Trabajadores arrechos
reclaman sus derechos
Bandera Roja
Entre amenazas de despido, contratos colectivos vencidos que no se discuten y con muchas de sus cláusulas violadas, salarios de hambre, aumento del desempleo, des-conocimiento de los derechos laborales y cárcel para el que proteste, llega este 1º de Ma-yo, Día Internacional del Trabajador. Este panorama se repite en todo el país y tiene su máxima expresión en las empresas e instituciones del Estado, donde el patrono ha borrado reivindicaciones que fueron logradas con mucha lucha y sacrificio por los trabaja-dores. PDVSA es hoy el mejor ejemplo de estos atropellos contra la clase obrera, y en la misma línea siguen las empresas básicas de Guayana y otras en manos del Estado. La situación en la administración pública no es mejor, con la firma de contratos ilegales y el chantaje de la sumisión política a cambio de una precaria estabilidad en el empleo. Muchos empresarios privados se aprovechan también de esa campaña antiobrera del gobierno para desmejorar las condiciones de trabajo y el respeto a los derechos laborales, sobre todo los que viven de los contratos y del contubernio con el gobierno. Para colmo hay más de 3.000 providencias de reenganche emitidas por las Inspectorías del Trabajo que los distintos entes públicos desconocen, pues no les da la gana de cumplirlas.
La calidad de vida de los trabajadores se deteriora constante y progresivamente: el alto costo de la vida, la escasez de alimentos, la inseguridad personal, la falta de viviendas dignas, el deterioro de los servicios públicos, entre otros, nos muestran que los bonitos discursos no tienen una contraparte en la realidad. Además, la ineficiencia del gobierno y el autoritarismo militarista han echado a la calle a miles de trabajadores, como resultado de la expropiación de empresas y la invasión de granjas productivas, para cederlas a otros venezolanos que –también necesitados– terminan por abandonarlas o llevarlas a la quiebra.
Todo el año las protestas de trabajadores han copado la escena: paros, cierre de calles, huelgas de hambre, enfrentamientos con autoridades y manifestaciones de todo tipo no han podido ser acalladas por el gobierno. En su esfuerzo por reprimirlas, han encarcelado a dirigentes y hoy se encuentran 200 trabajadores con procesos judiciales abiertos, bajo régimen de presentación ante tribunales. Esto sólo ha aumentado el descontento y la rabia.
En estas luchas todavía dispersas comienza a destacar un elemento clave para el renacimiento de la organización y el movimiento de trabajadores: es la idea de la UNIDAD para enfrentar al Gobierno-Patrono, más allá de las divisiones por posiciones políticas que tanto han perjudicado a los venezolanos, y sobre todo a la clase obrera. Hoy los trabajadores caminan juntos para exigir el respeto a sus derechos, por mejores condiciones de vida para sus familias, por libertad sindical, por seguridad social y personal, por con-trato, en una acción colectiva sin precedentes en los últimos diez años. Es con esta unidad como podrá desenmascararse la falsedad del gobierno, que dice favorecer a los sectores sociales excluidos, mientras enriquece groseramente a los banqueros y a las empresas transnacionales.
Frente al empeño del gobierno por dividir y destruir las organizaciones de lucha de los trabajadores –tarea en la que ha avanzado mucho–, los sindicatos, gremios y asociaciones sólo podrán fortalecerse si dejan de lado las diferencias políticas del momento y las aspiraciones personales o grupales y ponen por delante los principios básicos que unen a los trabajadores: SOLIDARIDAD frente al patrono, FIRMEZA para enfrentar las injusticias y la salvaje explotación, BÚSQUEDA de mejores condiciones de vida y de trabajo, RESCATE de los instrumentos sindicales para la lucha y no para la burocracia, y UNIDAD para hacer valer en la práctica nuestros derechos legales y constitucionales. Sólo así los trabajadores nos haremos respetar y recuperaremos un merecido espacio en la sociedad por ser creadores de la riqueza, que aún sigue muy mal repartida y peor apropiada.
Este 1° de Mayo convocamos a redoblar esfuerzos para consolidar la unidad popular, unidad que trasciende el marco de los acuerdos electorales y se convierte en una necesidad histórica para construir una nueva democracia en Venezuela, que supere la estafa que ha significado esta farsa revolucionaria y deseche cualquier apetencia por retornar a formas de gobierno que también demostraron su fracaso. La unidad que hoy requiere el país está por encima de apetencias sectarias y hegemónicas de élites políticas que buscan ser mayoría en la Asamblea Nacional para favorecer –ya sea desde el oficialismo o desde la oposición– a perpetuidad este régimen autoritario y su camarilla, en detrimento de los trabajadores y del país en general.
Llamamos a los trabajadores a organizarse, a continuar la defensa de sus intereses y a votar en nuestra tarjeta para construir una nueva mayoría en el Parlamento nacional que permita avanzar en la construcción de una democracia popular.
¡Por nuestros derechos y por una nueva democracia!
¡Unidad y lucha frente al engaño y la injusticia!
Bandera Roja