Mientras la cúpula gobernante satisface holgada y a plenitud todas sus necesidades, los educadores y trabajadores venezolanos no percibimos lo suficiente para vivir dignamente. A pesar de los últimos ajustes por vía ejecutiva y contractual, nuestros salarios y pensiones no nos permiten cubrir las necesidades básicas y humanas más elementales.

Esto se debe a que el gobierno nacional destruyó y llevó a niveles de indignidad, los salarios de todos los trabajadores, producto de su política económica antinacional, que ha generado pobreza, miseria y la mayor hiperinflación del mundo, política económica que solo ha beneficiado a la cúpula corrupta enquistada en el poder y a sus socios de la oligarquía financiera, único sector que no sufre la devastadora crisis que arruinó a toda la población.

Al estar por debajo del umbral de la pobreza, son miles los educadores que literalmente huyen en estampida del país para satisfacer su alimentación y la de su grupo familiar. La enseñanza está gravemente afectada porque un educador con hambre no puede enseñar y un estudiante con hambre no aprende.

¿Qué es un salario y una pensión digna? Tenemos derecho a un salario digno

Un salario y una pensión digna en cualquier parte del mundo, debería ser suficiente para que un trabajador adquiera para sí y su núcleo familiar, la alimentación completa, el acceso a una vivienda, la atención médica, la compra de ropa y calzado, el transporte, la educación de sus hijos, la recreación y debería quedarle una cantidad de ahorros para hacer frente a cualquier imprevisto.

El artículo 104 de nuestra Constitución establece que el Estado debe garantizar al educador  “un régimen de trabajo y nivel de vida acorde con su elevada misión”.  El artículo 98 de la LOTT dice que los trabajadores tenemos derecho “a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades materiales, sociales e intelectuales.” De igual manera, para ser fijado el salario mínimo vital, se debe tomar como referencia el costo de la Canasta Básica Alimentaria.

¿Cumple el gobierno con estos preceptos constitucionales y legales; con la justicia social y la justa distribución de la riqueza?

Definitivamente No. Un trabajador activo, para poder ir a trabajar diariamente, requiere no menos de 3.000 calorías. Ello implica destinar al menos un 50% de sus ingresos para comprar comida. Un 40% del sueldo debe ir a los gastos del hogar, transporte, ropa, educación de los hijos y atención médica. El 10% restante para recreación, ahorros y gastos imprevistos.

El salario mínimo vital, de acuerdo a parámetros de la OIT y el Banco Mundial se calcula con base en la Paridad del Poder Adquisitivo $ (PPA$), que es una moneda imaginaria basada en el consumo de bienes y servicios, y establece un nivel de vida para poder realizar comparaciones entre los países, sea cual sea su moneda nacional. Según esto, un trabajador no debería ganar menos de 2 dólares diarios, considerándose un ingreso infrahumano el que esté por debajo de eso.

La Asamblea Nacional, calcula que para finales de año, la hiperinflación estará por encima de 13.000%. Si los sueldos y pensiones no alcanzan para comprar ni siquiera la comida, entonces tenemos salarios de hambre, salarios infrahumanos.

El magisterio activo y jubilado no puede dejarse morir  por inanición ante una eutanasia progresiva aplicada por el gobierno, con su política de hambre, destrucción de la economía y su aparato productivo. Luchamos ahora, o nos matarán de hambre.

¡REVISIÓN INMEDIATA DE LA II CONVENCIÓN COLECTIVA!

¡ORGANIZATE Y LUCHA POR EL CAMBIO POLÍTICO!

Dirección Nacional del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez

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