En un artículo de opinión, un dirigente político afirmó que no existe contradicción alguna entre las potencias imperialistas. Tampoco entre Venezuela e imperialismo cualquiera. No sabemos si tales afirmaciones resumen una mera provocación o un dislate producto del desconocimiento de cuestiones, que por cierto manda a otros a investigar. A leer. En cualquier caso, viniendo la afirmación de alguien que dirige, llama la atención.
El 2019 luce como el año que podría contar con dos determinaciones internacionales que dejarían huella en la historia humana. La agudización de las contradicciones interimperialistas podría conducir a una elevación de la guerra comercial, que pudiese dar paso a manifestaciones de confrontación bélica entre las principales potencias. En segundo lugar, articulado a lo anterior, el estallido definitivo de la crisis cíclica mundial, en medio de la crisis general del capitalismo que siendo un evento esperado, puede convertirse en más profunda todavía en relación con la ocurrida una década atrás. Ambas determinaciones se imbrican, lo que nos hace pensar que será un año lleno de conflictos internacionales, uno de los cuales puede ser Venezuela, cruzada por la pugna de intereses imperialistas.
Fue fácil preverlo. De hecho, ya vivimos sus efectos. Si no, Maduro hace rato hubiese sido cosa del pasado. Pero lo sostienen dos potencias, China Y Rusia. Así, en Venezuela tiende a hacerse un tanto aguda la confrontación dados los intereses en disputa. Aprovechar estas contradicciones desde una perspectiva soberana es un asunto fundamental para el análisis y la política en correspondencia.
Llegar a estas aproximaciones demanda del manejo riguroso de la ciencia económica y de allí, el reconocimiento de las tendencias que permiten prever tales anuncios. Esto es, no se trata de conclusiones producto de aspiraciones o sentimientos determinados, se trata de conclusiones que descansan en el correcto manejo de las leyes y principios de la economía. No es una mera interpretación de los fenómenos económicos. Aunque no hay un sustento reduccionista a la empiria, se llega conclusiones cuya veracidad se manifiesta de manera contundente.
Resulta que las cuestiones económicas y políticas demandan de un método científico concreto. El método abstracto deductivo, yendo de lo general a lo particular, es el correcto. Lo que se desprende del principio según el cual lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, o sea, la unidad de lo diverso. Las determinaciones objetivas deben ser atendidas de manera muy precisa, no contemplativamente, ni ubicando las cosas subjetivas como determinantes fundamentales de la realidad. Aquello de lo concreto supone ubicar la determinación fundamental en torno de la cual gira el resto.
El origen de las determinaciones objetivas
En tal sentido, el desarrollo de la composición del capital, o la relación entre el uso de las máquinas y medios por encima de la fuerza de trabajo humana; la cuota media de la ganancia, la tendencia a su caída y las contratendencias para frenar este descenso, se convierten en las determinaciones que conducen al comportamiento político en torno de lo internacional. Determinan las tendencias del pensamiento económico, las políticas económicas en el seno de los países y las políticas para la atención de las relaciones internacionales.
Son cuestiones que revisten cierta complejidad. De allí que, aún con el mayor esfuerzo por hacer la cosa sencilla, hay asuntos que demandan capacidad de abstracción y algo de manejo de alguna que otra categoría para poder ubicar la esencia del asunto que nos ocupa.
Es un hecho objetivo. Así como objetivo es el potente motor para producir y realizar la plusvalía, también es poderosa la fuerza de las contratendencias para frenar la caída de la cuota media de la ganancia en condiciones de monopolio.
Busca cada imperialismo ser más competitivo sin ver caer su cuota de ganancia. Pues bien, es inexorable que para hacerse más competitivo deba elevar su composición de capitales. Para lo cual invierte en desarrollos científico tecnológicos, con lo cual alcanza, además, absorber más materia prima. En definitiva, aumenta el capital constante en relación con el variable, con el uso de la fuerza de trabajo. Deviene, inexorablemente, la caída en cuestión.
Hemos insistido en señalar que se trata de un asunto objetivo. Sin embargo, hay quienes analizan estas cosas, incluso las determinaciones internacionales en la situación política venezolana, partiendo de apreciaciones subjetivas. Muchos de quienes se asumen como analistas políticos o hacen política, aun desde posiciones avanzadas, no logran establecer que las formas de conciencia política y el comportamiento político de los actores determinantes del momento son expresión de cuestiones objetivas.
