La educación es el sector de la vida nacional donde la crisis global que sacude
al país, con su lastre de exclusión y caos, se expresa con mayor dramatismo. Los
venezolanos estamos ante el más gigantesco fracaso de la mal llamada educación
bolivariana. La Consulta Educativa es una farsa para ocultarlo.
La propaganda oficial sobre un supuesto
«milagro educativo» no puede ocultar la verdad que brota de todos los
indicadores y estadísticas oficiales. Hay más de cuatro millones de niños y
jóvenes en edad escolar excluidos del sistema. Más de un millón de analfabetas.
No hay el nivel de educación maternal que establece el artículo 103 de la
Constitución. El estancamiento de la matrícula de la escuela oficial frente a
la privada es inocultable. La destrucción de la educación especial desnuda el
desinterés oficial por los más vulnerables.
La educación venezolana ha dejado de ser una
prioridad real de inversión y planeamiento del Estado. Con un petróleo a más de
100 dólares el barril es inexplicable que tengamos una infraestructura
educativa en ruinas. El Programa de Alimentación Escolar es un recuerdo y al
igual que la dotación de material educativo es centro de negocios turbios.
El afán del régimen por controlar todo ha
destruido los avances que se habían logrado en materia de formación docente. El
artículo 104 de la Constitución es letra muerta.
Venezuela vive desde hace quince años un
intenso y sistemático proceso de destrucción de su sistema educativo, con
consecuencias catastróficas para toda la sociedad. La cúpula gobernante ha
hecho todo por convertirlo en un aparato ideológico del régimen. Ha dejado de
ser un instrumento para la movilidad social ascendente por temor a que los
futuros ciudadanos «se conviertan en escuálidos», según lo expresara
con singular cinismo, el señor Héctor Rodríguez.
Las aulas del país es el sector que ha
recibido con más desafuero y violencia el asedio del régimen por imponer su
modelo totalitario. Es una larga historia que va desde aquel primer paso por
militarizar los centros educativos con la ya olvidada Resolución 1.856,
promulgada el 15 de junio de 1999 con la cual se extendió la obligatoriedad de
la Instrucción Premilitar a todos los planteles de educación media; pasando por
la Resolución 259, que modificaba los programas de Ciencias Sociales de cuarto,
quinto y sexto grado para calificar hechos, mutilar la historia y exaltar la
figura del difunto Hugo Chávez; el nefasto e ingratamente recordado Decreto
1.011 de los «supervisores itinerantes», especie de comisarios
políticos educativos del régimen; el Currículum Bolivariano; el mediocre
sistema de evaluación promotor de la «flojera»; los entuertos de la
Ley Orgánica de Educación; la Resolución 17.621 de 2011 que, como una labor
«cívico-militar», planteaba la «la Educación para la Defensa
Integral como eje integrador del Sistema Educativo»; la «Guerrilla
Comunicacional»; la reciente Resolución 058 que abre las puertas de la
escuela a Consejos Comunales y Colectivos, cercenando la autoridad del Director
de los planteles y tantos otros agravios; las continúas agresiones contra la
autonomía universitaria; hasta esta fulana Consulta para la Calidad Educativa,
con la cual se pretende legitimar la cultura del adoctrinamiento político, el
culto a la personalidad y la cubanizaciòn de la escuela.  Un proceso
dirigido a afianzar un modelo totalitario ideologizante, que es la causa de
todos los males que afectan nuestra sociedad.
La lucha que han librado los padres y
representantes venezolanos, en especial las madres, en favor de una educación
democrática y plural para nuestros hijos ha adquirido ribetes épicos de gran
sacrificio durante estos quince años de oprobio. Los partidos políticos hemos acompañado
esas  luchas y lo seguiremos haciendo.
La crispación social producida por la
atropellada instrumentación de esta Consulta tiene su fundamento en la ya
esbozada cadena de agresiones previas contra la formación de nuestros niños y
jóvenes. Como también en los materiales que describen las preguntas e
instrumentación de la misma.
