Hace unos 2.600 años vivió Sun Tzu, un general chino, genio en el arte de la guerra y la política. Su obra, El arte de la guerra es de lectura obligatoria en todos los ejércitos del mundo y guía de la mayoría de los estadistas. La obra de Sun Tzu no es exclusivamente un libro de guerra en la acepción estrictamente militar. Sus consejos se aplican desde el mundo de la política hasta la ciencia de la administración y los negocios. Sus consejos, adquiridos en el campo de batalla y en el estudio de la política, tienen una asombrosa vigencia.
Quienes hacemos política en Venezuela estamos obligados a estar familiarizados con el concepto de estrategia. Aquellos que la entiendan y la apliquen correctamente sobrevivirán, los que no, perecerán, como diría el militar chino. Es decir, es necesario tener una estrategia y cuantas tácticas sean necesarias para coronar con éxito lucha contra la dictadura que gobierna el país.
En los últimos tiempos los venezolanos hemos sido testigos de excepción de muchas fallas en la conducción de la lucha contra el régimen. Esta conducción ha recaído en las espaldas de un cogollo que se abrogó la exclusividad de “representar” a todo el pueblo opositor. Es claro que dicho cogollo no comprendió el momento político, que frenó ex profeso las movilizaciones populares y democráticas para dar paso a un diálogo propuesto por Maduro, que a todas luces buscaba ganar tiempo. Su táctica fue errada, de eso no hay duda, a pesar de las advertencias y críticas que se hicieron.
Luego del fracaso que ha tenido este cogollo, se ha hablado de su necesaria sustitución. Cualquier alternativa opositora que intente desplazarlo, debe entender que la inmensa mayoría del pueblo está urgida de una dirección política que esté a la altura de la complejidad del momento, que quiera y esté convencida de salir de la dictadura lo antes posible. Debe entender, comprender y tener claro que solo con la presión popular, con la rebelión democrática en sus diversas formas de luchas se echará del poder a Nicolás Maduro y sus mafias. Debe tener muy clara la necesidad de trabajar en la edificación de una unidad superior, que sea expresión de una política de unidad y alianzas más allá de los cogollos y las élites que secuestraron y hegemonizaron sectariamente la lucha por la restitución de la democracia.
Conocer la naturaleza de la dictadura es básico
Para Sun Tzu es imprescindible conocer al enemigo mejor de lo que te conoces a ti mismo. “Conoce al enemigo y conócete a ti mismo. Si no sabes nada del enemigo, y te conoces, existe igual posibilidad de ganar o perder; y si no te conoces, y tampoco a tu enemigo, estarás en peligro constante durante el combate”, decía. Para encarar a la dictadura con éxito es medular tener conocimiento de la naturaleza del régimen venezolano, hacer una caracterización del mismo, porque de ello dependerá el diseño de una estrategia victoriosa para enfrentarlo en el terreno político.
La política en parte es el arte de la aplicación de las estrategias y tácticas de la guerra por parte de los civiles para la toma del poder. Entonces, lo primero que debemos hacer es conocer al adversario, sus estrategias y tácticas, su naturaleza de clase, es decir, a qué intereses sociales sirve más allá de su discurso. Por la práctica y ejecutoria de sus políticas se puede tener una mejor apreciación de cuál es la real orientación ideológica del mismo, no por lo que diga, sino por su práctica concreta.
Si definimos al adversario erróneamente, errónea será la estrategia y tácticas para enfrentarlo. No puede ser otro el resultado sino hemos estudiado a fondo la verdadera naturaleza de quien enfrentamos. Como decía Marx, “las cosas no se presentan como son”. Este régimen se presenta con una jerga y ropaje de izquierda, socialista y hasta comunista sin serlo en lo absoluto. Si los que pretenden dirigir la política opositora compran el discurso del régimen, lo repiten y promueven como una verdad, están empleando una estrategia hacia algo que no existe, que no es real. Es como pelear con un fantasma y quien pelea con un espanto jamás podrá derrotarlo, solo en su mente se libra esa batalla.
Caracterizar a un régimen por el discurso que emplea, por las relaciones diplomáticas y/o políticas con determinados personajes o países, por las comparaciones de experiencias de países autodenominados de “izquierda o socialista” y no por sus obras, es incorrecto. Pero la conveniencia de algunos sectores en mantener un discurso anticomunista parece más una cosa de marketing que da “dividendos” políticos, da votos, prestigio y caché.
Sun Tzu advierte que “todo General debe conocer la naturaleza del terreno, e investigarlo con cuidado, pues esto facilita al ejército la organización de su victoria.” En política vale. Al buen entendedor, pocas palabras.
Unidad superior para salir de la dictadura
Hoy, la inmensa mayoría del pueblo venezolano desea desde la base salir de este gobierno y régimen lo antes posible. Y este deseo de cambio va más allá de la ideología de cada quien, de sus creencias religiosas, de su militancia partidista, de sus condición económica o social.
Una nueva unidad debe tomar en cuenta esta realidad y heterogeneidad, esta caracterización política de la sociedad venezolana. Los que queremos salir de este desastre somos mucha gente: socialdemócratas, socialcristianos, derechistas, izquierdistas, socialistas, comunistas, capitalistas, de todas las creencias religiosas, inclusive hasta gente de pensamiento fascista. El quid de una estrategia y una táctica victoriosas está en unir a esta diversidad.
