«Yo sí soy revolucionaria»

 

Carlos Javier Arencibiaprimera pagina 

Luego de 7 años consecutivos con el dominio total del Centro de Estudiantes (CU) de la Escuela de Trabajo Social (ETS) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), un grupo de jóvenes abiertamente declarados afectos al chavecismo resultó derrotado en las elecciones realizadas en diciembre de 2011, perdiendo así su hegemonía y lo que fue considerado un bastión oficialista.

La encargada de dirigir las riendas de esa empresa fue Sairam Rivas, una joven de 18 años cuya preocupación por su Escuela comenzó nomás entrando a ella, al ver como los sectores que la dominaban la tenían “…como un claustro al que pocos se atrevían pasar…se nos ve como estudiantes aparte, aislados en un espacio que sólo responde a los escenarios de violencia; y no es así, la  ETS está llena de gente valiosa y dedicada, capaz de manifestar sus ideas y, por supuesto, luchar por ellas”, expresa.

Semejantes cuestionamientos la embargan desde niña en su afán por “cambiar el mundo”, lo cual es digno de destacar en una juventud de extendida indiferencia. Y es partiendo de esa premisa que emprende ese camino, a veces peligroso, de enfrentarse al chavecismo en “su cueva”, por lo que muchos le decían “de pana, ¿te vas a meter en ese lío?”.

 

¿Por qué postularse en una Escuela aparentemente adversa a cualquier factor no- chavecista?

Me motivó ver que hay tanta gente inteligente con ganas de trabajar, que desarrolla investigaciones y al caminar por allí dicen “allá está Trabajo Social, todos son malandros y no hacen nada por la universidad”, eso no es justo. Hay gente que no va de noche a la Escuela porque “no saben que les pueda pasar”.

“La violencia no me ha detenido”

Ante un panorama tan hostil, ¿sentiste miedo?

Esto ha sido ese tipo de cosas en que piensas tu objetivo mas no las consecuencias, si las piensas no lo haces.

¿Cuáles han sido esas consecuencias?

La violencia. Nosotros empezamos como un grupo para ayudar con papeleo y otras cosas a los nuevos ingresos, sin pensar siquiera en una plancha, y ya nos señalaban pero sin agresiones.

¿Cuándo empezó la parte fuerte?

Ya al abrirse las postulaciones, pero las agresiones físicas empezaron realmente el día de las elecciones y desde allí no pararon.

¿Cuántas van?

Cinco a los que pertenecemos al CU, pero he traído gente a jornadas o simplemente amigos a quienes también los han golpeado.

¿Qué nombre le pones a esa conducta?

Algo irracional, se sienten propietarios de la Escuela. No entienden que la universidad es de todos.

¿Qué sientes al ver eso?

Molestia, indignación y, a veces, impotencia porque, si bien nosotros somos gremio, ellos son gobierno y tienen una estructura más fuerte. Todo lo que hacen es previamente planificado. Nos agreden y ya tienen un comunicado redactado haciéndose pasar por víctimas.

¿Esos actos son propios de revolucionarios?

Obviamente que no son revolucionarios. Revolucionario no es una persona cuya empresa fundamental sea sembrar el terror.

 

“Si a un verdadero revolucionario lo mueve el amor y las ganas de hacer bien las cosas con dignidad, por la verdad y por los que tienen problemas, claro que lo soy”

En lo ideológico, ¿cómo te defines?

Ahora mismo estoy en formación y lo más que puedo decirte es que soy muy idealista. Lo que me mueve hoy son valores de reivindicación y desarrollo para Trabajo Social.

¿Utilizarás esto como un trampolín político?

No. Quizá en un futuro siga en política porque desde niña siempre he estado liderando algo, pero nunca por querer tener poder o posición. Si bien mi enfoque es cambiar el mundo (risas), ahorita me toca la ETS.

Todos me decían ilusa porque cómo iba a ganar un CU que tenían dominado desde hace 7 años, y mira lo logré. Así son los sueños: posibles.

¿Qué significa haber derrotado a un grupo de tanto poder y apoyo partidista?

