No se trata de mimetismo. Existen distintas formas de camuflaje en los seres vivos. En unos casos se busca evadir la condición de “presa fácil”. En otros, el objetivo es depredar a otros. El mimetismo y el camuflaje permiten a un ser vivo, generalmente animal, disfrazarse de algo dominante en el entorno con el objetivo de engañar al depredador o a la presa. Pero la “cripsis” es un concepto que aporta una definición más amplia y estructurada en la naturaleza, que en la especie humana adquiere dimensiones sociales mucho más complejas. A esta cualidad es a la que ha apelado en chavismo en su existencia.
La palabra proviene del griego cryptos, “oculto”. Cripsis quiere decir ocultar. En la sociedad humana se utiliza como “criptografía” o el arte o ciencia de cifrar información. No es propiamente un equivalente de camuflaje o mimetismo. De hecho, en biología se usa con un sentido mucho más amplio que seguro permite una mejor comprensión.
Para la biología, la cripsis es el conjunto de adaptaciones que permiten que un ser vivo pase desapercibido ante los sentidos de los otros, inclusive, recurriendo a la desorientación sensorial del contrario. Es el arte de pasar desapercibido haciendo uso de la apariencia y de los sentidos y emociones, para enmascarar la verdadera acción que se pretende. El uso exhaustivo de la fenomenología de las sensaciones para engañar al depredador o la presa. Pero la cripsis suele tener dimensiones más complejas justamente en la depredación.
Confundir sensorialmente el entorno tiene, además, otro objetivo más elaborado: convertir los sentidos de los otros en aliados de confirmación en el engaño. Por ejemplo, cuando la anémona hace que el pez payaso convenza a los otros de su inocuidad. Pese a que en realidad estos “payasos” buscan una protección extra ante depredadores, terminan por ser el anzuelo de la anémona en su acción depredadora. Y entonces y haciendo analogía, el chavismo cuenta con sus “acusadores”. “Comunistas”, le gritan algunos peces payasos desde y hacia sus coloridos y luminiscentes tentáculos comunicacionales. Traslade el lector libremente este ejemplo a la política nacional.
En esta materia, el logro del chavismo es precisamente seguir engañando. Incluso, pese a que las evidencias abunden en otra dirección. Haber logrado el silencio de una buena parte de la llamada “izquierda” en el planeta ante las evidenciadas atrocidades en materia económica o de derechos humanos, o causar “confusión” y “duda” entre demócratas sobre las indecibles torturas hacia opositores y sus organizaciones, es el ejercicio más ejemplar del uso de la cripsis animal trasladada al terreno social y político. Ciertamente no son un fenómeno y recurso nuevos en la sociedad, pero puede percibirse como el más y mejor elaborado en la historia contemporánea.
Así, podemos intuir que la división artificial producto del “auto chantaje” experimentado por algunos sectores revolucionarios y de la llamada izquierda, es la constatación del uso de la cripsis por parte del chavismo, hoy. La anémona apela al recurso de la acusación (“agentes de la CIA”, “burgueses”, “proimperialistas”, “traidores”, etc.) para evitar que quienes pueden develar su disfraz y alertar sobre su peligro, logren establecer relaciones de cooperación y alianza que se conviertan en una potencial amenaza.
Por ejemplo, algunos sectores sociales y organizaciones que descubrieron la verdad de la condición del depredador político actual, mantienen una especie de atavismo esperanzado, anclado a la fenomenología sensorial que ha esparcido el chavismo, como mecanismo críptico, para el saqueo de nuestras riquezas nacionales. Aún apelan a “si-el-comandante-estuviese,-esto-no-pasara” y otro tipo de autoconsuelos de culpabilidad, como formas de autochantaje inhibidor.
Pero ha llegado el momento de romper con la cripsis que depredó a nuestra nación hasta la ruina actual. No podemos ser otros “peces payaso” en estas circunstancias en los que la unidad de la gente buena y honesta, de los trabajadores y desamparados, es la única posibilidad de salvación. La cripsis ha entrado en crisis. Podemos salvarnos.