La Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), en esta nueva conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores, hace un llamado a todos los venezolanos, en especial a quienes dependen de un salario, una pensión, una jubilación, o de su trabajo propio, a UNIRNOS para enfrentar la catástrofe que vive nuestro pueblo desde hace varios años y que se ha agravado con la extensión de la pandemia del Covid-19.

Diversos entes internacionales —entre ellos ONU, OEA, OIT y varios referidos a la protección de derechos humanos— han calificado nuestra difícil circunstancia como una emergencia humanitaria compleja que toca todos los ámbitos de la vida cotidiana y que se ve reforzada por el irrespeto y la violación sostenida y persistente del articulado de la Constitución y las leyes, no solo en el campo de los derechos civiles y políticos, sino también y más dolorosamente en el terreno de los derechos económicos, sociales y laborales que contienen esos estamentos legales.

Invocamos en esta fecha tan emblemática el carácter internacionalista del Primero de Mayo para resaltar los valores de solidaridad, ayuda, colaboración y apoyo que deben existir entre todos los trabajadores del mundo en la búsqueda de una verdadera justicia social que esté inseparablemente ligada con un desarrollo económico respetuoso del hábitat, la ecología y la naturaleza de nuestro planeta. Y, por supuesto, que se asiente en avances cuantitativos y cualitativos de la democracia y la libertad. La investigación, la ciencia, la tecnología y en general el conocimiento aplicado deben servir al mundo para impulsar un desarrollo sostenido que vaya dirigido a aumentar sus capacidades para engrandecer la vida, la salud, la seguridad social y las condiciones de existencia de la humanidad como un todo, y para afrontar los problemas y contratiempos que vayan en su contra. Lo que hemos vivido en estos últimos cuatro meses debe servir de lección, a todos los pueblos y países del mundo, sobre la necesidad de fortalecer las instancias estatales garantes de la salud pública, la educación y servicios públicos de calidad y amplia accesibilidad, además de entender la necesidad de establecer un modo de producción con un sentido realmente humanitario.

En Venezuela, no son cuatro meses o siete años los que hemos vivido en medio de penurias, sino que tenemos más de dos décadas en las que se han dilapidado ingentes recursos y enormes ingresos fiscales para el favorecimiento de una casta política que, con bonitos pero falsos discursos, condujo a la destrucción de nuestra ya precaria y dependiente industria nacional y de la sobreviviente producción agroalimentaria, produciendo una catástrofe que ni siquiera una guerra hubiera podido provocar en tan corto tiempo. Esta continuada erosión de nuestras capacidades productivas se ha asentado en el reforzamiento de nuestra condición de productores de materias primas o muy poco elaboradas, dándole prioridad a la extracción de los diversos y valiosos minerales que se encuentran en nuestra geografía. Y, como seguro acompañante de este despropósito, también se destruyó el trabajo productivo dando más importancia a la especulación, la trampa y la viveza criolla, además del juego y el engaño dinerario. Así se convirtió al Estado ya no solo en un poco útil elefante blanco, sino en una máquina para el control social, el chantaje y la corrupción en todos los niveles, instancias y departamentos, despilfarrando progresivamente la capacidad profesional, técnica y obrera que podía atender eficazmente las responsabilidades colectivas.

En este Primero de Mayo el ingreso mínimo mensual (salario más bono) ronda los 4 dólares, de seguro el peor de todo el planeta, y la pensión incluso es menor y no alcanza a los jubilados ni para comprar las infaltables medicinas. La gran cantidad de trabajadores por cuenta propia hoy se encuentran en un estado de mendicidad por la reducción abrupta de sus ingresos y los sectores más pobres en su desesperación amenazan con acciones explosivas por la hambruna que están pasando. Situación ésta que reclama la mayor unidad de la dirigencia política y las organizaciones sociales para encauzar la protesta y la rabia hacia cambios positivos y hacia la reconstrucción del país, y no se desvíe hacia actos anárquicos que agravarían las dificultades.

Y junto a esto nos encontramos con la abierta criminalización de la función sindical, la represión y el encarcelamiento de dirigentes sindicales y gremiales por el solo hecho de defender conquistas laborales y contractuales o por exigir condiciones seguras para trabajar. Así como recordamos la prisión y el exilio de nuestro presidente Carlos Ortega y de otros directivos sindicales, hoy llamamos la atención sobre los casos del dirigente sindical Rubén González —secretario general de Sintra-Ferrominera enjuiciado y condenado por tribunales militares— y del trabajador ferrominero Rodney Álvarez —preso por más de 8 años y acusado de un crimen que no cometió con base en un expediente amañado—, que son la más palmaria evidencia de la prohibición del sindicalismo libre por parte de gobernantes que se quieren hacer pasar por “obreristas y progresistas”. A esto se le ha agregado recientemente la detención de profesionales de la salud, médicos, paramédicos y enfermeras, por exigir condiciones seguras para cumplir su noble misión frente a la pandemia o por contradecir falsas informaciones provenientes de voceros oficiales. La razzia contra periodistas y medios de comunicación es la mejor evidencia de la actitud totalitaria de los actuales gobernantes y su deseo de que la población no esté realmente informada, sino que solo reciba las muy poco confiables versiones oficialistas.

En este momento tan dramático y tan oscuro, no solo para los trabajadores sino para toda la sociedad venezolana, nuestro llamado es a UNIR esfuerzos para que lo más rápidamente posible cese esta tragedia, cuestión que requiere de un cambio de rumbo y un cambio de conductores del país. Desde la CTV creemos que la conformación de un Gobierno de Emergencia Nacional es una iniciativa necesaria para atender el caos en que se encuentra nuestra patria y requiere de una pronta realización. Los trabajadores abogamos porque la reconstrucción de nuestra economía y nuestra institucionalidad democrática vaya de la mano con el reconocimiento y la atención urgente de la tragedia humanitaria, con el respaldo para que haya salarios dignos que sean pivote para el relanzamiento de importantes áreas industriales y agrícolas que suplan los requerimientos de nuestro mercado interno. Venezuela tiene los recursos y la capacidad humana para salir adelante, y con la ayuda y solidaridad de los pueblos y naciones del mundo estamos seguros de que un futuro luminoso de progreso, paz, desarrollo y justicia resplandecerá en nuestra patria muy pronto.

 

¡CTV llama a Luchar por abrir caminos a la Democracia y la Justicia Social!

¡Libertad para Rubén, Rodney y todos los Presos Políticos y Luchadores Sociales!

 

¡POR UN MUNDO MEJOR PARA LOS TRABAJADORES!

 

Comité Ejecutivo de la CTV

Caracas, 1° de mayo de 2020

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