Enfrentamos hoy un régimen dictatorial sanguinario, represivo, feroz y delincuente. Toda duda fue despejada. Cuatro meses de rebelión democrática —aun cuando no coronamos la victoria anhelada—, desnudaron la esencia de la dictadura a los ojos del mundo, pues ya se muestra sin tapujos y sin vergüenza: un GOBIERNO DE FACTO con apoyo militar y policial, pero sin pueblo ni aliento de futuro.

El pacto de mafias que sostiene al régimen ha violado abiertamente la Constitución y las leyes, instaurando el terrorismo como política de Estado y cercenando las vías pacíficas, electorales y legales para el cambio político. Por una parte, asesinan a más de un centenar de compatriotas, fusilan la Asamblea Nacional, destituyen a la Fiscal General y llenan las cárceles de presos políticos; y por la otra pretenden darle un barniz de legalidad con el raído ropaje constituyente a esta nueva versión que mezcla Gobierno gorila con República bananera.

La Constituyente es el disfraz parlamentario de la dictadura y el enemigo a vencer es Maduro y su camarilla.

La Unidad

Este pacto de mafias debe ser enfrentado sin vacilación. No nos arrodillaremos ante el chantaje, la arremetida psicológica y la feroz represión. Debemos alzarnos con valentía y hacer frente en todos los terrenos de la lucha. Ya basta de que nos dividamos ante las repetidas maniobras y provocaciones de la dictadura. Ya basta de seguir colocando aspiraciones individuales, grupales o partidistas por encima del objetivo común. Ya basta de segregaciones por diferencias ideológicas o políticas. Es hora de que el llamado a la UNIDAD se convierta en una fuerza material que impulse la mayor integración social y política contra la dictadura; de que las distintas expresiones opositoras —empezando por la MUD, la Resistencia y la antiMUD— nos pongamos de acuerdo en un plan común, en una dirección política unitaria y amplia, y en una propuesta programática que recoja el sentir de los distintos sectores sociales que pugnamos por el cambio. Aunque parezca difícil, estamos seguros del carácter democrático de las fuerzas que hoy conforman la variopinta oposición, y de la firmeza del pueblo en apuntalar una senda victoriosa.

Entramos en una nueva fase de la contienda. No es tiempo de desmayar en el combate. Tomar un respiro no es retroceder sino prepararse para avanzar. Asumir el reto se traduce en tareas específicas para todos y cada uno de quienes formamos este frente libertario y de resistencia. A las fuerzas vivas de la sociedad —las iglesias, el empresariado, los trabajadores, las academias y universidades, las agrupaciones ciudadanas, las organizaciones no gubernamentales, los artistas y escritores— les corresponde dar el respaldo moral, social y cultural al cambio por venir, en un frente que resuma lo mejor de nuestra patria. Los diversos partidos y corrientes políticas debemos responsabilizarnos por unificar una estrategia y una táctica que respondan con sabiduría, firmeza y tenacidad a las maniobras dictatoriales.

Dirección política y papel de cada sector

En toda esta etapa el pueblo ha demostrado, con un terrible costo de cárcel y de muerte, su gran disposición, arrojo y perseverancia por salir de esta catástrofe que nos atosiga y del Gobierno de Maduro como principal responsable. La gesta libertaria que libra el pueblo venezolano sienta precedente histórico y exige una continuación bajo una conducción política que pueda —dentro de la complejidad y las dificultades reales— conjugar distintas formas de lucha, unir la más amplias diversidades, trazar una ruta cierta hacia la democracia, afianzar en la base de la sociedad la fuerza política para el cambio y llenar de esperanza al pueblo sobre las grandes potencialidades existentes de reconstrucción nacional hacia el progreso, el desarrollo, la prosperidad, la soberanía y la justicia social.

A las organizaciones sociales, gremiales, estudiantiles, comunitarias y sindicales les corresponde mantener el reclamo y la protesta permanentes por el derecho a una vida digna y contra las políticas antipopulares y antinacionales del Gobierno. A los defensores de los derechos humanos les toca la ardua tarea de mitigar los daños y atender a las víctimas de la razzia represiva y genocida desatada. A los comunicadores sociales les atañe la difícil labor de continuar abriendo espacios para la denuncia, para el análisis y para la elevación de la conciencia de la población en su conjunto. A las organizaciones de la resistencia les corresponde aprovechar esta especie de tregua para fortalecer sus filas y prepararse mejor, anímica, instruccional y políticamente, para los embates venideros.

Y a los ciudadanos todos les corresponde quizá la tarea y la responsabilidad fundamental: fundar en su urbanización, barrio, centro de estudio o de labores, caserío, pueblo, municipio, la organización de base, el espacio permanente para el debate y la preparación de la acción, en fin, la asamblea como el punto de encuentro para enfrentar la dictadura. Se trata de tejer un gran movimiento asambleístico que represente el protagonismo social, el poder de base, la fuerza social que no solo empujará la salida del Gobierno de Maduro y el desplazamiento del régimen despótico, sino que también sentará las bases para avanzar en las formas democráticas de participación de la ciudadanía en la escogencia del rumbo en lo económico, político y social. Por último, a los pueblos del mundo y a las naciones democráticas les solicitamos la más amplia y diversa solidaridad con la lucha de nuestro pueblo y con el drama que hoy sufre.

El combate en que se han convertido las elecciones de gobernadores no puede ser visto como un espacio para aspiraciones parciales o para propuestas de bacheo y servicios. Es un escenario de lucha contra una dictadura y como tal debe ser asumido. Muchos serán los obstáculos, las trampas y las provocaciones de la dictadura en este lapso. Pero frente a esto es vital presentar un frente único y una fórmula unitaria. Es obligación insoslayable de los partidos postulantes. Solo así desenmascararemos la maniobra y abriremos el paso a un triunfo arrollador que seguro será superior al de diciembre de 2015. Echar a un lado las peleas fratricidas y las enconadas críticas mordaces entre nosotros se plantea como algo imprescindible.
La gigantesca fuerza y disposición mostrada por nuestro pueblo ameritan una dirección política que entienda el momento histórico por el que pasa Venezuela y se disponga a allanar los caminos de la liberación social, económica, cultural y nacional. Salgamos a vocear las consignas de lucha por un mundo mejor para los venezolanos decentes y de buena voluntad, para el pueblo trabajador, para quienes desean que en nuestro país imperen la justicia, la educación, la salud, el bienestar y la valoración al mérito, al esfuerzo y al trabajo.

A desechar las ilusiones y prepararse para la lucha
Venezuela es un #PuebloAlzado
#AbajoLaDictadura
Democracia, desarrollo y bienestar

Dirección Nacional
Bandera Roja (resistencia)
Caracas, 20 de agosto de 2017

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