Luego de las declaraciones de Donald Trump, en las cuales plantea que no descarta el uso de la fuerza militar en Venezuela, ha habido reacciones en las cuales algunos irresponsablemente azuzan a que los gringos actúen para supuestamente acabar con la dictadura de Maduro y sus mafias. Quienes así piensan le hacen un flaco servicio a la Rebelión Democrática venezolana. Permiten unificar a los chavistas en torno de un «enemigo externo» y le brindan oxígeno al discurso dictatorial de que Venezuela es «víctima del imperialismo norteamericano», y que está en peligro la soberanía nacional. En torno de este falso discurso de defensa de la patria, hoy se ha unificado nuevamente parte del chavismo en torno del PSUV y sus dirigentes.

No ha habido en la historia contemporánea venezolana un régimen que haya entregado más al imperialismo nuestra soberanía como lo ha hecho el chavismo. En los primeros años de esta estafa revisionista vimos cómo bajo las órdenes de Chávez se establecieron las empresas mixtas en la industria petrolera. Política a través de la cual empresas extranjeras, especialmente estadounidenses como la Chevron, hoy comparten un porcentaje importante de los proyectos de PDVSA en el oriente del país. También vimos cómo Chávez fue estableciendo convenios con China y Rusia que lesionaron el interés nacional como jamás. El Arco Minero hoy es un ejemplo emblemático de lo que afirmamos. Pero tras estos convenios, también vimos cómo utilizando a miles de cubanos para diversos servicios sociales, se arroparon con el fantasma del comunismo cubano para legitimar el discurso «socialista». Toda una mascarada que escondía los negocios antipatrióticos con los verdaderos imperialistas.

Maduro ha profundizado esta política iniciada por Chávez y la usa para mantenerse en el poder. Entrega nuestro territorio y sus riquezas a los imperialismos ruso y chino para enfrentar a USA. Aquí es donde la nueva amenaza estadounidense entra a jugar su papel.

Maduro busca garantizar, por un lado, gran cantidad de divisas invertidas en los proyectos de los Gobiernos de Putin y China, y por el otro, la protección y el padrinazgo de estas potencias ante la voracidad yanqui, que pretende recuperar el terreno perdido en los últimos años en Venezuela y Latinoamérica. Pero estos tres imperialismos, gringo, ruso y chino, hoy se disputan nuestras riquezas y no nuestra independencia ni nuestra libertad. Se interesan por el oro, el petróleo, el torio, el coltán y otras materias primas de carácter estratégico; Chávez y ahora Maduro han convirtiendo a Venezuela en un área en disputa. En vez de aprovechar las contradicciones interimperialistas en favor de nuestra soberanía y desarrollo, se plegaron al bloque imperialista del Brics que busca consolidar su hegemonía mundial. Con ello, afianzan la condición de Venezuela de área en disputa. De allí es de donde verdaderamente nace la amenaza del imperialismo estadounidense. La dictadura aprovecha para presentar un doble juego que busca conseguir el apoyo y los recursos para sobrevivir, mientras trata de presentarse ante el mundo como víctimas y no como victimarios.

Desde la fundación de Bandera Roja hemos luchado por rescatar la soberanía nacional, por la independencia de Venezuela ante intereses extranjeros, sean éstos de un imperialismo u otro. Enfrentando, a su vez, toda suerte de revisionismo, principal aliado de imperialismos revisionistas como el chino, hoy erigido como el hegemón mundial.

La defensa de la patria y de la soberanía nacional pasa por rechazar a la dictadura madurista y derrocarla junto a un gran movimiento popular. Pero no puede haber término medio a la hora de defender la soberanía nacional frente a cualquier injerencia. Los asuntos de los venezolanos los tenemos que resolver los venezolanos, las traiciones las debemos resolver los venezolanos. La falta de una estrategia unitaria victoriosa y no zigzagueante son responsabilidad nuestra. Los avances de nuestra lucha pueden contar con respaldos diversos y de muchos países, pero estos apoyos deben adaptarse a las condiciones propias y soberanas de nuestra lucha.

Desde Bandera Roja confiamos en que este pueblo alzado y en rebelión democrática sabrá poner en su sitio a la dictadura y sus aliados más temprano que tarde. Un pueblo alzado, organizado y unido, triunfará.

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