organice y siga luchando para expulsar del poder a quienes han engañado y estafado al pueblo por décadas y pretenden seguir gobernando con imposiciones, amenazas y persecución.
La claridad del pueblo que lucha es hoy como nunca un signo de que el pueblo no se rendirá o claudicará en sus aspiraciones de bienestar progreso, libertad y justicia social. Y lo hará usando todas las formas de lucha.