Ahora, Chile atraviesa un momento de máxima tensión, donde los problemas financieros, políticos y administrativos del país y del mundo han agudizado un enfrentamiento entre pueblo y conglomerado político-empresarial. El movimiento estudiantil que se ha ganado -mediante su “porfía” a lo largo de los años- la simpatía de amplios sectores sociales, tanto de los más empobrecidos, como de las tan nombradas “capas medias”, siendo estas últimas las que mediáticamente se muestran como “encabezadoras” de este movimiento. Los estudiantes y sus “sectores más organizados” han realizado todos los intentos por ampliar la dimensión de sus demandas para cubrir una parte importante de la sociedad, en función de darle contenido de clase a este proceso, sumando a masas inmensas en las calles de todo Chile y sumando a este disparo social -hermosamente rebelde- comenzado en los cacerolazos, sin que esto signifique todavía, la unificación final de todas las porciones de la sociedad que viven bajo el azote de las políticas financieras del imperialismo capitalista. La CONFECH, la CUT, el Colegio de Profesores, los partidos políticos de izquierda y los grupos revolucionarios, conforman hoy, “la dirección” de este proceso social, gestando con ello, la vacilación respecto de la tarea que le permita al pueblo dar con las llaves del problema de su liberación. Independientemente de ello, los grupos dominantes realizan sus movimientos y quiebres estratégicos para terminar con este levantamiento -¡cuestión que desborda sus capacidades en Estado de Derecho!- y este último, a su vez, no tiene la más mínima intensión de acabar: ¡después de 3 meses de movimiento!, este se rearticula; se mueve; su vitalidad, su juventud y sus ánimos de revolución lo llevan camino de la victoria sumando cada vez más fuerza.
La demanda es clara: Educación estatal, financiada con la nacionalización del cobre, con acceso igualitario y cuyo proyecto educativo garantice la democratización de las escuelas, universidades y el país. No obstante, los grupos dominantes agrupados en el Congreso Nacional, en La Moneda y en la Casa Blanca, utilizan todo cuanto esté a su alcance para distorsionar esta demanda: sus discusiones inconsistentes en la prensa respecto de la “calidad” de la educación; la medida “Salvemos el año escolar” impulsada por el ejecutivo; el diálogo “esperanzador” iniciado la semana pasada en el parlamento; la peleas circenses entre gobierno y oposición; y así todos los intentos por dar término al descontento juvenil, muestran la desesperación con que el poder del Estado y sus magnates financieros, intentan salir de este conflicto y calmar los ánimos en las calles.
Pero todos en Chile parecen no obedecer a estos locos intentos por mantener el actual estado de cosas, todos piden reformas, por allá la CUT, por acá los estudiantes, por otro lado los que gobernaron durante 20 años, -estos tres, agrupados en el Paro Nacional del 24 y 25 de agosto- y por el otro extremo hasta el mismísimo Sebastián Piñera ¿quién terminará con la porción más grande de la torta? Esos son los cuestionamientos generales de los “sectores avanzados” del pueblo, pero se olvida o meramente se obvia, que es el pueblo que lucha el que toma ribetes que hace rato dejaron de pertenecerles sólo a los estudiantes, los desafíos están para la gran mayoría de chilenos que tiene en sus manos la posibilidad de avanzar un escalón más en el camino hacia su emancipación o saltar en ambición y justicia histórica hacia una transformación que implique su propia transformación, aparte de la de cambiarle la forma y el contenido a Chile y al mundo entero.
