LA JUVENTUD DE BANDERA ROJA PROPONE OFENSIVA POLITICA
Ley de Universidades a Referendo… La mejor defensa
…Y el lobo se comió a la abuelita. El presidente, tras una evaluación del potencial y tremendo daño que causaría el imponer su Ley a las Universidades, echó para atrás el asunto porque en esta falsísima revolución no se cumple el concepto de “pa’ tras ni pa’ cogé’ impulso”. Aquí sí cogen impulso y agarran o expropian lo que sea, porque es un gobierno de arrebatón y malandraje.
La Ley finalmente será discutida en la Asamblea Nacional, a todo vapor, para “perfeccionarla” en tanto mejorar los mecanismos que destruyan la autonomía y la potencialidad creadora de la universidad. El debate apenas comienza.
Es Necesario que se rearme de inmediato la estrategia opositora, pero una estrategia que se sustenta en que “si elegimos el rector, elijamos el ministro” o en que “la Universidad no puede estar el servicio de un proyecto de desarrollo del país”, como han sostenido algunos dirigentes estudiantiles y autoridades universitarias, es una estrategia que se pierde en el debate estéril de la demagogia Vs demagogia. No puede ser la universidad un espacio para el debate demagógico, ni mucho menos sus argumentos de existencia lo pueden ser.
Aún así, creemos imperativo que participemos profusamente en el debate, y como este debate no sólo pasa por ser un debate académico, sino que se hace un debate político, el asunto que está en discusión por encima de la propia Universidad (o solapado en una fraudulenta guerra en su contra) es EL PROYECTO DE DESARROLLO NACIONAL, y este concepto está más allá de un proyecto de gobierno. Es el país que necesitamos y podemos construir para beneficio de sus habitantes Vs el país que pareciera estar construyendo el presidente; para las trasnacionales y los verdaderos dueños del poder económico. En ese debate no queda más que asumir que la Universidad se convierte, inexorablemente, en un asunto NACIONAL y como tal debe ser asumido. Podríamos hacer un concurso de demagogias televisivas y hacerle el juego perverso a la banalización a la que el presidente lleva la política nacional, o tratar de sacar lo mejor del provecho político y la potencialidad que se presenta.
El país requiere una esperanza y esa esperanza descansa, querámoslo o no, en las expectativas de desarrollo, bienestar y progreso que se le brinden a la población. Si la Universidad no ofrece ni si quiera eso, entonces el respaldo popular, o la esperanza que pudiera ser la Universidad como cuna del conocimiento -y por tanto del desarrollo productivo- se queda en un vacío inerme que deja de ser “promesa de desarrollo” para ser una “carga económica” más; una pila de diletantes buscando “saberes” que en nada contribuyen al país, y que por tanto, justificando el discurso oficialista, deben ser desplazados por “el Poebloh”.
Es un debate realmente denso el que se presenta. Sin embargo, no podemos escapar al hecho de que la Universidad puede ser una esperanza en tanto le brinde al país la posibilidad de producir los profesionales y el conocimiento que permitan EL DESARROLLO NACIONAL. Y en ese debate, más allá de la limitada pero útil “extensión universitaria”, la participación popular para la Universidad en estas circunstancias es vital, repetimos, porque debemos convertir esto en un debate nacional, de todo el país. La Ley de Universidades debe generar una discusión extendida, nacional y que, asumiendo el demagógico y embustero discurso de “pintar de pueblo la Universidad”, pudiéramos encausar la propuesta hacia el sometimiento de la Ley a REFERENDO aprobatorio (o DESAPROBATORIO) con la participación de todo el pueblo, afianzando entonces la consigna de “Todo el poder para el pueblo”. Vamos a refrendar, aprobando o desaprobando popularmente, esta Ley. Esta debería ser desde ya la consigna de los diputados de la democracia en la AN. Una política de ofensiva, de acción y de iniciativa.
Creemos que someter a Referendo esta Ley, saca el debate sobre “la democracia” que quieren implantar desde los sectores oficialistas, y los desenmascara. Adicionalmente, pudiera someter al presidente a una potencial derrota previa al 2012, pudiera colocar a los sectores universitarios, a la inteligencia y la claridad universitaria en el debate sobre el desarrollo del país, y enrumbar la diatriba demagógica a los asuntos que realmente le interesan a la gente, y es el cómo la Universidad espera presentarle al país una oferta de existencia, que es en última instancia la mejor defensa que puede haber ante la Ley de muerte académica que pretende imponer el oficialismo con clara y cierta mayoría en el parlamento. Llevar el debate y la decisión final sobre la Universidad a la calle es llevarla al terreno en el que el oficialismo las tiene perdidas. Dejar la Ley en el parlamento, es dejarla en su terreno, en el del show mediático, en el de los discursos demagógicos, y en el de la clara y potencial aprobación.
Jesús Noel Hermoso
Secretario General Juvenil
Bandera Roja