Sun Tzu decía que en la guerra y en la política era básico tener aliados para derrotar al enemigo, por lo que debía sumarse el mayor número de aliados posibles, neutralizar potenciales enemigos y dividir a los aliados de éste. En Venezuela existen fuerzas sociales, gremios, sindicatos, partidos políticos fuera de la MUD, artistas, intelectuales etc. que luchan contra la dictadura desde sus espacios y tienen planteamientos, propuestas y visiones de cómo enfrentar lo que nos oprime a todos. Sumar y acompañar luchas particulares de sectores que están excluidos de la estrategia sectaria del cogollo de la MUD es lo correcto. Significaría un salto cuantitativo y cualitativo que elevaría la unidad hacia un estadio superior, hacia la conformación de una nueva dirección política que dirija las luchas del pueblo con mayor amplitud, que incorpore a todos los que están batallando al detal contra la dictadura. Una unidad concebida en estos términos sería victoriosa e invencible en el propósito de salir de este gobierno y su régimen, porque no hay fuerza más poderosa que la voluntad de un pueblo que ya decidió cambiar el actual estado de cosas. Falta esta dirección política que comprenda la coyuntura política a la que nos enfrentamos y lleve a buen puerto a esa fuerza que quiere cambio.
Es fundamental entonces hacer bueno lo expresado por Sun Tzu: “si tienes aliados, tu posición es fuerte y el problema lo tiene tu enemigo”. Pero en nuestro caso el adversario tiene aliados y juega duro.
Los aliados no los decidimos nosotros, ni una coalición de partidos, ni menos un cogollo. Los aliados los definen las circunstancias históricas, coyunturales y concretas en las que nos toque actuar. Sería un error definir las alianzas y aliados por el poder económico que tengan, por el marketing o por afinidad ideológica o partidista, o simplemente por la cantidad de votos sacados en procesos electorales pasados. Hoy no podemos darnos el lujo de desechar a potenciales aliados por su ideología o porque en el pasado estuvieron identificados con el gobierno o con su líder fundador. Todos somos necesarios para salir de este régimen. Hoy son miles los chavistas de a pie que están decepcionados o que han roto con el régimen y que están dispuestos a sumarse a la lucha por salir de este desastre.
¿Qué hacemos con estas bases chavistas decepcionadas del gobierno?, ¿los apartamos? Una cosa son los Arias Cárdenas, los William Ojeda, los Ricardo Sánchez y otra cosa son los militantes y pueblo chavista de base que no tienen mando ni responsabilidad en la conducción y sostenimiento del régimen. Eso debemos diferenciarlo muy bien y si queremos sumar aliados, hay que incorporar a todo el que esté ganado para salir de esta dictadura sin estar hablando mal de la ideología o pensamiento político que profese cada quien. No se puede invitar a alguien a sumarse a una lucha o a una nueva alternativa opositora pero al mismo tiempo estigmatizarlo por su manera de pensar, es una contradicción de marca mayor, sería combatir el sectarismo que se critica a los cogollos con más sectarismo y esto en política no se debe cometer. Cualquiera nueva alternativa debe sumar a los partidos minoritarios que están dentro y fuera de la MUD.
Debemos tener muy claro, entonces, los objetivos para poder enfrentar con éxito al enemigo. También debemos tener claro quien es el enemigo principal. Éste es el régimen que gobierna, y como decía Sun Tzu “vencerá quien pueda unir sus tropas en un objetivo común”. Porque quien actúa –expresaba- “aisladamente, y carece de estrategia y toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado”. No desviemos el objetivo principal: enfrentar y derrotar al gobierno y su régimen dictatorial.
No podemos distraernos en atacar a determinadas ideologías, a atacar a la MUD como una instancia unitaria y a los partidos genéricamente. Lo que hay que cuestionar y criticar es la política errónea de alguna de esas organizaciones, a la política sectaria y excluyente del cogollo que la dirige, de su falta de estrategia y tácticas claras para enfrentar la dictadura. Debemos sumar y multiplicar. Nuestra principal energía debemos enfilarla contra el régimen. En la nueva alternativa opositora debe caber todo el mundo que quiera derrotar la dictadura, hay que demostrar en los hechos que creemos en la unidad superior.
Sun Tzu expresó que estas eran las cualidades que debe tener El Mando (la dirección política o vanguardia en este caso): “Sabiduría que le permite actuar según las circunstancias; sinceridad, humanidad, si es humano apreciará la laboriosidad y el esfuerzo de los otros; si es valiente aprovechará las oportunidades sin titubeos. Por otro lado, destaca la existencia de algunas cualidades, en las cuales puede predecirse la victoria: el que sabe cuándo puede o no luchar; el que comprende cómo usar fuerzas, tanto grandes, como pequeñas; el ejército cuyas filas están unidas en un propósito; el comandante que es prudente, y aguarda un enemigo que no lo es. Crea un ejército invencible, y espera el momento vulnerable del enemigo».