Venezuela avanza hacia el cambio político, tiene el deber y el derecho de librar su propia rebelión y su reconstrucción. Partimos con el compromiso del entendimiento unitario de todas las organizaciones democráticas que hoy hemos construido para lograr: 1. el Cese de la Usurpación, 2. el Gobierno de Transición y 3. las Elecciones Libres. Ahora con más fuerza partimos de la energía y el impulso que nos brinda la inmensa mayoría del pueblo que nos está acompañando y que al mismo tiempo es protagonista en la lucha contra la dictadura y por cambio que se avecina.
Debemos insistir
La tarea de las fuerzas democráticas, organizadas o no, está en seguir abriendo los cauces de la participación protagónica de la ciudadanía. Es imperativo y urgente la construcción de un gran movimiento asambleístico, como ejercicio de la nueva democracia directa, que sume a cada habitante, en cada calle del barrio o urbanización, en cada centro de trabajo, en cada escuela y universidad. Que se articulen todas esas asambleas en sus luchas comunes y particulares; que se desarrolle una amplia unidad social contra la dictadura y por la reconstrucción. Este movimiento debe ser la base para los nuevos tiempos.
Debemos seguir tejiendo nuestros sueños y esperanzas a fuerza de calle, de lucha y organización. Ha sido suficiente tiempo para la oscurana, que disfrazada de redención social ha oprimido hasta los huesos al gentilicio venezolano. Tenemos que seguir avanzando en la ruta por el rescate de la democracia y por definitivamente echar abajo la dictadura de Maduro y sus nubarrones de hambre, desidia, corrupción, chantaje, humillación y miedo.
Ya casi nada queda en pie, casi nada funciona, los problemas se agravan, se multiplican. Las consecuencias se reflejan en el rostros del que vive su vida persiguiendo ofertas para comprar lo que medio se puede para comer, en los escolares, trabajadores y ancianos que caminan a diario por falta de transporte, en las arrugas de nuestros abuelos que esperan a las puertas de los banco la mísera pensión. Vemos hombres y mujeres en su angustioso trajinar para almacenar agua cada fin de semana, o para adquirir una bombona de gas. La frustración, la tristeza, la rabia y el descontento está allí, en cada venezolano. Más temprano que tarde, como lo estamos viendo, ese pueblo en estado de rebelión democrática, tomará el protagonismo y con sus puños y brazos hará que este tiempo pase.
La Huelga General
Estamos ante una crisis humanitaria y necesitamos la ayuda, es cierto, pero la principal ayuda humanitaria está en la salida de Maduro, y en ella debemos enfocarnos, de ella depende que se facilite el camino para atender las tareas políticas de la nueva democracia y de la estabilización y recuperación económica. De tal manera que debemos prepararnos para organizar, convocar y dirigir una GRAN HUELGA NACIONAL INDEFINIDA, un acto generalizado de desobediencia civil y militar, acompañada de miles de movilizaciones masivas en todo el territorio, que presione la salida del dictador. La base de estas acciones están en el movimiento asambleístico, en los miles de liderazgos surgidos al calor de su configuración y las luchas. El desenlace final dependerá de nuestras propias fuerzas, indudablemente, no de otra cosa, menos de la intervención extranjera, que es difusa y se disipa.
Solo faltas tú
De tal manera que vamos con toda esta energía a construir ese movimiento asambleístico en todo el país. Solo faltas tú, tu disposición y protagonismo para avanzar. Este es un llamado para todos los ciudadanos. Un llamado de inclusión, de amplitud y de unidad también para aquellos que hoy se sienten frustrados, estafados y engañados por quienes alguna vez prometieron bienestar pero acabaron con el país y lo empobrecieron hasta llevar el hambre a nuestro pueblo. Invito a todos esos hombres y mujeres que aún están en las filas del chavismo a ponerse del lado de la mayoría que quiere cambio. Los invito a marchar juntos para reconstruir Venezuela y hacerla realmente soberana e independiente, con desarrollo, bienestar y progreso.