Aunque este fenómeno del crecimiento sin desarrollo no resulta absoluto, luce como una tendencia dominante en Venezuela. Un logro importante del chavismo. Es que se ha convertido en un freno al desarrollo de las fuerzas productivas, sin precedente alguno. Supera con creces el período bipartidista. Prueba de eso es cómo se ha configurado el empleo, sin que eso suponga mayor desarrollo.
Además, con todo, el ingreso familiar en promedio se ha incrementado. Pero no es el resultado de la política gubernamental, sino por las estrategias de sobrevivencia de los venezolanos. No les queda otra alternativa frente a salarios que no permiten la reproducción de la familia.
Es relativamente sencillo calcular las condiciones de reproducción. Es la suma del conjunto de bienes y servicios que permiten la subsistencia de una familia de alrededor de cinco personas en promedio. La canasta básica es una buena aproximación. Se trata de un cálculo de los alimentos y servicios de luz, aseo, entre otros. No supone ahorro ni condiciones que apunten al ascenso social. Apenas la reproducción en condiciones mínimas. Cuando se cae por debajo de ellas, la gente busca salidas. La migración es una opción. El emprendimiento es otra. Al aumentar el ingreso nacional, expresado en la masa de divisas circulante, mientras se afianza la dolarización, esta tendencia se estimula.
Luego, el crecimiento del ingreso de muchas familias, aunque moderado, ha permitido un aumento del comercio de bienes y servicios nativos e importados. Con el incremento de los ingresos nacionales, que por diversas vías y mecanismos son drenados a la economía, esta tendencia se generaliza. El eventual aumento de la oferta encuentra una demanda correspondiente en cierta escala.
A su vez, la elevación del salario de los trabajadores productivos estimula la oferta de bienes y servicios, muchos de ellos importados. De allí el estímulo al comercio, que encuentra demanda en la elevación del poder adquisitivo de muchas familias. En general, aumenta la capacidad demanda de bienes de primera necesidad, importados y de producción nativa.
Así, un factor fundamental en el desarrollo de estas tendencias es que el ingreso nacional, aun sin haber estadística oficial alguna, se ha incrementado. Son diversas las fuentes. La única que puede ser determinada es el ingreso por concepto de la colocación del crudo en el mercado mundial. Pero, los ingresos por la producción y comercio en forma ilegal de buena parte de los minerales que se extraen del arco minero, principalmente, no pueden ser calculados. Es el caso del oro, diamantes, coltán, entre otros. Mucho menos lo que ingresa por droga.
Contribuye con el crecimiento económico, pequeño pero significativo, el propio que se produce en la economía mundial. La crisis cíclica —que se inició en 2019, profundizada aún más por la pandemia— viene dando signos de recuperación. Nuevamente es China la nación que más ha crecido. Se calcula, promediando distintas fuentes, que China crecerá en torno de 8 %. Mientras, Estados Unidos alcanza 3,5 %, promediando datos de distinto origen. La Comisión Europea, por su parte, anuncia un crecimiento de la Unión en torno de 5 %.
Estas estimaciones ayudan en la perspectiva de crecimiento de la economía venezolana. Sobre todo, el incremento del PIB de China. La dependencia de Venezuela de la economía china así lo determina. Aliados e integrantes del bloque liderado por los asiáticos también contribuyen, como es el caso de Rusia, Turquía e Irán.
Pero también las importaciones provenientes de Estados Unidos se incrementaron en 2021. Bienes finales y medios de producción provienen de la economía estadounidense. En el primer semestre de 2021, se colocaron por encima de los 1.500 millones de dólares. Por ejemplo: “… la venta de arroz a Venezuela pasó de 4.089.166 dólares entre enero y julio de 2020 a 70.962.026 dólares en el período de enero a julio de 2021”. También ha aumentado la importación de petróleo desde Estados Unidos. Expresión del incremento del ingreso nacional.
Se trata del desarrollo de tendencias objetivas que marcan un fenómeno concreto. Explicable si partimos de la ciencia económica. Contradictorio, por demás. Se incrementa el empleo. Crece la economía. Pero nos rezagamos en competitividad. No hay mayor desarrollo. Solamente crecimiento y bastante pequeño. El desarrollo apenas se expresa en el crecimiento vegetativo, aunque la migración ha conducido a la reducción de la población. Además, justo es sumar lo que aportan los avances de algunos sectores, poco competitivos, pero capaces de proveer parte de los bienes que encontramos en el mercado.
Un porcentaje del empleo creado supone, principalmente, el desarrollo del trabajo en fase artesanal. De servicios o de producción de bienes. No implica mayor centralización de los capitales y de la producción. En el mejor de los casos, la tendencia dominante es el desarrollo de la acumulación simple de capitales. No la acumulación ampliada. Pues hay frenos para la concentración, dadas las limitaciones del crédito y del mercado. Contribuye al incremento del empleo y en particular de este tipo de empleo, el aumento del PIB.
Pero los grandes problemas nacionales siguen siendo mayúsculos. Se afianza, como siempre, aquella tesis del crecimiento sin desarrollo. Claro, no se trata del crecimiento de otros tiempos. Apenas un ritmo de mengua. Pero la destrucción de fuerzas productivas sigue siendo enorme. Siguen siendo muchos los venezolanos que mantienen la idea de emigrar. La destrucción de los servicios públicos. Los salarios de hambre. El cercenamiento de las libertades públicas. Sigue avanzando la dictadura en la idea de entregar el futuro al imperialismo, principalmente a los chinos y rusos.
Luego, nada ha cambiado. Pese al reflujo en la movilización popular de estos tiempos sigue habiendo condiciones para levantar un amplio movimiento contra la dictadura chavista de Maduro. Todo dependerá de que se edifique una dirección política capaz de guiar al pueblo a la conquista de una nueva democracia y un mundo mejor.