Existe suficiente soporte como para establecer el derecho incuestionable de Venezuela de reclamar la soberanía sobre el territorio Esequibo. Los desatinos que por acción u omisión han afectado este reclamo territorial de Venezuela —a lo largo de la historia— tuvieron como corolario la posición servil y entreguista del régimen actual, en las figuras que han ejercido representación del país en los órganos ejecutivos y diplomáticos en las últimas dos décadas, entre ellos el propio Nicolás Maduro cuando fue Canciller de Chávez. La conducta irresponsable y antinacional de estos gobernantes no representa el espíritu de la mayoría del pueblo venezolano, como tampoco embarga el legítimo derecho de Venezuela sobre el territorio del Esequibo.

Marcan la entrega las declaraciones de Hugo Chávez en 2004: “Yo me he comprometido con el presidente Jagdeo y con Guyana. Primero, que el Gobierno venezolano no va a oponerse a ningún proyecto en esta región que vaya en beneficio de sus habitantes”, lo que se ha convertido en importante argumento de los guyaneses en la Corte Internacional de Justicia para hacerse de esas tierras.

La ausencia de una correcta y efectiva política de fronteras —un programa que contemplase un poblamiento ordenado, progresivo y productivo de los venezolanos dentro de ese territorio, con presencia y atención del Estado— ha sido un error continuado desde 1899, salvo uno que otro intento por reivindivar la condición venezolana del Esequibo. Eso no se corrige con la maniobra de referéndum consultivo convocado por la dictadura para el 3 de diciembre.

Los conceptos que fundamentan dicho referéndum son preceptos y mandatos obligantes para quienes ejercen la representación del Estado venezolano y su política exterior. Si no se ha cumplido con ellos, su ejecución en nombre del soberano poder del pueblo venezolano es una demanda imperativa. Lo que claramente está contenido en la Constitución nacional no necesita consulta alguna para su cumplimiento. Requiere, sí, disposición para adelantar las políticas en correspondencia, ausentes en el período chavista.

La crisis, las elecciones de 2024 y la maniobra estratégica

Durante el ejercicio gubernamental de este régimen, se ha desarrollado una política económica claramente lesiva de los intereses nacionales, privilegiando el dominio de los capitales monopolistas en detrimento de la industria y la producción nativas. La destrucción de la estructura productiva en todas las áreas económicas son resultado directo de tal ejecutoria y de su política exterior, signada también por la conducta antinacional y entreguista.

Las consecuencias sociales de dichas políticas son el descalabro a la miseria de quienes viven dentro de nuestro país y la emigración forzada de millones de compatriotas que han salido en busca de condiciones mínimas de subsistencia, no garantizadas en nuestro propio territorio. Más lejos y con menos posibilidades han estado los habitantes venezolanos actuales en el territorio Esequibo, y de otras áreas fronterizas, huérfanos por muchos años del amparo institucional del Estado venezolano.

La crisis creada por el régimen chavista permite vaticinarle una derrota abrumadora en las elecciones presidenciales. El descontento popular ha sido contenido en la calle con la represión y por la falta de dirección política. Pero en el acto electoral se hará valer en millones de votos contra el candidato chavista. Si es Maduro, más todavía.

De allí que el anuncio de referéndum consultivo constituye una maniobra estratégica multipropósito. De una parte, estar en mejores condiciones para las elecciones. Si las cosas, aun así, les salen mal, pudiesen incluso recurrir a la declaración del “estado de conmoción” contemplado en la Constitución.

De otra parte, podrían al menos iniciar una negociación, lo que puede ser presentado como “logro”, luego de más de dos décadas de indolencia y entrega de la soberanía a Guyana. Pueden, incluso, alcanzar alguna negociación. Sólo que estas cuestiones toman tiempo. Éste sería uno de los propósitos de esta política de “rescate” del Esequibo y la maniobra del referéndum.

En cualquier caso, el régimen persigue revestir de legitimidad las acciones que conduzcan a cualquier escenario, en el que se incluye una negociación. Lo que no supone un manejo soberano de las riquezas, sino una entrega a las potencias imperialistas y sus monopolios de las riquezas de nuestro territorio reclamado.

Por lo pronto, la maniobra les luce. Eso del espíritu patriótico es un sentir muy extendido y en las actuales circunstancias se reaviva. No solo obedece a la maniobra, sino que se ajusta a la decisión guyanesa de negociar convenios ilegales con base en el írrito laudo de 1899 y las declaraciones de Chávez. Pero, en cualquier caso, les sirve. El régimen chavista ha aprendido mucho del arte del engaño maquiavélico. Aunque no muestran lo cómico, sino que arrancan con lo trágico.

Guyana se ha hecho de varios “socios”. Han sabido atraer simpatías y compromisos con las reservas probadas en petróleo y gas. Dejan a Venezuela con pocos amigos. Potencias imperialistas, como EE.UU., India e Inglaterra, apoyan a Guyana. Otras potencias andan a la expectativa. No es poco lo que ofrece Guyana. En ese sentido, la tiene difícil la dictadura.