La pregunta es dónde radica el problema, por un lado la poca lucidez de las organizaciones revolucionarias y su atraso teórico, le han impedido avanzar al ritmo de la historia, el desbordamiento del conflicto de clases, la radicalidad de un movimiento estudiantil -que como ya todos mencionan- logró un cara a cara con el poder del sistema capitalista, y más aún, lo vive y gana batallas que ahora mismo mantienen con tensión las membranas de las redes de circulación en rebeldía: los liceos, las facultades, los campus, las poblaciones y ojo, los barrios, nos muestran que esto tiene cara de revolución y que nosotros, “los grupos organizados del pueblo” -una vez más- no hemos sido capaces de darle una dirección revolucionaria. Pero este movimiento no es nuestro hijo, no nos pertenece como propiedad, no como lo haría un gran millonario actual o un político empresario, este movimiento ocurre porque además de nuestra voluntad de cambiarla, existe un todo que podríamos llamarle realidad y que se vive aquí, en China, en Tanzania, en Jerusalén (y en Júpiter!) y basta con ver como se cae en los dígitos de las bolsas de todos los países del mundo para darnos cuenta de que lo que vivimos en Chile no es algo estrictamente estudiantil. Tal vez no hace falta ahora darle una dirección de cómo terminarla, ¡sino de extraer de ella los desafíos más candentes y los más necesarios para nuestro trabajo de aquí hacia adelante!. Por ahora esto se vive y se mueve todos los días, padece la transformación de un conflicto estudiantil en un movimiento social, que plantea nuevas tareas a este desequilibrio social favorablemente necesario para la realización del socialismo en Chile, en toda América Latina y en el mundo entero.
Por otro lado están las divergencias en lo orgánico de los grupos dirigentes de este movimiento social. En los últimos días las asambleas nacionales de estudiantes secundarios y universitarios han dado una vuelta al diálogo, pero este sí que es un diálogo con fuerza detrás, en estos momentos el oportunismo político de los partidos tradicionales personalizado en las vocerías de la CONFECH actualmente, no ha sido capaz de negociar con el ejecutivo como lo hizo muchas veces en años anteriores (recordemos “las bajadas” de los movimientos universitarios hasta el año 2005, en las falsas celebraciones de la FECH ante la reforma de financiamiento de las universidades, con el CAE y en Fondo Solidario, políticas impulsadas por Ricardo Lagos y que ahora mismo generan miles de deudas millonarias en las familias del país, o la de la “Revolución Pingüina” de 2006 con una decaída lenta desde ese año hasta 2008, provocadas por la “puerilidad” de la naciente generación revolucionaria y el diálogo sordo del Consejo Asesor del Michelle Bachellet.) y tampoco han sido las bases estudiantiles (trabajadoras, barriales y populares que comienzan a trabajar de a poco, pero ya directamente), las que han permitido nuevamente esta traición. El diálogo comenzó, los partidos de oposición (PDC, PPD, PRSD, PS, PC, MÁS, Etc.) y los de gobierno (UDI, RN, Etc.) comienzan la disputa en el parlamento. Los fieles al capitalismo de Jaime Guzmán implantado en los 70′, en complicidad con Milton Fridman y Augusto Pinochet, se mantienen en su postura de rechazo a la gratuidad, los que gobernaron durante 20 años dicen que hay que escuchar a la ciudadanía y generan tímidos avances en la intromisión del movimiento con ambigüedades respecto de la demanda dura de los estudiantes. Al lado opuesto de la mesa se encuentran los dirigentes estudiantiles, que con caras renovadas van terminando con las antiguas mañas de la izquierda tradicional de Chile, pero que fruto de esa misma transformación, sujeta a contradicciones al interior de todos los estudiantes -los que han luchado y de los que se suman ahora- se ve un disenso en cómo ampliar y afianzar los sectores en conflicto, aparte de establecer su coherencia y cohesión política. Veamos someramente lo primero:
Esperamos a que los trabajadores vuelvan, pero ya no en su formato de CUT sino en Sindicatos nuevos, o bien esperamos a que los “trabajos territoriales” maduren para que juntos demos el vuelco histórico a esta sociedad que hace años que tiene ganas de Re-evolucionar. O mejor analizamos lo que contiene este capitalismo ¡que no es el mismo que ayer! Y lo que lleva de desarrollo de crisis, en sus desplomes bursátiles de las últimas semanas, sumadas a lo que han sido tres años de intensa “inestabilidad económica”: Europa en crisis de deuda, EE.UU crisis en de deuda, Oriente en guerra y levantamientos conducidos por la OTAN o la ONU con evidentes intensiones de inversión en recursos naturales escasos y codiciados, Oriente en crisis de deuda y de consecuencias del terremoto, América Latina en crisis derivada de la deuda por la correlación de los monopolios financieros internacionales (Banco Mundial, FMI, TLC’s, etc.), África muriéndose de hambre y Chile en Crisis, con una Ministra del Trabajo, la derechista Evelyn Matthei, que muy amablemente ordena “cuidar la pega” a todos los trabajadores y para más remate, con un País que no quiere que los empresarios le roben su Patagonia, ni su Educación y que puede ir perfectamente a un rechazo general.
