Sin precedentes en la historia reciente de la educación venezolana el magisterio, al grito de «no hay condiciones para el inicio del nuevo año escolar 2019-2020», tomó las calles este 16 de septiembre alzando su voz de protesta ante el desplome total del sistema educativo venezolano, incluido la destrucción de la profesión docente, el salario, la protección social y el desconocimiento de la convención colectiva de trabajo.
Hay que destacar algunos hechos significativos:
En primer lugar, miles de educadores en todo el país no atendieron la convocatoria del régimen para que inicien el nuevo año escolar. Al contrario, decidieron acatar el llamado a protestar en la calle que por las redes sociales hicieran varios movimientos de base y algunos dirigentes de muy pocos sindicatos.
Con su presencia en las calles también desestimaron la «orientación oficial» de las Federaciones Nacionales quienes se esmeraron en dejar sentada su posición de que solo acompañarían acciones dentro del marco «legal».
En segundo lugar, está el hecho de la combativa protesta de los educadores de Caracas frente al MPPE, donde se sumaron docentes de Aragua, Vargas, Miranda y Sucre. Esta acción de más de 500 educadores, tuvo que enfrentar la represión de la PNB, GNB y los colectivos paramilitares que amedrentaron y agredieron físicamente a algunas docentes, cómo fue el caso de la profesora y coordinadora nacional del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez, Raquel Figueroa quién sufrió un fuerte golpe en la espalda con el escudo represivo de un GNB y lanzada al piso.
Otros docentes no se presentaron a sus centros de trabajo, sumándose así a los miles que abandonaron y se retiraron por causa de despido indirecto de parte del patrono, al ser desmejoradas sus condiciones de trabajo y habérseles rebajado el salario como consecuencia de la aplicación del paquete económico de hambre que desde septiembre del año 2018 se viene aplicando a todo el pueblo trabajador.
De manera que lo acontecido el pasado lunes 16, no es cualquier cosa ni se parece a nada de lo acontecido con otras luchas del magisterio, pues las condiciones de deterioro y destrucción de la educación no tiene precedentes.
Esta actitud de los educadores, inclusive de personal administrativo y obrero al no presentarse a sus centros de trabajo, de irse a protestar a la calle, de enfrentar la represión de los cuerpos represivos del régimen, es una respuesta rebelde ante sus deplorables condiciones de vida y el desplome de la educación.
Es una manifestación de mayor elevación de la conciencia política del trabajador al considerar que el patrono-estado lo explota y lo atropella, al considerar que lo han despedido indirectamente al haberle desmejorado su sueldo y demás beneficios.
Los docentes que se niegan a volver al trabajo en estas condiciones, están claros que no tienen nada que perder y saben que no gozan de fuero ni protección sindical. Están resteados y ello es una demostración de la elevación de la lucha al terreno político, pues consideran que con este régimen no hay posibilidad de cambiar su precaria situación económica y social, por lo que también se escucharon consignas de «abajo la dictadura»
Lo que estamos viendo, es algo inédito en la lucha sindical. De allí la importancia de analizar con mayor cuidado esta nueva realidad para no cometer los errores del pasado. Si se hacen análisis errados, la estrategia que se diseñe será errada con las consecuencias negativas que ello implica.
Por ello hacemos el llamado a quienes pretendan dirigir este descontento para que se entienda que la lucha del magisterio no se puede hegemonizar con criterios sectarios ni excluyentes. No se puede dirigir desde los partidos ni mucho menos por algunos sectores y personajes que ni siquiera pertenecen al magisterio y que creen que pueden conducir esta rebelión magisterial desde afuera.
En el magisterio hay suficiente experiencia e historia sindical propia para dirigir nuestras luchas. Bienvenidos los apoyos de otros sectores pero deben respetar los espacios y liderazgos naturales que existen en los centros de trabajo, en los movimientos de base y en los sindicatos.
Este momento estelar con el que arrancó el accidentado año escolar, no debe empañarse con actitudes anti-unitarias y divisionistas que solo le hacen el juego al patrono. No es el momento, por extemporáneo, de promoción de personalismos con claros objetivos electorales, que haciendo uso de un discurso anti-sindical, antipolítico y hablando en nombre de la «base», a su vez forman parte de esas mismas organizaciones de las que supuestamente pretenden deslindarse.
La organización en esta rebelión magisterial es básica. No es solo agrupar personas, a ello hay que agregarle estrategia, objetivos, responsabilidades, debates, toma de decisiones, iniciativas y acciones. Ya basta de ser erráticos y de cocinar decisiones en macollas al viejo estilo de la política.
Ha, seguir en la lucha magisterial, el gobierno le tiene miedo con el pueblo y los trabajadores, en las calles así sacaremos, a Maduro y su combo de explotadores y corruptos.