Hace cuatro años en 2010 nos tocó conocer a una muchachita de apenas 17 años, alumna de mi padre, Carlos Hermoso. Una flaquita morena y hermosísimamente alta y desgarbada, de esas que son Venezuela en una mujer. Vino hacia mí caminando con varios bolsos; uno inmenso con un balón de Voleibol, otro con ropa y libros y otro con su comida. Su activismo juvenil lo llevaba a cuestas. Se acercó y me increpó con timidez: ¿Tú eres el hijo del profesor Hermoso?
Aquella tarde, en el cafetín de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, conocí a Sairam Rivas, quien me dijo: ¿Tú nos vas a ayudar a construir un movimiento estudiantil para rescatar la escuela? Eso me dijo Carlos.Sai (como la llamamos muchos) era en ese momento parte del equipo de Voleibol de Trabajo Social, excelente estudiante y miembro en una escuela de modelaje juvenil con aspiraciones profesionales. “De Guatire para el mundo”, dice eventualmente. Quería formar un movimiento estudiantil deportivo, cultural y de rescate de su escuela, pero no sabía qué cosa era un Centro de Estudiantes. Así, luego de varios encuentros en los que tuvo muchas ideas e iniciativas propias que destacaban por encima de su atención a recomendaciones, ella misma fue dándole forma a Identidad Universitaria, plancha estudiantil con la que se lanzó a la conquista del Centro de Estudiantes más violento y temido de la UCV, dominado durante 7 años consecutivos por colectivos violentos del oficialismo que se encargaban de amedrentar, reprimir y aterrorizar a estudiantes que tuviesen la osadía de manifestar contra “la revolución”.Llena de miedo por tantas amenazas, la fuerza con la que enfrentó durante toda la campaña ese mismo miedo, fue épica. Agresiones, empujones, golpes a los muchachos que la acompañaran, encuentros clandestinos con algunos de quienes la ayudábamos, con profesores de su escuela que la respaldaron en ese titánico proyecto, fue lo cotidiano durante más de 6 meses. Basta imaginar la experiencia en un barrio caraqueño en el que la banda de malandros que domina la “plaza” te la tiene “jurada”. Esa fue la cotidianidad de Sai durante toda la campaña. Pero esa templanza increíble en una muchachita que apenas cumplía para aquel entonces sus 18 años, derivó en la constitución de un movimiento, de mujeres principalmente, bajo el imperio de la frase que más repitió durante el proceso electoral: “Así nos maten, vamos a rescatar nuestra escuela y después a la Universidad”.Sai ganó por primera vez las elecciones de Trabajo Social en diciembre de 2011, pero el grupo oficialista de Kevin Ávila, para entonces en la presidencia del CEETS, tomó las urnas electorales y las quemó en el momento del conteo final, golpeó a varios estudiantes e indujo por la fuerza la suspensión del proceso electoral y su aplazamiento para enero de 2012, una fecha impredecible para la participación estudiantil en una comunidad amenazada y asediada. Sairam asumió aquel reto, y conquistó el doble de votos que Kevin Ávila un 18 de enero de 2012.El día anterior, Sai increíblemente había tenido que participar en un certamen selectivo de modelaje. Había triunfado también quedando seleccionada como representante de Venezuela ante una selección de modelos juveniles latinoamericanas. En medio de esto, todos los estudiantes de su equipo recibieron amenazas, algunas de muerte y con armas, golpes, empujones, y los propios estudiantes durante la elección fueron sometidos a terror permanente. Sai pidió que algunos ayudáramos aquella noche a sacar a los varones de la Escuela para evitar heridos, pero todos decidieron acompañarla hasta el final. Ya el triunfo se había concretado y Sai comenzaba el rescate incuestionable de la Escuela de Trabajo Social. Pero ya, para entonces, tenía una meta mayor que surgió espontáneamente de esa amarga y dura experiencia…Jesús Noél Hermoso Fernández @Jesus_Hermoso