El cronograma de aplicación y procesamiento
de la pretendida encuesta es imposible de cumplir, es una falacia delirante.
Mucho menos cumplir los objetivos de la Consulta: elaborar el currículum, los
materiales educativos y los reglamentos de la ley orgánica de Educación que
siguen pendientes y un Plan Decenal para septiembre. Todos sabemos que ya
existe un «curriculum bolivariano», 30 millones de libros adoctrinantes
publicados y distribuidos, la Resolución 058 para la organización de los
Consejos Educativos y que ninguna de las anteriores se hace en tan corto
tiempo.
Las preguntas hechas en forma abierta, para
ser desarrolladas, despiertan aún mayor desconfianza y suspicacia. No hay
manera humana posible, ni con un gran apoyo metodológico y técnico, de
procesarlas en el tiempo previsto sin que su resultado sea mediocre. Además, en
su gran mayoría son interrogantes cuyas respuestas están contenidas en la
Constitución, la Ley Orgánica de Educación y el Reglamento del Ejercicio de la
Profesión Docente.
Al que hay que encuestar, interrogar,
emplazar, es al gobierno. Es a quien corresponde dar respuestas. Educar es una
tarea de todos pero toca al gobierno, principalmente, y luego a la sociedad,
asegurar las mejores condiciones y oportunidades para que el ciudadano
desarrolle al máximo sus potencialidades. ¿Cuáles son los planes del gobierno
para garantizarlas? ¿Manipular a los ciudadanos con una consulta que juega con
las expectativas de muchos que pudieran concurrir a participar de ellas de
buena fe?
Es cada vez más necesaria para disfrutar los
derechos económicos y sociales como el trabajo, la salud o la recreación;
también para ejercer los derechos civiles y políticos. Es la clave del progreso
económico, de la democracia política, de la democracia social fundada en la
equidad y la justicia social. La educación es una condición para la cultura,
para la creatividad. ¿Puede decirnos el ministerio de educación venezolano sus
planes para permitir que nos eduquemos con calidad y sin adoctrinamiento?
¿Puede decirnos cómo educarnos con libertad en un sistema político totalitario,
asfixiante, que invade todos planos de la vida, que cercena libertades, que
sesga vidas de estudiantes?
Si la educación es la prioridad ¿por qué la
educación no es lo primero? ¿Por qué recibe recursos cada vez más menguados?
¿Por qué el hecho educativo formal tiene que transcurrir en centros educativos
destartalados, con maestros deficientemente formados y en precarias condiciones
de vida? ¿Cuál es su respuesta, ministro? ¿La Consulta Educativa? ¿Necesita
usted realmente que estudiantes, padres, representantes y docentes lo enteren
de la realidad educativa? ¿Dado ese enorme déficit de maestros bien formados
cuáles son sus planes en materia de formación docente? ¿Cómo piensa restablecer
el prestigio de la carrera docente, dar a los maestros salarios competitivos,
respetar la autonomía de cátedra y asegurar su actualización permanente?
Si el gobierno piensa en serio mejorar la
calidad de la educación debe comenzar por: Abrir los concursos para el personal
directivo, garantizar su formación y mejorar sustancialmente su salario
respecto al maestro de aula. Crear un Instituto con suficiente financiamiento
que se ocupe con autonomía de investigar el problema. Revisar la remuneración
de los docentes  para igualarla a la de los profesionales de otros
países.  Abrir los concursos para dotar los cargos del personal docente.
Derogar la Resolución 058 y otras medidas que  descalifican   a
los profesionales de la docencia y a los directores, restándole atribuciones y
responsabilidades en  la conducción de las escuelas. Dotar a las escuelas
con los recursos y medios para el aprendizaje: bibliotecas de aula, laboratorios,
talleres, canchas deportivas, etc. Y preparar un plan para la descentralización
del sistema escolar, basándose en los artículos 4, 157, 158 y 185 de la CRBV.

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