En el estado Bolívar está en marcha una auténtica rebelión encabezada por los trabajadores de Sidor y otras empresas del complejo industrial. El elemento central de la protesta y la movilización es el salario. Tal como está planteado en todo el país, los montos irrisorios que perciben los trabajadores venezolanos por su trabajo no permiten la subsistencia en condiciones humanas. No hay ni bastimentos, ni recursos mínimos para pagar servicios básicos. Frente a este tétrico cuadro de miseria y hambre han reaccionado los trabajadores de estas zonas.Tienen estas jornadas de lucha importantes, propias de la tradición de combate y rebeldía que siempre los ha caracterizado.

El movimiento tiene como rasgo significativo la denuncia y el repudio contra los esquiroles enquistados burocráticamente en la estructura sindical, que han servido para domesticar al movimiento y facilitar las maniobras del régimen, orientadas a flexibilizar y desregular al máximo las relaciones laborales en perjuicio directo de los derechos que los trabajadores hemos conquistado en luchas pasadas.

La implantación del tristemente célebre Memorándum 2792, con la diligencia traidora de los esquiroles, disolvió en la práctica todos los beneficios del contrato colectivo, tanto en Sidor como en el resto de las empresas básicas. A cambio se inició la política de mitigar las aspiraciones de los trabajadores con dádivas miserables que conforman el programa populista y asistencialista aplicado a tabla raza con todos los trabajadores dependientes del patrón Estado.

Igualmente las condiciones de medio ambiente de trabajo, por sí mismas duras en estas plantas industriales que exponen a riesgos graves a la clase trabajadora, han acelerado el surgimiento de contingencias de salud y hasta la muerte súbita de cientos de trabajadores. La exigencia de implementos de seguridad industrial, tan elementales como botas apropiadas para laborar, ha sido respondida por la gerencia impuesta por el régimen con el despliegue de agentes regulares e irregulares de represión, policías y maleantes al servicio de la dictadura, que pasean por las plantas sembrando el terror, amedrentando y amenazando directamente a los trabajadores para obligarlos a laborar a riesgo de su propia vida, lo que ha dejado ya cuantiosos resultados fatales.

No es una práctica casual de esbirros espontáneos: es una ejecutoria del régimen sistemática y coordinada con los organismos como las FAES, la Dgsim y otros grupos de represión gubernamental, además de personeros propios y ajenos a la empresa que fungen como activistas del régimen, para mantener una atmósfera de terror y amedrentamiento contra los trabajadores inconformes y descontentos. Tal situación llegó al descaro y a un límite intolerable, y es motivación también importante en esta jornada de rebelión.

En el estado Bolívar se ha activado la protesta y el reclamo de los trabajadores de base, y una vez más la dirigencia sindical tradicional ha sido desbordada y los esquiroles vienen recibiendo un fuerte repudio de la masa trabajadora por todos los medios y en las propias asambleas. No podía ser de otra manera ya que éstos representan y ejecutan la farsa, la manipulación y la represión como política del régimen en su papel de patronal pública contra los trabajadores. El discurso de engaño y tramposo de la supuesta revolución bolivariana está desenmascarado en el seno de los trabajadores y los pueblos del estado Bolívar. El fracaso del régimen en su manipulación es total, definitivo e irreversible.

Esta auténtica rebelión popular obrera cobra fuerza cada hora que pasa. La perversa maniobra de la patronal para dividir a los trabajadores entre activos y no activos, además de ilegal, ha sido rechazada por la gran mayoría y el criterio correcto de defender los derechos por igual condición, ya que la ausencia de los inactivos ha sido una imposición de la misma patronal.

El descontento acumulado en los trabajadores empieza a manifestarse abiertamente con mucho arrojo, determinación y valentía, permitiendo la insurgencia de nuevos líderes que manifiestan autonomía de lazos partidistas tradicionales. Esta semana ha operado una suerte de calentamiento y activación de la fuerza laboral guayanesa.Ya la convocatoria para la próxima semana ha sido desplegada por diferentes medios y la respuesta será masiva y contundente.

