La burla de Maduro este Primero de Mayo ha dejado hondo recuerdo en los trabajadores venezolanos. Más que eso: desbordan rabia como respuesta al engaño. ¿Es que reconoce Maduro que las prestaciones fueron escamoteadas? Fueron robadas por el Estado. La cosa no es desde 2018. Desde mucho antes ha sido consuetudinaria esta práctica: quitarle una parte de las prestaciones sociales a los trabajadores. Es que las pagan hasta siete u ocho años después de la jubilación. En el ínterin crece la inflación. Cuando las pagan ya no valen lo mismo; no son indexadas. Hasta que llega Maduro y la cosa se pone aún más grave: la hiperinflación se las traga.
Así, coaligan la inflación y la posposición del pago para quitarle buena parte de las prestaciones a los trabajadores. Una de las tantas políticas que heredan los chavistas del bipartidismo, aunque las elevan en grado superlativo. Esto se inicia desde el viernes negro de 1984. Pero los chavistas, como en todo, superan a adecos y copeyanos.
Además, ese escamoteo contribuye con los ahorros del gobierno para pagar deuda pública.
Las condiciones están dadas…
El movimiento se viene armando. Va tomando fuerza. Puede atreverse a más. Quienes dirigen se vienen percatando de las potencialidades que existen de cara al estado de ánimo de la gente. Algunos se atemorizan; otros desconfían del grado del malestar producto del engaño. Pero hay de los que confían y comienzan a propagar ideas audaces que se corresponden con la disposición de la gente.
Lo que distingue a un dirigente en correspondencia con los tiempos, es que pueda percibir estos asuntos y, confiando en el movimiento real, busca apuntalar el camino. Con el derrotero señalando hacia un objetivo determinado, esperar que sea el movimiento quien indique el camino es irresponsable y oportunista.
Ya la muestra dada por los jubilados y pensionados presionó al gobierno de tal manera que tuvo que adelantar el aumento salarial chucuto mes y medio antes del Primero de Mayo. Lo dejó sin oferta para esa fecha. La dictadura otorga una dádiva a los jubilados del 2018 a la fecha, cometiendo varias torpezas. Reconoce el escamoteo. Discrimina. Esto es, la acción de los mayores, unificados en consignas justas, acorralaron a la dictadura. Esa condición unitaria en torno de consignas que se correspondan con el momento es hoy día una exigencia mayor.
Muy a pesar de las diferencias entre distintos sectores del movimiento que pugnan por dirigir de una u otra manera, debe prevalecer la unidad con base en los intereses de los trabajadores.
Se suma que, dentro del chavismo, hay quienes han estado enfrentados a las políticas del gobierno. Son muchos los disidentes ante las evidencias del carácter antiobrero del dictador. Erróneamente indican la diferencia entre Maduro y Chávez, pero, al menos, ya no acompañan a la dictadura. A propósito del anuncio de este Primero de Mayo, se encrespan aún más las diferencias de estos sectores con el gobierno. Son factores que cuentan y se deben acercar.
La gente sabe que hay recursos. No lo ubica en toda su extensión ni tiene ideas sobre montos. Pero esos reales los tiene destinados la dictadura principalmente para sus negocios. Para pagar deuda. Para corruptelas. Para engaños también. Reparten migajas. De allí crece el descontento. No han logrado atemperarlo. Luego, hay que brindar los argumentos para que ese descontento se articule con un plan y formas de lucha en ascenso.
El paro
El artículo 97 establece: “Todos los trabajadores y trabajadoras del sector público y del privado tienen derecho a la huelga, dentro de las condiciones que establezca la ley”. Independientemente de que le agregan una y otra cosa en los decretos leyes para cercenar este derecho, sigue amparando esta letra. Lo demás son interpretaciones que se acallan con la fuerza de la gente. De sus ideas y acción.
Ciertamente, hay formas de lucha que han dividido el movimiento. Pero éste no es el caso. Es que la presión viene de abajo hacia arriba. Es generalizado el descontento. Luego, hay que ir creando condiciones. Quienes dirigen el movimiento, quienes buscan ponerse al frente de esta lucha, que ya es un proceso, deben abrir caminos. En el terreno organizativo, creando la más amplia unidad de los trabajadores y de las distintas organizaciones gremiales y sociales comprometidas. Diseñando un plan de ataque que vaya creciendo hasta que las condiciones estén dadas para una forma superior.
El gobierno a lo que más le teme es a la paralización de actividades. Sobre todo en el sector educativo y de la salud. Es allí adonde se debe ir apuntando. El chavismo busca una paz social basada en el engaño, mientras cercena derechos de los trabajadores. Hay que avanzar. No hacerlo es perder una buena oportunidad.
Pero también el movimiento tiene miedos. La represión ha dejado su huella. Pero el ánimo sigue creciendo y, si quienes dirigen dan la cara, se romperá con el temor.
De allí que se deba apurar el paso. El estado de ánimo de la gente y su disposición a la pelea también brindan confianza a quienes dirigen para organizar, planificar y asumir formas de lucha que, a pesar de que son tradición obrera y forman parte de las herramientas elementales de la lucha, muchos dirigentes le tienen temor. Pero no se debe perder el tiempo. La lucha es por el rescate de las prestaciones, las pensiones y el salario digno para los trabajadores de un país rico.