ENERO de 2019 será recordado como el mes en que se construyó la lápida del Gobierno de Maduro y su régimen mafioso y dictatorial. Una ola de rebelión democrática, ciudadana y popular vuelve a levantarse en toda la geografía nacional, recordando las gestas heroicas de 2014 y 2017, reprimidas a sangre y fuego por la sanguinaria dictadura de Maduro. Pero, siguiendo el dicho popular, a la tercera es la vencida, las enseñanzas aprendidas sirven para acerar mejor las fuerzas y clarificar los caminos.
Hoy se recuerda, con acertado sentido de la oportunidad, aquel enero del año 58 —por sus lecciones de cómo salir de una dictadura—. Nuestro partido también recuerda hoy el 20 de enero de 1970, cuando fundamos a BANDERA ROJA en las montañas del oriente venezolano: una organización de jóvenes revolucionarios que hizo del ejercicio de la política un acto de decencia, claridad y perseverancia, con sus propuestas de transformación y cambio para abrir los caminos a la liberación nacional y social, para edificar una democracia más avanzada, que denominamos democracia popular, y para sentar las bases del verdadero socialismo en nuestro país, que nada tuvo que ver jamás con la estafa que este régimen impuso, y cuyo nombre ha venido enlodando durante 20 años de saqueo e ignominia.
Por ello, la mejor celebración de nuestro 49° aniversario la haremos, primeramente, animando con entusiasmo y desde las primeras filas los cabildos y asambleas de ciudadanos, para transformar este 23 de enero en una manifestación de la fuerza de un pueblo que renace de las cenizas y que despierta para acabar con la dictadura. Un día en el que el pueblo venezolano, tanto de a pie como uniformado, unirá sus esfuerzos para comenzar, desde ya, a reconstruir, con medidas concretas y decisiones que aquí planteamos, esta patria diezmada y en penurias que nos dejan dos décadas de engaño, de farsa y de demagogia.
Estos 49 años de nuestra organización, de duras luchas en muchísimos espacios que incluso han costado la vida y cárcel de cientos de cuadros de nuestra organización, demuestran nuestra constancia para que Venezuela sea próspera, libre, independiente y soberana. La lucha que hemos librado por la transformación de nuestro país nos encuentra frente a este desastre, una crisis general que no será superada mientras el país siga gobernado por este o cualquier liderazgo mafioso, corrupto, indolente, mentiroso y sanguinario. Esta claridad es vital en la lucha por derrocar la dictadura, define el norte y el camino de la liberación venezolana. Derrocar esta dictadura supondrá derrocar el régimen político que la conforma.
Para ello, algunas medidas urgentes que deberá tomar un nuevo Gobierno de Unidad Nacional. La primera, decretar la inmediata libertad de los presos políticos, acompañada con el castigo e investigación inmediata de los delitos y autores de crímenes de lesa humanidad. Por el daño causado, deberán rendir cuentas pronto sus principales capitostes, comenzando por el usurpador de Miraflores. Tampoco podrán evadirse de la responsabilidad por haber impedido una salida pacífica, constitucional o electoral, sin que ello implique un régimen de venganza y persecución. La justicia no es equivalente a la revancha.
En medio de la desesperación y de las peores penurias, hoy vuelve a despertar el ánimo y la confianza en los venezolanos para sacudirse a la dictadura. Para salir de esa pesadilla, debemos aprender de los errores, ubicarnos en la realidad concreta y disponernos a construir la victoria. AHORA LE TOCA AL PUEBLO, al protagonismo social, a los miles de dirigentes que van surgiendo de las luchas. Allí está la fuerza para producir el cambio político. Por ello, la reconstrucción requiere establecer de inmediato una nueva democracia, sustentada en un masivo ejercicio asambleario y de participación en todos los espacios, para la reconstrucción y reorganización democrática de la sociedad, de sus instituciones y de una nueva ética ciudadana de participación vinculante en la construcción de un nuevo poder.
La hambruna y el drama social que azota a la mayoría nacional se han tornado insoportables. El descontento toma expresiones cada vez más airadas y vuelve a tomar la protesta de calle. Esto es muestra de una demanda urgente en el pueblo, recomponer la economía. Para ello, es vital que entre las primeras medidas que debe asumir un nuevo Gobierno, está el aumento general de todos los salarios, acompañado con el incremento en la producción. Esto obliga a que el ahorro social sea destinado de inmediato y sin trabas hacia la producción agrícola y de manufacturas que puedan sustituir la importación en corto tiempo.
La dictadura chavista afianzó durante 20 años el modelo rentista y extractivista en Venezuela. Es por ello que se deberá ordenar de inmediato la restructuración de todas las empresas del Estado, y particularmente la restructuración de Pdvsa, con el objetivo inmediato de aumentar la producción petrolera con inyección en pozos maduros de petróleo liviano, y aumentando la producción de crudos pesados a ser livianizados facilitando su comercialización. Esto, acompañado de medidas que propendan a sentar las bases de una rápida diversificación del sector petrolero para servir de palanca al resto de factores de la producción nacional.
El mecanismo para resolver la hambruna no puede ser la importación. Sin embargo, la inmediata aceptación de Ayuda Humanitaria, debe ir acompañada con la asistencia internacional dentro de la jerarquía de estímulo a la producción agrícola nacional en rubros de corto periodo de cosecha. Granos, legumbres y tubérculos, por ejemplo, deben ser prioridad en una primera etapa.
Como parte de la Ayuda Humanitaria, es vital que la comunidad internacional acompañe esta situación de grave crisis financiera a la que nos sometió el régimen de Mafias, con la solidaridad necesaria. Venezuela debe plantearse de inmediato la renegociación de la deuda pública, acompañada de medidas de moratoria y condonación que permitan atender de manera soberana la crisis financiera, y apostar todos los recursos a resolver los problemas urgentes de la economía y atender la producción. Ayuda Humanitaria es también comprensión de la magnitud de la crisis que esta dictadura ha dejado.
Tras el cambio político que el pueblo está dispuesto a producir en Venezuela, urge en definitiva un nuevo orden en la sociedad venezolana, radicalmente distinto al actual. Quienes militamos en @Bandera_Roja estaremos, como siempre lo hemos hecho, en la calle y junto al pueblo, y en cualquier espacio en el que se requiera gente honesta, firme, formada, valiente y capaz, labrando un camino de UNIDAD y de LUCHA, que promueva el cambio urgente y la construcción de un nuevo poder político, democrático y popular, que construya la verdadera paz: la paz de la dignidad, el desarrollo y el bienestar, fundamentalmente sustentada en la democracia de la gente.
Ahora le toca al pueblo | Rebelión y Reconstrucción
Desechar las ilusiones y prepararse para la lucha
Abajo la dictadura
Bandera Roja (resistencia)
Caracas, 20 de enero de 2019