Ahora bien, el éxito en el logro de los objetivos de esta importante jornada de movilización obrera y popular, dependerá bastante de que se levante un planteamiento certero y claro en torno a los reclamos de los trabajadores. Primeramente la exigencia de salario: la propuesta de 300 dólares mensuales como base mínima salarial para todas las nóminas es totalmente justa además perfectamente viable. Las trilladas excusas del régimen que intentan convencer de la imposibilidad del Estado para responder con esta exigencia deben ser rechazadas y descartadas sin contemplaciones.

Obviamente, significa un cambio radical en la política con respecto a estas empresas. Si efectivamente se trabaja para reactivar la producción y se rompe con la ejecutoria gubernamental de abandono de las empresas para facilitar su futuro remate a los chinos o rusos, perfectamente la remuneración de los trabajadores puede, partiendo de esta base dineraria, mejorarse a estándares internacionales. En lo inmediato que se destine de los actuales ingresos al erario nacional las partidas necesarias para cubrir de forma contingente una transición temporal. Un plan de emergencia para la defensa de activos y el rescate de las empresas del holding permitirán reactivar la producción y en consecuencia mejorar sustancialmente las condiciones de los trabajadores de manera inmediata.

Otro objetivo crucial de esta lucha es la DEROGATORIA INMEDIATA del Memorándum 2792. Este esperpento jurídico debe ser rechazado y abolido de inmediato. Al mismo tiempo se deben establecer las pautas para retomar las discusiones del contrato colectivo. Los beneficios contractuales de aspectos sensibles para los trabajadores como el HCM, los implementos de seguridad industrial y los servicios de previsión funeraria se deben restituir de inmediato.

Esta acción masiva de los trabajadores debe plantearse el enfrentamiento y la eliminación de la política de terror impuesta por el Estado-patrón. La presión firme de los trabajadores debe arrancarle a la representación patronal el compromiso de desalojar de las instalaciones a los agentes de los cuerpos represivos dedicados a sembrar el miedo y la zozobra en la masa trabajadora. La seguridad de las instalaciones está garantizada por la tradicional custodia militar y por los propios trabajadores. Son ellos los más interesados en la conservación y seguridad de estos bienes. La patronal y sus gerentes de talante autoritario, jefes de esas cuadrillas represivas, poco o nada han demostrado de interés para cuidar tales activos, por el contrario la afrenta represiva contra los trabajadores ha servido para enmascarar la corrupción y el saqueo desde las posiciones gerenciales de estas empresas.

La convocatoria y el llamado de los líderes obreros ya retumba en todos los rincones de los pueblos del estado Bolívar. La gran idea surgida de las propias bases obreras para incorporar a las familias de los trabajadores dará más fortaleza a esta jornada. Las mentiras repetidas de los esquiroles y las amenazas de represión no detendrán el empuje valiente y decidido de los trabajadores. Desde todos los rincones de Venezuela estaremos los trabajadores de todos las disciplinas laborales respaldando solidariamente esta lucha y estaremos atentos a su desarrollo. El régimen cometerá un grave error si pretende burlar una vez más con sus desgastados argumentos falsos de bloqueo y ataque imperialista para no responder a estas justas reivindicaciones.

Esta gesta no cesará hasta alcanzar sus apreciados objetivos. Con la ingeniosa consigna bien interpretada de “unidos somos acero”, auguramos el mayor empeño de toda la masa laboral de la zona del hierro: seremos acero invencible todos los trabajadores venezolanos para alcanzar las condiciones de trabajo óptimas con salarios dignos y así retomar el camino de la producción de riqueza y prosperidad, rumbo perfectamente posible y viable, si también asumimos un nuevo sendero político para nuestro país que descansa en una verdadera revolución de producción, de planes asumidos con majestad de soberanía real frente a chinos, rusos, gringos, etc., que hoy son presentados como los salvadores.

La clase obrera venezolana, así como en el pasado escribió páginas de heroísmo y gloria libertaria, esta vez también triunfará.

Coordinación Nacional
Unión de Trabajadores Revolucionarios (UTR) / Bandera Roja.
5 de febrero de 2021

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