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Joseph E. Davies, un empresario norteamericano, es nombrado por el presidente Roosevelt embajador de los Estados Unidos en la Unión Soviética para que averigüe cuales son las intenciones de este país respecto a la inminente Segunda Guerra Mundial. El embajador se llevará algunas sorpresas en una nación que pocos conocen verdaderamente. (FILMAFFINITY)


1943: Nominada al Oscar: Mejor dirección artística (Blanco & Negro)

Este es uno de los filmes más sorprendentes que haya podido hacerse en los Estados Unidos de Norteamérica. Primero, porque fue producido por uno de los más poderosos Estudios de aquellos tiempos: la Warner Bros. Segundo, porque se hizo en 1943 (en plena 2ª Guerra Mundial) con el beneplácito del gobierno de Roosevelt y como un filme de propaganda. Y tercero, porque su propósito es rectificar -de la manera más objetiva que podía hacerse- la imagen de la Unión Soviética y demostrar su relevante e imprescindible presencia durante la lucha contra el fascismo.

Todo se inicia con la publicación del libro “Misión en Moscú” cuyo autor fue Joseph E. Davies, quien fuera embajador norteamericano en la URSS (1936-1938) y quien vivió por encima de toda sospecha de que tuviera interés alguno en el comunismo, ya que, como empresario, tenía una indeclinable fe en el capitalismo, creía en la libre empresa y era defensor acérrimo del individualismo. Y fueron precisamente estas posiciones, las que animaron al presidente Roosevelt a llamarlo para ejercer dicho cargo diplomático, además de que sabía también de una cualidad indeclinable en Davies: era objetivo y diría exactamente la verdad de lo que viera y oyera en su misión.

Y así, entre los informes que trae Mr. Davies y que el filme presenta con relevancia y claridad, queda sentado que la Unión Soviética era una nación que buscaba “el máximo de bienes para el máximo de gente”, que abogaba por la paz del mundo y que, sin ella, no hubiera sido posible enfrentar con éxito al fascismo.

Michael Curtiz, el director asignado para esta singular empresa fílmica, consigue un cuidadoso y sorprendentemente bien filmado documento histórico, el cual es presentado en primeras imágenes por el propio embajador Davies, dando así cuenta de que aprueba sin objeciones todo lo filmado.

Entre los muchos aportes del filme, se revela mediante una representación casi fidedigna del verdadero juicio, lo que la prensa de derecha llamó “purgas stalinistas”, pero que no fue más que un juicio objetivo e imparcial contra verdaderos traidores al régimen. También –para acallar a los detractores del comunismo- se ilustra el sustantivo progreso industrial que se venía dando en aquellos años. Se deja en claro que, quizás, ningún líder de una nación ha sido nunca tan mal juzgado. Y se muestra la cordialidad y el respeto con que se trataban los cuestionamientos de los visitantes extranjeros.

Pero, había alguien que no deseaba que se difundieran profusamente verdades tan contundentes… y entonces, el filme fue llevado ante la infame Comisión de Actividades Antinorteamericanas, donde no tardó en ser acusado de antidemocrático… y el notable guionista, Howard Koch, fue puesto en la lista negra.

«MISIÓN EN MOSCÚ» es un material imprescindible para políticos e historiadores. (Luis Guillermo Cardona, FilmAffinity)

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Misión en Moscú – Mission to Moscow from Gonzalo Recabarren on Vimeo.

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