Las contradicciones interimperialistas no son el resultado de la mera apetencia de las potencias, que la hay. Las personalidades de una u otra potencia, juegan un papel importante al acelerar o frenar procesos, siempre en contextos concretos y correlaciones que se configuran con base en las determinaciones objetivas que empujan en una dirección u otra. Pero, es el funcionamiento de las leyes objetivas del desarrollo capitalista las deterinaciones fundamentales. En nuestro caso, las contratendencias determinan definiciones políticas que hacen época, si no, veamos el Brexit o las políticas que impulsa Trump contra China y competidores.
Las asociaciones y los acuerdos, no niegan las pugnas y conflictos. Y viceversa. vivimos la etapa de la agudización de las pugnas empujadas por las determinaciones antes dichas. Por lo que se encuentra en el Estado capitalista, en este caso, en los Estados imperialistas, la potencia que, asumiendo los intereses generales de los monopolios y su asiento nacional, empujan en función de alcanzar la hegemonía en el control de un país débil, de sus riquezas, fuerza de trabajo, mercado interior… hasta alcanzar la hegemonía mundial.
Las determinaciones
La cuota de la ganancia, hecho objetivo que es el resultado de la relación entre la plusvalía obtenida por el capitalista y la inversión del capital, tiende a descender. Esto es, el rendimiento del capital en términos de lo que gana el capitalista desciende. Recordemos que la competencia capitalista en general, y la competencia en condiciones del monopolio en particular, conduce a elevar la relación entre el capital constante y el variable. O sea, el uso de máquinas cada vez más avanzadas, capaces de absorber más materias primas y producir muchas más mercancías crece y se desarrolla más, en relación con la fuerza de trabajo en funciones. Al crecer esta relación en favor de capital constante, cae su rendimiento, aunque aumente la masa de plusvalía. Todo capital que entra a competir está forzado a inscribirse en esta tendencia. De lo contrario es absorbido por los expropiadores que lo superan. Expropiadores menos competitivos son expropiados.
Esa caída es compensada de manera natural. Se imponen contratendencias que buscan frenar la caída producida. Se hacen competitivos a costa de ver mermar su cuota de ganancia, luego, y simultáneamente, deben frenar la caída. Este fenómeno abarca una economía, hasta hacerse tendencia planetaria. Comienza la agudización de las pugnas por frenarla. Alcanza una escala nacional hasta, de igual manera, hacerse mundial.
Aumenta la explotación de los trabajadores. Se desarrollan políticas para hacer caer el precio de la fuerza de trabajo nativa. También se buscan economías donde los trabajadores sean más baratos que los nacionales. Salarios bajos, jornadas cada vez mal elevadas, además de que se intensifica su uso. Las potencias imperialistas se disputan esa fuerza de trabajo. El capital se mueve, se desplaza, olfateando los espacios llenos de obreros baratos. Si han sido disciplinados, mejor.
La lucha por la expansión de los mercados es un principio del capitalismo. Smith, primero en atinar en la relación entre el desarrollo y crecimiento del capitalismo, y los límites del mercado, marca la pauta en el asunto. Pero no logra apreciar que es una de las contratendencias que permiten frenar la caída de la cuota media de la ganancia. China busca por todos los medios hacerse de la hegemonía del mercado mundial. Una ruta una franja, expresión al estilo de los asiáticos, resume el proyecto estratégico para tales efectos. Se trata de la perspectiva más ambiciosa de la historia. Encuentra en el Caribe su cierre. Proyecto que, a su vez, anuncia contradicciones interimperialistas. Mientras, Estados Unidos, busca hacerse de mercados exteriores y recuperar el propio. Venezuela en la mira.
Materias primas baratas permiten atemperar la caída de G’. Abaratar los instrumentos no es cosa fácil. De los medios de producción, los productos primarios son los más susceptibles de ser abaratados. De al lí que las potencias imperialistas pugnen por hacerse de las fuentes de materias primas, sobre todo de las que implican cuestiones estratégicas. Oro, coltan, hierro, petróleo… se convierten en fuentes de disputas a muerte.
Son tiempos en los cuales predominan los forcejeos imperialistas por hacerse de áreas de influencia y fuentes de materias primas; debilitar las que posee el enemigo; hasta tener fuerzas como para arrebatarlas al rival. Lo que no niega la negociación y el acuerdo. Pero prevalece la confrontación.
Vistas así las cosas, China y Rusia ¿serán capaces de negociar a Maduro y al chavismo? No será fácil. Creemos que no. Negar este asunto, o desconocerlo, resulta una tontería. Luego, ¿cómo aprovechar esta circunstancia en favor de la salida del régimen con sentido nacional? Responderemos en próxima entrega.