GUSTAVO MÉNDEZ |  EL UNIVERSAL
miércoles 23 de febrero de 2011  12:00 AM
No se trata de un accidente estadístico. Es un patrón sostenido en la última década: el incremento de la tasa de deserción en la educación primaria. En el periodo 1999-00 el porcentaje registrado fue de 1,2. Diez años después -2008-09- se expandió solo a 1,6. En otras palabras, 54.853 niños dejaron de asistir a la escuela.
La información se desprende de la Memoria y Cuenta del Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE) del año escolar 2009-10.

En la educación secundaria el panorama es muy similar. Transcurrida una década la tasa de 10,9% se redujo a 9,0. En cifras duras, 145.354 jóvenes no volvieron a los liceos.
Para la investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes), Mabel Mundó, las cifras deben verse en un contexto más general. «Una revisión de la matrícula nos indica que hay un descenso en todos los niveles. Solo en la educación inicial hubo un incremento de la inscripción en 17 mil niños».
En cuanto a la tasa de deserción, la académica de la Universidad Central de Venezuela (UCV) observa un comportamiento errático de los indicadores. Deduce que es por falta de una política oficial.
Observa que en 2006-07 la tasa fue de 4,0% «al año siguiente se reduce en 1,7 sin explicación alguna». No obstante, adelanta un análisis, el factor socioeconómico como promotor de la deserción. «Está comprobado que en los años con bajo PIB se contrae la matrícula. La crisis afecta a los hogares y los padres dejan de enviar a sus a clases, y la escuela no los puede retener».
Para el investigador del Instituto Pedagógico de Caracas, Robert Rodríguez, no se puede hablar de deserción sino de exclusión. «Un niño no se va de la escuela porque quiere. Es el sistema quien lo expulsa por factores socioeconómicos o por la incapacidad de la escuela para retenerlo».
Sostiene que a un niño con un hogar con carencias y sin familia estructurada se le hace cuesta arriba ir a clases.
«Las cifras del MPPE reflejan que no se está haciendo nada para abordar ese problema. Más cuando la constitución señala que la educación es obligatoria. Es decir, el Estado debe procurar todos los medios y no lo está haciendo».
Concluye que los cifras apuntan a un descalabro general del sistema.

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