De: Sairam Rivas
Para: Partido Socialista de Chile
Camaradas, mi nombre es Sairam Rivas, tengo 20 años de edad. En este momento soy parte de los estudiantes que se encuentran privados de libertad. Estudio Trabajo Social en la Universidad Central de Venezuela y curso 4to año de la carrera. Actualmente soy Presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela antes mencionada.
Al igual que miles de jóvenes venezolanos, desde principios del mes de febrero he sido parte de las protestas consumadas en manifestaciones pacificas. Son muchos los jóvenes que lo han dado todo perdiendo su libertad, entendiendo que ser ejemplo en tiempos de dictadura es un papel cuyo corolario nos toca vivir: la prisión.
El pueblo venezolano vibra cuando se comete una injusticia no solo en América Latina sino en el mundo entero. Ahora, imaginen lo que sentimos cada vez que vemos cómo reprimen fuertemente las fuerzas del Estado a su propio pueblo. Cada vez que reprimen una marcha, cuando no lo dejan avanzar y disparan bombas y perdigones a quema ropa. He compartido con jóvenes que luego de ser liberados, nos participan que han sido sometidos a torturas y malos tratos. Además de tener que, en muchas ocasiones, compartir celdas con presos comunes.
Hay un apotegma ejemplar de Martí que dice que “todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla del hombre”. Eso, el pueblo de Venezuela lo siente así, señores del Partido Socialista Chileno.
Luchamos por una libertad que lleva en sí ensueños genuinos y sublimes de desarrollo, incluso para las generaciones que vengan después de nosotros. Dejando claro que es una libertad que no implica opresión, ni la explotación del otro, demandamos un país donde se incentive la producción y el desarrollo científico-técnico con base en la Revolución agraria e industrial.
Esto, teniendo en cuenta que como militante de una organización revolucionaria, Bandera Roja, sé que la función de la producción en el capitalismo es producir para crear cada vez más plusvalía. Esos son los elementos que debemos frenar para abrir de manera sólida el camino al Comunismo. Buscamos convertir la P de Plusvalía en P de Plus Producto social; porque luchamos para eliminar la explotación del hombre por el hombre.
Si analizan las relaciones sociales de producción en Venezuela, se darán cuenta que nunca se implantó este sistema, no producimos, y cada vez somos más dependientes. Somos concientes del momento histórico que estamos viviendo; por eso luchamos por un país libre e independiente, un país soberano económicamente. Un país donde se respeten nuestros derechos, donde los jóvenes no se vean obligados a abandonar la cotidianidad de la formación para ir a trabajar en medio de la crisis que vivimos. Una Venezuela donde los medios de comunicación no se vean obligados a ser panfletos del gobierno nacional.
Por eso, y a todas estas problemáticas, hemos respondido con unidad social de todos los gremios y sectores que representan la lucha popular, porque sabemos que es garantía para superar el estado actual de las cosas. En este sentido, decidimos comenzar campamentos en diferentes plazas del país, demostrando que las plazas son del pueblo frente a la gran militarización que se vive en todos los rincones del país. Además, como creemos en una democracia participativa y popular, nos abocamos a construir un movimiento asambleístico con la sociedad y así debatir y construir un proyecto de país y de reconstrucción nacional. Tener un pensamiento crítico ha sido nuestro delito. No nos dejan defender la esencia fundamental del conocimiento: la libertad y la verdad.
El día de hoy (7 de junio de 2014) ya cumplo 31 días detenida, desde que fui apresada en la madrugada del 8 de mayo al ser levantada por un gran contingente de la Guardia Nacional Bolivariana igual que los 250 jóvenes que como yo, al momento de la detención, dormíamos en los campamentos ubicados en distintos lugares de Caracas. Ninguno fuimos capturados en flagrancia. Fuimos levantados brutalmente. Mientras tanto, veíamos cómo todas nuestras cosas eran destruidas: carpas, libros, cuadernos, laptops, insumos médicos, comida… absolutamente todo fue destruido y amontonado en los transportes de la Guardia Nacional.
Eran todos jóvenes, sumados a algunos de la sociedad civil que en esa madrugada ayudaban en el campamento, que se hizo un juicio en salas improvisadas en los pasillos del Palacio de Justicia en contra de cada uno de nosotros.
En el momento de nuestra detención ya cumplíamos más de un mes en estos campamentos. En mi campamento estábamos cumpliendo exactamente 40 días. En todo momento fue público y notorio el apoyo de la sociedad civil y los gestos más sublimes, propios de humanidad, de personas agradecidas con jóvenes que abandonaron la comodidad de sus hogares para dormir en una carpa en una plaza para protestar. Jóvenes que protestaron por su futuro y el de ellos también.
A pesar de que la mayoría se nos imputó los mismos cargos, muchos fueron liberados bajo régimen de presentación, mientras otro grupo continuamos privados de libertad. Cada uno de nuestros compañeros liberados y los que aún continuamos privados de libertad, se nos han abierto expedientes donde quedamos reseñados como criminales. A quienes han liberado con régimen de presentación, están sujetos a que en cualquier momento que asistan a una manifestación se les abra un nuevo juicio.
En este sentido, solicitamos que intermedien a nuestro favor ante las instituciones y autoridades del gobierno venezolano para conseguir nuestra libertad plena. Por lo pronto, seguiremos incentivando la lucha estudiantil y popular. Nos seguiremos organizando y rescatando la histórica alianza entre los estudiantes y quienes crean las riquezas.
Camaradas, tengan la certeza de que queremos transformar las estructuras caducas y anhelamos que las paginas de nuestra historia marquen líneas distintas del atraso y la dependencia.
Termino diciendo que recuerden en todo momento aquella gran frase que dijo el Che: “Seamos capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”.
Sairam Rivas (@SairamRivas)
Desde una celda del Sebin