Gabriel Puerta, Secretario General de Bandera Roja

2012 se nos presenta como un año de disyuntiva entre el continuismo y el cambio. El descontento acumulado y la frustración por las promesas incumplidas, por los reiterados engaños y por las oportunidades desaprovechadas generan desaliento, pero también y con más fuerza crean una decidida voluntad de cambio. La gente está obstinada de manipulación y de mentira. Quiere un cambio de verdad. No se conforma con cambios de rostros o con maquillajes cosméticos. Por eso prende con tanta facilidad la perversa idea de que todos los políticos somos una partida de estafadores. Por ello, cada vez más personas se suman a las filas de los opositores en búsqueda de una salida que sea una superación de esta autocracia ineficaz y corrupta. Lo que se viene incubando es una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento, abriendo paso a confrontaciones violentas. Conscientemente escogimos la ruta electoral como la mejor vía para producir la transición hacia una democracia de profundo contenido social y de amplios espacios para la participación, el debate y los consensos.
Bandera Roja celebró su 42 aniversario llenando la Plaza Brión
sin reseña en los medios
No ignoramos las fortalezas del adversario. Entre ellas destaca su falta de escrúpulos en el uso de todos los recursos del Estado para perpetuarse en el poder. Recursos que resultan abundantes por los altos precios del petróleo y el endeudamiento irresponsable a que es sometido el país y que termina hipotecando el futuro de nuestra juventud. No restamos valor a la manipulación con las ofertas renovadas, renombradas o elevadas, ni al engañoso palabrerío seudorrevolucionario diseñado para engañar y confundir; ni despreciamos el efecto de la compra de conciencias, el chantaje discriminatorio y la siembra de miedo y resignación. Tampoco obviamos las contradicciones presentes entre quienes nos oponemos a este régimen despótico, ni las debilidades y vacilaciones de importantes factores de este campo y sobre todo el no haber podido formular una oferta que haga renacer una nueva esperanza en nuestro pueblo. Hemos avanzado significativamente en la construcción de la fuerza unitaria pero el corto alcance de la mirada ha estado impidiendo que se comprenda que el cambio popular es la oferta que puede generar esa esperanza.
Cambio popular es sustituir radicalmente esta democracia de élites, de cúpulas construidas al amparo de la renta petrolera y de la corrupción, por una democracia de verdadera y amplia participación popular, que no se limita al voto sino que va a la decisión de los asuntos fundamentales del país y a convertir a esta amplia mayoría nacional en principal beneficiaria, en sector favorecido. Significa fortalecer los órganos del poder popular hoy mediatizados y convertidos en apéndices de la Presidencia de la República e impregnados de un sectarismo contra el propio pueblo. Cambio popular es rescatar su autonomía y afianzar su capacidad de cumplir su rol como organizaciones de base de la sociedad.
Cambio popular es superar el rentismo para convertirnos en una sociedad de productores. Diversificar la economía para romper con la dependencia del petróleo y con esa división internacional del trabajo que nos condiciona a la monoproducción petrolera y a ser importadores de bienes finales. Es impulsar con toda
Emilio Graterón, Alcalde de Chacao, acompañó a Bandera Roja
en su 42 aniversario, expresando combativas y sinceras palabras
fuerza una revolución industrial que siembre de fábricas nuestro país, que agregue ciencia y tecnología a los procesos de producción para ganar capacidad competitiva en los mercados internacionales. Cambio popular es producir en gran medida lo que consumimos, satisfacer la parte sustancial de la demanda nacional. Es generar empleos de calidad para que la mayor parte de la fuerza de trabajo esté dedicada a tareas productivas y todos los trabajadores estén amparados por una amplia cobertura y seguridad social.

Cambio popular es transformar pueblos y ciudades mediante un decidido plan de urbanización, de modernización de vialidad, servicios e infraestructura. Significa ampliar la planta física para la atención de la salud y la impartición de una educación que sirva de base para el desarrollo del país, para la sana convivencia y para la elevación moral, ética, cultural y científica de nuestra juventud.

Este 42 aniversario encuentra a Bandera Roja en medio de la campaña para escoger, en primarias, los candidatos a la presidencia, gobernaciones y alcaldías. Estamos apostando a la victoria de quienes creemos tienen mejores condiciones para triunfar frente a los candidatos que presentará este régimen autocrático y, a la par, ratificamos nuestro compromiso de respaldar a los electos. Convencidos de que estas primarias marcarán las posibilidades de ganar o ser derrotados en las elecciones presidenciales, de que es necesario escoger a quien más genuinamente se perciba en capacidad de generar esa esperanza en un cambio popular. Uno que se afiance en un claro y profundo compromiso patriótico y además se inscriba en esa oleada que comienza a levantarse por todas partes reclamando un mundo mejor. Una Venezuela de grandeza en un mundo que busca transformaciones al progreso.
Para Bandera Roja hablar con la verdad no es tan sólo un valor ético sino una práctica política que hemos asumido a todo riesgo y que hoy se hace imprescindible para que partidos y dirigentes políticos puedan rescatar plenamente la credibilidad y la confianza. Decir la verdad y defender los intereses de los trabajadores, de nuestro pueblo y de nuestro país es el gran compromiso que siempre nos ha guiado y que hoy reivindicamos como elemento distintivo de la autenticidad revolucionaria. En esa práctica andaremos, construyendo la alternativa que ―expresada en una fuerza social progresista, en una conjunción de fuerzas democráticas y en un programa por una democracia de nuevo tipo― nos conduzca al progreso, el bienestar, la libertad y la paz… que sólo podremos lograr con un verdadero cambio popular.

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