El régimen dictatorial se encuentra en agonía, lenta, pero irreversible. Con una nueva farsa electorera quiso la dictadura distraer la atención sobre el inmenso desastre que han creado, a la par que pretendía eliminar la única institución legítima y legal electa por los venezolanos.
Con el último simulacro electoral del pasado 6-D, la institución del voto ha sido prostituida definitivamente por el régimen. Solo sirve para para validar las tropelías y abultar la burocracia. El fraude electoral no es solución para nadie. Solo 1 de cada 5 electores —bajo amenaza, chantaje y control de los capataces de la dictadura— asistieron a la farsa.
Ya instalado el nuevo tinglado burocratico, con los peones del régimen y otros cuantos figurones obedientes disfrazados de opositores, pagados por hacerle coro, celebran el “triunfo” y nuevamente declaman la épica pírrica donde se asumen héroes, los cobardes de siempre. Solo con la represion sistemática y criminal logran sostenerse. El repudio es total y definitivo.
En la Venezuela real, todos los días salen los trabajadores, en lenta romería en ciudades y pueblos, a tratar de adquirir algunos bastimentos para mitigar el hambre. Tarea difícil con ingresos precarios en dinero convertido en basura por la gestión económica del régimen.
Apenas sobrevivimos. Somos millones de trabajadores empujados a la miseria y la muerte por un régimen que se resiste —cual bribón abrazado a su botín— a su fin inevitable. En contraste con la realidad miserable que sufre el pueblo trabajador, los miembros de la cúpula del régimen que aún usurpan espacios de gobierno, viven como jeques disfrutando inmensas fortunas de dólares, saqueados del erario público.
Para los trabajadores el desafío está enfrente de nosotros: O dejamos que entreguen a los chinos y rusos nuestro territorio, nuestros recursos, nuestras plantas industriales, todo a cambio de respaldo financiero, militar y policial para la cúpula mafiosa, y nos quedamos contemplando cómo nuestras familias se hunden en la pobreza extrema y la muerte, condendos a vivir de las migajas que nos otorgan; viendo cómo nuestros hijos y nietos salen al destierro o al exilio… O asumimos desde ya la organización de la lucha definitiva para expulsar a la cúpula corrupta y criminal de la dictadura de mafias que nos aplasta y nos condena a la miseria.
Somos nosotros, compañeros petroleros, compañeros de la zona del hierro, los trabajadores de las grandes y pequeñas empresas manufactureras que aún laboran, los jornaleros del campo y los trabajadores del comercio, los trabajadores de los servicios públicos de salud, educacion, energía eléctrica y transporte, somos nosotros, hombres y mujeres del pueblo trabajador, quienes debemos asumir este desafío de la historia, nuestra gente está diezmada, nuestras familias no pueden esperar más. No podemos rehuir este reto.
Se trata de cambiar el curso azaroso que lleva el país empujado al vasallaje por el régimen criminal y corrupto. Van 20 años y cada día la miseria crece. El futuro está anulado y más oscuro. Debemos poner fin a la tragedia: abolir la dictadura y emprender un nuevo rumbo. Ésa es la principal reivindicación.
Convoquémonos todos para articular la lucha por el rescate del salario y por defensa de las garantías contractuales. Emprendamos una jornada de asambleas de trabajadores para el debate abierto de los objetivos y de los planes de acción, y así emprender la lucha con la determinación que nos asiste, con la urgencia que reclama el sufrimiento de nuestra gente.
No hay formula mágica, no viene nadie de fuera, no vendrán salvadores de ninguna parte. Desechemos las ilusiones y dispongamos al combate. La fórmula para acabar la agonía del monstruo, la fórmula de la victoria es la unidad y la marcha ordenada de nuestras fuerzas a lo largo y ancho de nuestro país, con un solo canto y una sola bandera: salario vital para una vida digna, trabajo productivo y prosperidad con libertad.
Durante mucho tiempo y con un falso discurso, las mafias nos han mantenido divididos, entre bolivarianos y no bolivarianos, pitiyanquis y no pitiyanquis, chavistas y no chavistas… Pero, en el barrio, en las colas y en la tragedia diaria, nos encontramos todos los iguales, todos los trabajadores sufriendo las mismas calamidades, padeciendo la misma pobreza. Echemos a la basura y al olvido las frases de los farsantes, dejemos de forcejear entre nosotros por los mendrugos que nos asigna el gobierno, mientras los jefes de las mafias saquean el país. Es hora de sacudirnos de esa mentira, unificar nuestras voluntades como clase. La realidad es que existe una minúscula cúpula de mafiosos que han asaltado el gobierno y las arcas públicas, se convirtieron en burgueses recién vestidos. Por otra parte, somos millones de mujeres y hombres trabajadores obligados a vivir en la miseria y sometidos por las armas y el chantaje a la sumisión.
La Unión de Trabajadores Revolucionarios (UTR) llama a los trabajadores venezolanos a dar sepultura a esta farsa, que nada tiene que ver con revolución alguna. La misión honrosa es incorporar toda nuestra fuerza para cerrar este capítulo triste de nuestra historia. Conocemos la saña criminal del régimen que ha asesinado impunemente a varios dirigentes y mantiene bajo secuestro a otros, como Eudis Girot, Robert Franco y Rodney Álvarez. Pero, como en el pasado, os invitamos a escribir una nueva página de libertad y progreso para nuestro pueblo. Ni la cárcel ni la muerte nos hará flaquear como frente al enemigo, sea peón o capataz, sea caricatura o disfraz de revolucionario.
Nuestra rebelión es un deber con la dignidad de la historia, una necesidad inmediata para aliviar la tragedia que sufre nuestra familia y un compromiso sagrado para abrir un futuro luminoso al país y a las venideras generaciones. Nuestra historia demuestra que ningún tirano, ninguna cúpula mafiosa por criminal y sanguinaria que sea, puede con la fuerza arrolladora de los pueblos que se levantan con determinación y energía libertaria a sepultar la opresion. Tenemos que dar frente, presentar lucha, combatir, sufrir caídas, pero siempre volver y retomar el combate hasta lograr, una buena mañana frente al sol radiante, derrotar a los esbirros, expulsar el tirano y comenzar un nuevo rumbo de libertad, de trabajo fecundo y prosperidad.
Unión de Trabajadores Revolucionarios – UTR
15 de enero de 2021
La agonía del régimen es lenta pero segura