En esta nueva conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores nos corresponde a todos levantar con fuerza nuestras banderas de lucha. No es momento de lamentos. Las jornadas libradas contra las penurias y la difícil situación que sufren los trabajadores han encontrado oídos sordos en los gobernantes y la patronal. Solo promesas, frases sueltas y ningún compromiso u oferta concreta han hecho para resolver esta gravísima situación.

Los trabajadores han sido despojados de lo principal en una relación laboral: su salario. Ingresos súper depauperados que no alcanzan ni para medio alimentarse ni pagar el transporte. En el esclavismo  el amo brindaba los recursos suficientes que permitían que la fuerza de trabajo se reprodujera para seguirla explotando. En esta esclavitud moderna, en Venezuela, el nuevo esclavista no le brinda al obrero ni siquiera las condiciones mínimas para que se reproduzca con su familia. Pagan salarios de hambre y obtienen una plusvalía y ganancias extraordinarias con el sudor del trabajador. En la administración pública desaparece el salario para pagar una deuda ilegítima que en buena medida ha sido burlada.

Mientras, se destapa una de las ollas más descompuestas de la historia de la corrupción. Afirman los mismos chavistas que alrededor de 25 mil millones de dólares se robó la mafia de Tareck, mientras aún dicen que no hay para salarios.

Son las evidencias más palpables de la crisis general que vive nuestra sociedad. A los oídos sordos vamos a responder con la elevación de nuestras luchas. A la indolencia de gobernantes y patronos vamos a responder profundizando nuestras luchas, nuestros reclamos, nuestras exigencias y nuestras acciones. Más fuerza y más unidad será nuestra respuesta. Más creatividad en la combinación de las formas de lucha. Nunca desmoralización ni desgano.

Todas las luchas deben concatenarse en un gran frente que comenzando con la defensa del salario aborde también los problemas de la libertad y la democracia. Levantaremos de manera unitaria un programa para la reconstrucción de Venezuela que privilegie la atención de la deuda social, salarial, educativa, sanitaria, universitaria, de jubilaciones y pensiones, junto con el impulso del desarrollo económico con un gran sello de defensa de la producción nacional. Somos los trabajadores los llamados a cumplir una tarea que no puede ser realizada por otros sectores, ya que no ubican que una nueva democracia debe edificar una economía que brinde bienestar para las mayorías y enrumbe al país al desarrollo.

Es necesario apurar las luchas, elevando, tanto en cantidad como en calidad, la capacidad de acción del movimiento de protesta. Elevando la moral para conquistar “un mundo mejor para los trabajadores”, realzando la conciencia política y la conciencia de clase. Solo así podremos derrotar las políticas antihumanas y de sobreexplotación de los patronos y de eliminacion del salario por parte de la dictadura.

A la par deben mejorarse y renovarse las directivas de las organizaciones gremiales y sindicales para ajustarlas a las luchas que está exigiendo este difícil momento. Convertirlas en órganos eficientes al servicio de los derechos laborales, que promuevan una nueva distribución de la riqueza a favor del trabajador y su entorno familiar, a favor de la producción industrial y agrícola nacionales. Crear conciencia, de nuevo, en los trabajadores, para que vean y sientan que la lucha sindical es un camino para la unión colectiva para conquistar niveles más altos de vida, junto a la disminución de la desigualdad social, hasta dar el paso de conquistar el cielo por asalto.

Además de la voluntad y disposición a luchar, debemos preparar y programar muy bien nuestras luchas, conformando organizaciones e instrumentos que permitan que la unidad sea eficaz y efectiva. Es un reto que ya ha dado pasos muy importantes, para saltar los obstáculos y atender la diversidad que existe en el movimiento. Entender que la política para los luchadores sociales no puede ser descartada, al contrario, debe ser asumida desde la óptica de los derechos laborales y del rol de las clases trabajadoras en el levantamiento de una propuesta programática que resuma las principales banderas para reconstruir nuestra patria con un sentido de solidaridad, de soberanía, de independencia y de democracia.

El régimen dictatorial que hoy agobia a nuestro país no puede ser obviado en los análisis que propendan a la recuperación de la dignidad en el trabajo. La violación constante de las libertades democráticas no puede encontrarnos con los ojos cerrados. Todo lo contrario, nuestras luchas por salarios, seguridad social, libertad sindical, liberación de los sindicalistas presos políticos, respeto a la contratación colectiva, tienen que contribuir a rescatar la vigencia plena de los artículos 91 con el 5, el 230 y el 350 de la CBRV. Lo social no es ni puede ser un departamento estanco de la sociedad.

Por eso decimos, con la misma fuerza, que la crisis la paguen sus creadores y no la hagan descansar en las espaldas del trabajador, y que rescatar a Venezuela de las garras de las mafias delincuenciales que las gobiernan es también una tarea de los trabajadores. Y al levantar un programa con la óptica de los trabajadores también alertamos a quienes quieren suceder a Maduro y su camarilla, de nuestra disposición a mantener en alto nuestros reclamos y nuestras exigencias y aspiraciones inmediatas y mediatas por un mundo mejor.

Es la hora de levantar la voz y de gritar con fuerza nuestras consignas de libertad, de democracia, de futuro, junto con las demandas urgentes de atender el drama que vive el pueblo trabajador venezolano. Seremos un pilar para edificar una nueva democracia con un profundo sentido de respeto a la autonomía de la lucha social, ciudadana. Debemos construir la fuerza para el triunfo y las clases trabajadoras deben ocupar las primeras filas de la lucha. Luchar, luchar, luchar incansablemente, con altos y con bajos, hasta que hagamos inevitable la victoria.

¡Unidad, lucha y victoria!

¡Basta de explotación a los trabajadores!

¡A luchar por un salario constitucional!

 

Bandera Roja (resistencia)

Caracas, 1 de mayo de 2023

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