Lo que está pasando con los trabajadores de Pdvsa pasa también con los trabajadores del hierro y con los manufactureros. Lo sufren igual los de la empresa privada y los de la administración pública, pasa en el campo igual que en la ciudad. Vivimos una desmejora grave de las condiciones de trabajo y de las condiciones de vida: perdemos beneficios y viejos derechos conquistados y se nos siguen ofertando ilusiones. Entretanto gente del alto gobierno disfruta de jugosos beneficios, como el cestaticket de 10 millones de bolívares de los magistrados. Y a los trabajadores se nos convoca a más sacrificios por la “revolución”.
Los trabajadores exigimos se nos diga y aclare: ¿cuál ley y cuál debate? Al meter este tema como proselitismo electoral a favor del Presidente, se mutila el verdadero debate que conduzca a reales mejoras en las relaciones laborales. Rechazamos que la ley del trabajo sea producto de un dedazo supuestamente bien intencionado. Exigimos un debate abierto, desde las bases del movimiento de los trabajadores. Libre y con la participación de todos, de cara a los intereses de los trabajadores.
El proyecto de ley del trabajo que se pretende imponer es un misterio y el debate que se cacarea un fraude, un montaje teatral-televisivo del oficialismo y sus esquiroles. El debate que aspiramos y necesitamos es el debate en las asambleas de fábrica, en los portones, en los barrios, en la calle… ¡no encerrado en los espacios domesticados por el oficialismo! El debate es para defender nuestros derechos a una vida mejor, para alcanzar nuevos derechos que nos eleven a nosotros ―los trabajadores― y al país entero a un verdadero ascenso social y a un real desarrollo económico que rompa con la dependencia, con el rentismo, con la botadera de real y con la injusta distribución de la riqueza. ¡No queremos un debate para hacerle campaña electoral al Presidente!
El debate debe servir para defender el salario y que haya maneras de que no se vuelva agua ante la alta inflación, es decir, mecanismos que permitan sostener el poder adquisitivo de nuestros ingresos, pues ―gracias a las erradas políticas económicas del gobierno― estamos en una de las economías más inflacionarias del mundo. Debemos reclamar lo que señala la Constitución: un salario suficiente para tener una vida digna.
Nos pronunciamos por la abolición total de toda norma para controlar y someter a las organizaciones de los trabajadores a los designios de los patronos o el gobierno. Pese a los discursos obreristas en el país se violan derechos y se echan por tierra conquistas históricas y universales, se promueve el atropello e intervención de los entes patronales y del gobierno en asuntos que les corresponde discutir y decidir a los trabajadores. ¡Exigimos plena autonomía y respeto para las organizaciones sindicales y gremiales y cese a la persecución y segregación por razones de pensamiento o creencias políticas! Sólo así podrá transitarse un sendero de reorganización del movimiento gremial y sindical, hasta llegar a una etapa madura para su reunificación y refundación.
La reducción de la jornada laboral no se puede seguir vendiendo irresponsablemente como una dádiva generosa del Presidente. De esa manera no será viable, tal como lo admiten los propios voceros del oficialismo. La reducción de la jornada laboral sólo será efectivamente beneficiosa para los trabajadores en el marco de una auténtica “revolución industrial” en el país, como resultado de un impulso sostenido de la capacidad de producción de bienes y servicios, como derivación de la incorporación de innovaciones científicas y tecnológicas en la industria a todos sus niveles y en las labores de prestación de servicios en todos sus tipos. Al mismo tiempo debe garantizarse la creación masiva de nuevas fuentes de empleo digno y estable, que brinden una verdadera perspectiva de progreso para los trabajadores y su familia. Cualquier tiempo libre de la actividad laboral debe servir para el provecho de cada trabajador, bien sea para el estudio o superación profesional, o para la práctica de actividades culturales, deportivas o la libre recreación junto a sus familias. No debemos aceptar normas para que el trabajador en su tiempo libre se coloque a las órdenes del patrono-Estado, para asistir obligatoriamente al proselitismo partidista, como se quiere.
En lo referido al régimen de prestaciones sociales ―además de reclamar la demora de 10 años de los actuales gobernantes―, desde 1997 desde hemos sido claros en oponernos a la flexibilización y desregulación neoliberales, por lo tanto el recálculo con retroactividad ayudará, de nuevo, a que las prestaciones de verdad sean un ahorro para el futuro de los trabajadores y sus familiares.
Frente a la vulgar estafa que nos quiere meter el gobierno, los trabajadores debemos fortalecer nuestra unidad de clase, para hacer que las modificaciones jurídicas no signifiquen un retroceso aunque las adornen con palabras bonitas. Llamamos a la lucha, al debate, y a la conquista de una vida mejor para todos los trabajadores.
¡Por una sociedad de trabajadores libremente asociados!
Unión de Trabajadores Revolucionarios (UTR)
Bandera Roja / Caracas, 15 de marzo de 2012
L.O.T. > LEY o TRAMPA
PATRON-ESTADO: NO Cumple
NO Paga
NO Respeta
Legislación Laboral
o
Ilusión Electoral.
Calcule UD.