El 8 de mayo de 2014, la dictadura realizó la mayor redada policial en nuestra historia contemporánea. En horas de la madrugada tomó por asalto los denominados «Campamentos de la Resistencia«. El despliegue nacional de la fuerza armada solo podemos compararlo con escenarios de guerra. Los jóvenes que se concentraron en las Plazas de la Resistencia exigían un cambio político y enarbolaban un Programa de Reconstrucción Nacional para superar la crisis general que azota al país.
Tres años después, varios de esos jóvenes continúan privados de libertad en cárceles comunes y militares, otros con medidas cautelares o juicios en libertad. Resaltamos el retardo procesal y otras artimañas usadas por la dictadura para mantener a esos jóvenes y demás presos políticos privados de libertad.
Tres años después, a poco tiempo de haber sido liberado, Nixon Leal fue secuestrado por la dictadura. Con él se ha iniciado una nueva lista de presos políticos como Manuel Cotiz, quien aún estaba en el proceso judicial mencionado anteriormente. Esto es parte de la fuerte represión que ejecuta el gobierno para intentar frenar su caída. Los nuevos presos políticos están siendo llevados a tribunales militares, imputados por delitos no cometidos, fundamentados en falsedades. Acción que viola la Constitución Nacional, que establece que debemos ser juzgados por nuestros jueces naturales, es decir, por tribunales civiles.
Tres años después, ante la elevación nacional del movimiento de protesta, la dictadura escoge un nuevo atajo al convocar una Asamblea Constituyente que rompe con los cánones establecidos en la Constitución Nacional y que coloca al Presidente suplantando al pueblo, que es el depositario del poder constituyente originario y quien puede convocar a la constituyente como lo establece el artículo 347 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Esta convocatoria fraudulenta deja de lado la consulta al pueblo, porque sabe que la perdería. La mayoría negará esta trampa que busca retardar una salida a la crisis y sacar ventaja con las bases comiciales.
Así, con la representación sectorial controlada, podría con menos votos sacar más constituyentistas. Este camino escogido por Maduro no conduce a la paz, al contrario, llevará a la intensificación del conflicto político. Es la ruta gubernamental para acelerar su estrategia dictatorial.
En esa línea nos robaron el referéndum revocatorio, nos suspendieron las elecciones regionales, amenazan las municipales y no hay seguridad de las presidenciales en 2018. Lo que vulnera por completo el derecho al voto, elemento fundamental de la democracia.
La gran unidad nacional que se ha formado en rechazo de los avances de la dictadura, de la constituyente fraudulenta, del reclamo de la restitución de la democracia, de la vigencia plena y respeto a la Constitución Nacional, del reconocimiento y respeto a las potestades de la Asamblea Nacional, se mantiene en las calles exigiendo un cambio político que haga posible la superación de la crisis en la cual Venezuela está sumida. ¡El pueblo está en Rebelión Democrática!
La represión, la mentira y la manipulación no han podido ni podrán frenar ese movimiento que es expresión de la voluntad del pueblo venezolano para protagonizar los cambios que el país está exigiendo con urgencia. El dictador tiembla de miedo por el clamor de un pueblo enardecido que exige libertad, justicia y soberanía. Nuestro pueblo da pasos firmes, seguros e indetenibles. Avanzamos en la formación de poder de base, esto es, organización y conciencia política, disposición a cumplir al riesgo que sea con la tarea histórica que nos señala la actual realidad de Venezuela. El rumbo será fijado por el pueblo a través de las asambleas que ya se vienen dando en todos los rincones del país.
El pueblo resiste y lucha por sus derechos y la democracia.
ABAJO LA DICTADURA
REBELIÓN DEMOCRÁTICA
LIBERTAD PARA LOS PRESOS POLÍTICOS
Secretariado Nacional de la Unión de Jóvenes Revolucionarios
Juventud del partido Bandera Roja.
Foto: Carlos Crespo