     Con ideas, cuando se quiere se puede. Los estudiantes apostaron a una ETS plural, donde sus opiniones no resulten en un “cállate loco” o un bofetón. Aquí debe acabarse la discriminación.

¿Esa discriminación y el estigma que tiene Trabajo Social de “malandros” es algo sembrado por quienes tuvieron el CU recientemente?

Yo creo que sí. Históricamente han habido muchos factores que han hecho vida política en esta Escuela, pero antes se luchaba por ideas.

 

La otra faceta

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Aparte de la política, ¿qué más haces?

Soy modelo.

Con toda esta dinámica, ¿en qué tiempo modelas?

Es complicado. No me da chance ni de lanzarme un ratico en la grama. Me mentalice a dormir poco, para que me dé chance de ir al gimnasio, estudiar y hacer gestión.  Lo más difícil ha sido para estudiar, pues me gusta salir bien y además un líder estudiantil que no sea buen estudiante es un mal ejemplo.

Sabes que unos días antes de las elecciones participé en un concurso y, confieso, me costó un poco organizarme para las dos cosas, pero ya me acostumbré.

¿Cómo te fue en el concurso?

(Risas) Gané. Es cuestión de echarle ganas a lo que se hace. Desde los 14 años me vincule al modelaje.

“En el grupo se ha discutido “tirar la toalla” pero no que va, yo trato de mantener todo como comenzó. Hay cosas que desmotivan, como que te dejen de hablar porque quizá no le gusta lo que haces, pero a la vez otros te admiran y eso te levanta; viene otro y te golpea o te insulta, es difícil”

En el modelaje impera la superficialidad ¿puede eso afectarte en tu credibilidad como figura política?

Me han dicho que me decida entre modelaje o política y ¡guao! No sé. De niña quería modelar y ser delegado de curso (risas). La política a veces decepciona por las formas en que la hacen, pero con dignidad es un mundo muy lindo.

¿Y el modelaje?

Es un mundo agradable si lo sabes manejar, si no te pierdes en lo superficial y élitesco. Trabajo Social es una carrera muy humanística y me ayuda a concebir mejor el modelaje.

¿Cómo hacer para que, al menos tu modelaje, no sea superficial?

Es difícil por los estereotipos que hay, que si el tamaño y la figura. Creo que es una buena forma de resaltar la estética y, si se acompaña de formación, será más ética.

¿Cuánto mides?

1,75 mts.

Y si por la política no te da chance de ir al gimnasio y te pones gordita ¿qué haces?

(Risas) no sé, por ahí dicen que mujer bonita es la que lucha y yo no dejaré de luchar.

¿Cuál es tu concepción de belleza?

Es un complemento de mucho. Las ideas, la sensibilidad social, lo físico claro pero no en un plano superior como comúnmente se cree.

Veo que sueles salir victoriosa, ¿cómo asumes el fracaso?

Como un aprendizaje. Todo el mundo se siente mal al perder, la cuestión es perseverar. Fíjate que al entrar en la UCV yo quería estudiar Comunicación Social y no quedé, pero sí en Trabajo Social.

Si no querías Trabajo Social ¿cómo hizo para “enamorarte”?

(Risas) Tenemos mucho en común.

¿Por ejemplo?

Poder diseñar planes, proyectos, políticas que te permitan ayudar a la sociedad. Hacer un cambio. Trabajar en comunidades para su desarrollo. Toda la vida quise esto. Cuando estaba chiquita, te digo 10 años, iba de Caracas a Guatire, soy de allá,  veía Petare y me ponía a pensar cómo hacer para que esas personas salieran del barrio. Llego aquí y veo que puedo mejorar su calidad de vida, dije: nada esto es lo mío.

¿Y por qué querías Comunicación Social?

Una vez fui a un congreso de periodismo de riesgos, y la ponente decía que el periodista debe ir en una balacera hacia dónde van los tiros, meterse en el problema, y eso es lo que a mí me gusta: estar a ver cómo puedo resolver.

¿Te consideras valiente?

Creo que sí, voy asustada pero voy.

¿Cómo te defines?

Perseverante, luchadora y multifacética (risas). Siempre me ha gustado hacer de todo.

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