Además, Caricom en pleno, incluyendo Cuba, le brinda el respaldo. Con este negocio de Guyana pudieran resolver el suministro de crudo de esos países en forma abundante.

China también les tendió la mano. La visita del presidente guyanés Irfaan Ali a China —en el marco de los juegos universitarios mundiales en Chengdu—, en julio de este año, es una muestra muy clara, sobre todo por la incondicionalidad del apoyo de Ali a la aspiración de los asiáticos de una sola China. De hecho, Guyana ya forma parte de la nueva ruta de la seda. Por su posición geográfica, resulta atractiva para China dentro de este proyecto. Aunque, lo de mayor significación, son las inversiones chinas en Guyana y el Esequibo en petróleo, oro y otros recursos. En infraestructura, hotelería, comunicaciones, entre otros han recibido los guyaneses inversiones chinas. La policía y las fuerzas de seguridad también han recibidos aportes chinos.

La posición revolucionaria

Bandera Roja (resistencia) se pronuncia por la defensa irrestricta de todo el territorio que ocupa la nación venezolana y del territorio sobre el cual existe un incuestionable derecho histórico, desde su surgimiento como república independiente. Reafirmamos el principio de autodeterminación del pueblo venezolano sobre el territorio donde históricamente ha labrado su gentilicio, su pueblo, incluso a los que actualmente viven en el territorio del Esequibo.

Con el despojo del Esequibo, quiere el imperialismo controlar los recursos naturales y las materias primas. Esto agudiza sus contradicciones y ratifica las pugnas por un nuevo reparto del mundo. El “guerrerismo” —animado por la maniobra del referéndum— se inscribe en las luchas de rapiña imperialista. Los sentimientos patrióticos de los trabajadores y pueblos de ambos países son manipulados para empujar hacia una salida fratricida, que solo beneficiará a la oligarquía financiera de los países imperialistas que azuzan la guerra tras bastidores.

Denunciamos como una agresión de fuerza extranjera, lesiva a nuestro interés como nación, la apertura de concesiones a capitales monopolísticos para que exploten los recursos en suelo del Esequibo y su plataforma marítima, que para nada priorizan las necesidades del propio pueblo que vive en dicho territorio.

La condición de espacio geográfico objeto de litigio —a la luz del derecho internacional vigente— no permite legalmente tal afectación. Se trata de una avanzada animada por mezquinos intereses del capital financiero, que contó con la conducta complaciente del régimen chavista, lo que se suma a sus desafueros y fracasos gubernamentales.

Alertamos al pueblo venezolano sobre este referéndum consultivo, que es de hecho un nuevo ardid de la dictadura, en un desesperado intento de recobrar una legitimidad irreversiblemente perdida. Es un nuevo engaño que coloca irresponsablemente un reclamo territorial histórico como asunto de debate proselitista. Quienes hoy gobiernan están obligados a cumplir lo ordenado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. No requiere la defensa del territorio nacional ninguna consulta.

Es además cuestionable en sumo grado la erogación de cuantiosos recursos en todo lo que implica la parafernalia propagandística, para hacer lucir a los personeros del partido oficialista como “insignes patriotas” frente a un pueblo en su gran mayoría empujado a la miseria atroz por la misma administración del PSUV, caracterizada por la corrupción, el saqueo y la destrucción de los recursos nacionales.

Merece un contundente rechazo el clima de amedrentamiento y persecución que se genera desde el Estado, como continuidad de su sistemática práctica represiva, esta vez para obligar al pueblo venezolano a sufragar en la consulta. En todo caso, cualquier resultado de la consulta convocada mediante este referéndum será inútil al serio interés de la defensa efectiva de los intereses de Venezuela frente a los caros errores cometidos y al tiempo perdido en el desarrollo de una verdadera política de fronteras y de atención territorial, totalmente ausente durante los últimos veinte años.

Los venezolanos queremos paz y trabajo que nos conduzcan al progreso y al bienestar de todos y en todo el ámbito de nuestro territorio. Ninguna aventura nos sacará de este propósito. Respaldamos cualquier iniciativa, fuera de compromisos electoreros y partidistas, que asuma en las instancias diplomáticas y jurídicas internacionales la defensa de los derechos del pueblo de Venezuela sobre el espacio geográfico en reclamación, en el interés de una solución negociada y pacífica, que procure a todo evento salvar intactos los intereses de nuestro país, a lo largo y ancho de todo lo que constituye su territorio.

Bandera Roja (resistencia) no participará en este referéndum. Hemos expuesto suficientes argumentos sobre lo que se ha debido y se debe hacer para defender el Esequibo. De igual manera, son sobradas las razones que indican que el pueblo venezolano no debe brindar legitimidad a un nuevo engaño contra el país. El pueblo llano y los trabajadores deben rechazar de diversas formas este nuevo ardid. ¡Que cumplan con la Constitución!

¡Defender la patria requiere un cambio de gobierno!

¡Para defender el Esequibo debemos salir de Maduro!

¡Abajo la dictadura!

 

Comité Central de

Bandera Roja (resistencia)

26 de noviembre de 2023

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