Es de larga data este asunto de la pensión. Tiene un antecedente en la Roma antigua, que es una referencia que consecuentemente ha seguido el chavismo: solamente se les otorgaba pensión de por vida a los legionarios y pretorianos que alcanzaban 25 años de servicio. En la modernidad, se ha generalizado el otorgar pensión a los trabajadores. No cumplir con este compromiso resulta un crimen ya que se trata de gente que ha dado lo mejor de su vida al trabajo. Además, los recursos provienen de los fondos públicos creados con una parte de toda la riqueza nacional creada con la fuerza obrera.

Por ello, las pensiones no deben ser consideradas dádivas, o el resultado de eso que han dado en llamar paternalismo de Estado. Es un derecho adquirido. Inalienable. Pero el chavismo, así como escamoteó las prestaciones sociales, también acabó con las pensiones y el salario durante más de un lustro.

Un poco de historia

Los romanos crearon el ærarium militare (erario militar) a principios del primer milenio de la era cristiana. Una tesorería militar para cumplir con el compromiso con los veteranos militares, pretorianos o legionarios.

Muchos siglos después, a finales del XIX, el primer ministro de Prusia, Otto von Bismarck, además de fundar la Alemania moderna, en 1883 pasa a la historia universal como el iniciador de la seguridad social moderna. Uno de sus componentes es el régimen de pensiones. Concesión que obedece al temor de que los obreros alemanes siguieran el ejemplo de los comuneros franceses, que conquistaron el poder político durante tres meses, siendo la primera experiencia mundial del socialismo. El ser enemigo acérrimo de los socialistas lo llevará a impulsar un proceso que se va a repetir en gran parte de Europa.

En una enorme porción del continente europeo, la situación de la clase obrera era tan lamentable que derivó en que su esperanza de vida se situara en apenas 35 años. Por esta razón, el movimiento obrero pugnaba por un cambio radical de la sociedad y aspiraba a un mundo libre de explotación del hombre por el hombre.

Con sus luchas, el movimiento obrero alcanzó importantes metas en la protección del trabajo. Muchas veces coincidiendo con necesidades de la misma burguesía. La esclavitud capitalista diezmó la población de quienes creaban la riqueza. Luego, el Estado —como capitalista total ideal— adelanta políticas de protección junto a concesiones para atemperar la lucha de clases.

Más adelante, con la consolidación de la primera experiencia socialista realizada en la naciente Unión Soviética, se edifica un sistema de seguridad social irrepetible en cualquier país capitalista. Se convierte en un ejemplo para los obreros de los países europeos. Se mejoran las condiciones de vida de los trabajadores, se lleva la jornada laboral a 8 horas, entre muchas otras conquistas. A ello se suma un régimen de pensiones que garantizaba una vida digna a partir de los 60 años para el hombre y de 55 años para la mujer. Todo esto fuerza a los Estados europeos a tomar medidas para atemperar el conflicto y las aspiraciones obreras que apuntaban a seguir los pasos del inmenso país de los soviets.

Luego de la segunda gran guerra, las conquistas del socialismo se amplían. Por lo que las reformas de Bismarck y las propuestas del economista ingles William Henry Beveridge se van a profundizar en toda Europa. Se hacen referencias mundiales para la seguridad social y el régimen de pensiones.

Las primeras ideas de la seguridad social en Venezuela aparecen durante las primeras décadas del siglo XX. “El sistema de pensiones y jubilaciones (…) para el sector público venezolano se promulgó en el año 1928, correspondiendo a una ley especial de pensiones civiles, jubilaciones y retiros militares…”. Más adelante, durante el gobierno de Medina Angarita, se crea el Seguro Social Obligatorio. Pero es en 1967, con la nueva Ley del Seguro Social, cuando se determina el otorgamiento de pensiones de vejez, invalidez, incapacidad parcial, permanente y sobreviviente.

La tendencia regresiva

Este asunto —sobre todo durante el reinado de la religión liberal y sus dogmas— se ha visto enturbiado en función de que sea el propio trabajador quien se haga de su propio futuro, reduciéndose los aportes del Estado y de los empresarios. Es más, se hizo dominante la idea de que el sistema no era sostenible ya que el incremento del monto lo hacía inviable. Por lo que se erigió la idea, que también se hizo dominante, de que los fondos debían usarse en el mercado especulativo.

En Venezuela, por la vía de hecho, se ha individualizado la creación de fondos para la vejez. Frente a la eliminación de facto de la pensión durante más de 6 años, adelantada por el régimen de Maduro, los jubilados en condiciones de vulnerabilidad debieron de hacerse de sus propios fondos mediante estrategias de supervivencia, como lo hacen millones de venezolanos cuyos ingresos fueron anulados y sus prestaciones escamoteadas.

Muchos economistas y profesionales del área —y hasta dirigentes sindicales que se guían por las ideas de los patronos— no ubican que los fondos para esos efectos son un asunto social. El fondo social destinado a esas funciones no es más que una porción de la riqueza creada por los obreros.

La dictadura chavista, en vez de cumplir con los compromisos sociales, distrajo recursos para cumplir con los acreedores. El fondo social para salarios, prestaciones sociales y pensiones y jubilaciones fue usado para pagar deuda.

El presupuesto de ingresos se configura mediante la recaudación de Impuesto Sobre la Renta, que incluye renta y regalías por petróleo, y en general presión tributaria, principalmente IVA. Cabe destacar que el Impuesto Sobre la Renta es una porción de la plusvalía que saca el capitalista para cumplir con el compromiso con el Estado para que garantice las condiciones de reproducción del capital.

Con la hiperinflación, se anulan los salarios y los fondos de pensiones y jubilaciones, se escamotean las prestaciones, se reduce a la insignificancia la inversión en varios servicios, todo para cumplir con la deuda del Estado. Es que la creación de hiperinflación tiene varios objetivos que van mucho más allá de cuadrar cuentas fiscales.

Ya incrementado el presupuesto de ingresos, se comienza a crear alguito de salarios. Es que la esclavitud imperante no puede llevar a la muerte a tanta gente. Debe mantener vivos a muchos. Desecha a los que ya no sirven para el proceso productivo o para el funcionamiento del aparato estatal. Y, entretanto, mantiene vivos a muchos, pero desecha los no aptos. Mantiene vivos a los aptos, pero en condiciones mínimas. Ésa es la lógica del sistema imperante, que el chavismo ha llevado a su máxima expresión.

Pese a estas políticas antiobreras y antihumanas, las condiciones son favorables para la lucha por mejoras salariales y elevación de las pensiones. Pero hay que apurar el paso. Al gobierno le ha entrado mucha plata. Antes de que se la roben, la despilfarren, la sigan usando para abaratar los dólares y seguir importando, bien vale la pena la lucha para que le dejen algo a los trabajadores.

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