El socialfascismo bolivariano se ha caracterizado por su empeño en doblegar y aniquilar al movimiento sindical del país. Atropellos que no nos deben de sorprender puesto que el fascismo y sus variantes tropicales han sido históricamente enemigos del proletariado y de los sindicatos clasistas.
Este régimen en nombre de un socialismo sui géneris ha promovido la eliminación de la autonomía sindical e intromisión del Estado en la vida de los sindicatos, incumpliendo el convenio 87 sobre Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo. Igualmente ha institucionalizado la precariedad laboral (tercerizados en Sidor, Pdvsa, etc.), penalizado el derecho a la huelga (Ley sobre el Estatuto de la Función Pública), y se niega a la discusión de contratos colectivos. Además, haciendo uso de su mayoría en la Asamblea Nacional (AN) reformó el Código Penal y valiéndose de un Poder Judicial prostituido ha criminalizado la protesta sindical sometiendo a cientos de trabajadores a procesos judiciales amañados.
La solicitud realizada por la recién creada Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST) de aprobar la nueva Ley Orgánica del Trabajo (LOT) mediante Ley Habilitante, frustra la posibilidad de un debate participativo y democrático en el seno de los trabajadores y representa un duro golpe al sindicato como instrumento de lucha, dado el talante antiobrero y antisindical del proyecto militarista que dirige el inquilino de Miraflores. Basta recordar que este Herodes uniformado de la clase obrera venezolana declaró en una oportunidad: «En la revolución los sindicatos deben desaparecer» (24-32007). Sin embargo, la urgencia electoral ha forzado al tte coronel y su combo a rescatar demagógicamente (después de una década) este incumplido mandato de la Constituyente de 1999, como parte de su estrategia electoral de cara a las elecciones del 2012.
Esta nueva central obrera nace para dividir y debilitar aún más el movimiento sindical. Se procura mediante el engaño y la coacción transformar a los trabajadores en simples peones de una política oficial, que mayormente atenta en contra de sus propios intereses de clase.
Los esquiroles que dirigen la CBST son los emasculados defensores de un estatismo explotador de cuño schmittiano, y mecenas de los sindicatos únicos y verticales al servicio del vocinglero de Miraflores.
Para el avance del socialfascismo bolivariano la destrucción del movimiento sindical clasista es una necesidad imprescindible. Esta perversa acción de aprobar una LOT en forma expedita y al margen de los trabajadores nos retrotrae a la «Carta del Lavoro» (1927), la cual le permitió al Duce Mussolini corporativizar a los asalariados italianos, eliminar sus conquistas laborales, y domesticar a sus sindicatos. El socialfascismo bolivariano, no es más que un capitalismo de Estado militarizado, con retórica socialista, que representa amedrentamiento, represión y una mayor explotación de los trabajadores.
José Rafael López Padrino