La economía mundial dio un cambio relacionado con la exaltación de lo puramente especulativo de su funcionamiento. Los movimientos del capitalismo y de sus aliados políticos en los diversos países del mundo han derribado la mayor cantidad de barreras en lo que respecta del intercambio de mercancías, la desaparición de las barreras comerciales ha implicado que el Estado cumpla un rol cómico en el desarrollo intocable del libre mercado, esto ha traído como consecuencia que los mercados se autoregulen y se muevan a su voluntad. Eso lo saben todos, pero no reconocen que no es perfecto, las riquezas no son para todos los que las crean, sino que son para unos pocos que quieren apropiarse de ellas y que efectivamente lo están haciendo hace varios siglos, esto entonces se mueve por ambición, y mientras hayan empresarios con poder no habrá justicia para nosotros. El desarrollo de los bancos, de los mercados retail, de las AFP, y todo lo que tenga que ver con un crédito, forman la más alta evolución del capital, esta etapa financiera le permite rehacerse a sí misma mediante la absorción imaginaria de deudas, los mercados están intoxicados con veneno especulativo y las bolsas no paran de caer en el mundo entero. Este crédito, medio por el cual la mayor cantidad de nosotros financiamos nuestros productos y servicios pagando una deuda millonaria y razón principal por la cual los estudiantes han explotado en rebeldía, significa un doble mazazo para nuestro pueblo, porque no sólo se apropian de nuestra fuerza de trabajo y de la producción de nuestras riquezas colectivas (cuestión que pasa algo desapercibida como demanda), si no que además nos vuelven a vender nuestra producción, pero más cara. Los altos costos de las mercancías, los problemas externos de la economía, las tasas de interés de los créditos y las alzas han propiciado las condiciones para un descontento general, todo Chile se manifiesta en rechazo a las políticas económicas que han traído deudas impagables y una evidente situación de ignominia para los chilenos, los conductores de todo este descontento son los estudiantes y han logrado permanecer en la pelea porque el resto de los sectores sociales identifica en ellos el impulso para ampliar la demanda a Chile y al resto de los países que viven una situación similar. Chile está en rebeldía, los estudiantes son sus conductores más avanzados y depende de ellos el futuro de este movimiento. Esperamos a que llegue el día en que vuelvan los sindicatos y las organizaciones poblacionales o bien, cargamos de radicalidad el conflicto estudiantil hacia un enfrentamiento directo con el poder económico del país a través del rechazo al endeudamiento y de la recuperación de todo lo que nos han robado como pueblo.
Por lo pronto, el diálogo entre la CONFECH y el Congreso Nacional, la CONES y sus luchadores más decididos que llevan más de un mes en una huelga de hambre tensa y preocupante, la derecha gobernante y su soledad política, los partidos de oposición y su falsa modestia y una gran masa de pueblo que no cesa de luchar, con la consigna clara y sin vacilaciones ante sus enemigos: ese poderío económico que existe detrás de los que nos gobiernan, ese que se resiste a que las cosas cambien.
En el Valle de Aconcagua en particular hacemos nuestro el movimiento, asumimos nuestro papel conciente, los estudiantes hemos “logrado resquebrajar la hegemonía capitalista”, -según la perspicacia dialéctica de un compañero-, en ello vemos a los estudiantes de otras universidades y a los estudiantes secundarios con quienes nos hemos tendido la mano en esta lucha, los reiteradamente mencionados “sectores organizados” del pueblo intentan darle conducción a este proceso, la Asamblea Social de Aconcagua es su más fiel exponente, los trabajadores del Valle se acercan a este movimiento, también lo hacen algunos pobladores, la organización estudiantil carece de estructuras sólidas, pero a pesar de esto último esto se mantiene vivo y con fuerza. También en Aconcagua identificamos al estudiantado como el conductor de esta lucha y como ya mencionamos, es en ellos donde recae la responsabilidad histórica de avanzar en este movimiento.
Compañeros, los estudiantes somos el motor de la transformación, podemos hacer de Chile un país donde se reconozcan los derechos que tenemos como pueblo, el capitalismo no es eterno y por su punto crítico tiene que comenzar a caer.
UPLA
San Felipe
23 de agosto de 2011