Fuera de toda posición política cuyo sentido sea promover el aislamiento de las masas ya en lucha, en la calle, en el barrio o en la universidad contra un régimen opresor como el de Maduro, la reciente postura de gente como Marea Socialista resulta poco menos que errónea y sin perspectivas de empuje de un cambio político, aún cuando podamos rescatar algunas tímidas verdades en su declaración #20.
Uno de los errores en que incurren es que independientemente de quién o quiénes levanten las banderas de cambio necesario en esta lucha por el cambio político en el país, independientemente de quién o quiénes convoquen, el llamado en todo caso, y sobre todo si se considera un destacamento de avnzada verdaderamente revolucionaria, que resume claridad, capacidad y ubicación del momento político, es a la incorporación, a la más amplia participación para así disputarse la conducción del movimiento de masas y su orientación para producir el cambio político que exige el pueblo venezolano, principalmente si las exigencias y demandas de las mayorías incorporadas en esa lucha, son justas, como es el caso.
Pero su planteamiento no parece ser éste. Entonces ¿es Marea Socialista ese destacamento? ¿Cuáles son los intereses de clase que defienden entonces? A partir de tales interrogantes es posible que nos asalten dudas mas hondas. Pero si partimos de la continuidad de la política neoliberal, represiva y hambredora iniciada por el eternamente galáctico comandante, al MS levantar en su discurso la defensa de su legado, supuestamente «traicionado» por la dictadura madurista, no hace sino escurrir el bulto. Maduro es la expresión más nítida de lo que aquel comenzara. Chávez benefició ampliamente a la oligarquía del dinero [banqueros] y al sector importador. Esto último debería estar plasmado en ese comunicado #20, en vez de estar haciendo aspavientos y a jugar con ciertas posiciones que acaso sugieren desmovilizar la lucha que libra la gran mayoría del pueblo venezolano. Ese no puede ser el planteamiento central de un sector que no solo se hace llamar «vanguardia», sino que supuestamente lucha por la construcción del socialismo.
El caso es que no ataca ninguna de las dos cosas, no hace denuncia alguna. MS se diluye al parecer en posiciones ambiguas; el pragmatismo y el oportunismo vienen a convertirse en freno a la posibilidad de construcción de un análisis más acabado, que asuma mayores determinaciones en relación con la situación política nacional que el que reproducen a partir del comunicado de marras. En el mismo no hace sino parodiar de fondo aquella falacia con la que pretenden apalancar lo que a todas luces no es más que una estafa al sentimiento de cambio de la gente: el llamado «chavismo puro». Plantean el rescate de éste, extensión de un proyecto que traicionó al pueblo en sus ansias de cambio [Bandera Roja alertó sobre esto en 1998].
En ese «rescate», MS no solo se desliza, vacila erróneamente, sino que también sucumbe ante el peor de los sectarismos, uno tan bárbaro y desubicado como el que tratan de adosarle a los cogollos tanto de la MUD como del PSUV. En acción y conducta parten de lo que denuncian, lo convierten en práctica mientras lo denuncian en otros. No parecen entender que los avances de la lucha contra el despotismo actual son el resultados de conquistas, de verdaderas batallas libradas en la calle, con esfuerzo, con lucha, con sudor de pueblo cansado de miseria, hambre y represión; no con llamados a la abstención, a la dispersión, a la desmovilización y menos a través de un comunicado que hace pucheros en el sentido de lamentarse sobre quién hace la convocatoria o no.
Para combatir el despotismo y la tiranía se hace necesario dar la pelea, sobre todo contra quienes tratan de sustituir ambas cosas, pero para en el fondo imponer su propio despotismo y tiranía. Ese es parte del juego de la democracia burguesa. MS no parece comprender que en esta circunstancia es también necesario dar la pelea para desmembrar y derruir los pactos que avanzan a partir de la posibilidad de instauración de un nuevo bipartidismo, y por tanto la configuración de una nueva farsa.
Ciertamente la MUD está movilizada y marchando, principalmente presionada por la fuerza de las aspiraciones del pueblo, aunque como denuncia MS su objetivo sea totalmente electoral y aspire cohabitar con el régimen, intereses clientelares de por medio. El canal humanitario, la liberación de los presos políticos, acompañado de la articulación de un programa de desarrollo nacional y reactivación del aparato productivo y la lucha por la Reconstrucción Nacional no forman parte de la agenda real de quienes actúan como aves de rapiña ante los ofrecimientos y negociados que, «diálogos» por delante, conforman la evidencia más clara de a qué intereses responden estos pares y curruñas, tirios y troyanos (MUD-PSUV).
Pero en la movilización no solo están quienes albergan intereses bastardos. En la lucha de calle no solo están los denunciados rufianes. ¿Es que acaso la aspiración de los cogollos es la misma que la de las mayorías movilizadas? ¿Acaso lo que mueve a la MUD es lo mismo que mueve a la gente hoy lanzada a la calle en todo el país? Sin duda no son los mismos intereses, la gente no es tonta. Pero también esa gente requiere de dirigentes que acompañen y representen sus intereses. Entonces, en una circunstancia como la actual no cabe espacio para la vacilación. Sencillamente o acompañan la rebelión de la gente, la rebelión el pueblo, ese que grita a todo pulmón #AbajoLaDictadura, o no representan ninguna aspiración de cambio genuino para los venezolanos. !Es la hora del pueblo¡ pero también es momento de definiciones. ¿Tiene MS absoluta claridad de esto? Es hora de marchar en donde marcha el pueblo, así en la marcha vayan otros futuros enemigos a vencer.