En Venezuela, los trabajadores enfrentamos la arremetida despótica del gobierno que no descansa en su afán de destruir las organizaciones autónomas de la clase obrera y de los trabajadores. Pese a los enormes ingresos por renta petrolera, se persiste en destruir las capacidades productivas propias de la nación, haciéndonos cada día más vulnerables y más dependientes de los grandes países industrializados. Se prefiere crear empleos en China, Bielorrusia, Argentina, Irán y Estados Unidos, que desarrollar la industria y la agricultura propias; incluso cuando estatifica empresas e industrias las conduce a la mengua y al desempleo, cuando no a la desaparición. Además, progresiva y constantemente el gobierno nos disminuye el poder adquisitivo del salario aplicando una política económica neoliberal, que estimula la inflación, devaluando la moneda y decretando aumentos chimbos que nos hacen más pobres, mientras engorda con el barril de petróleo a más de 100 dólares. El “aumento” decretado de 25% es en verdad una disminución, pues los Bs 1.224 del salario mínimo de 2010 representaban 470 dólares, mientras los Bs 1.548 de septiembre de 2011 apenas representarán 360 dólares: ¡una verdadera estafa!
Pero el gobierno hizo una jugada que le da ventaja política: también anunció un aumento general de sueldos y salarios para empleados y obreros de la administración pública, basado en un tabulador. Este aumento oscila entre 40% y 60%. En este caso el gobierno le quitó una bandera a un sector de los trabajadores que venían exigiendo incremento salarial desde hace un tiempo e intenta quitar fuerza a las organizaciones sindicales que tenían como consigna central y principal un aumento general de salarios de 40%..
Las medidas anunciadas por Chávez tienen,varios objetivos: por un lado, quitarle una bandera a la oposición y en especial a sectores sindicales que se vienen aglutinando en el FADESS para aparecer ante la opinión pública nacional e internacional como el adalid de los trabajadores, el benefactor de la clase obrera. Y, por el otro, posicionarse en un segmento de la población que aún duda en apoyar a la oposición, que responde reactivamente a las acciones del gobierno y que no se convierte en alternativa al chavismo. También buscan dividir a los trabajadores en aquellos que están en la administración pública, que reciben un aumento general importante y los del sector privado, que sólo reciben 25% de aumento en el salario mínimo; y además crea confusión en el seno de los trabajadores de la administración pública para neutralizar sus movilizaciones.
Y esos miles de trabajadores también se han dado cuenta de que sólo con la lucha es como podemos hacernos respetar por los patronos y el gobierno, para lograr no sólo nuestras reivindicaciones económicas y sociales, sino también para que nuestra voz se oiga a la hora de definir las políticas públicas para un desarrollo nacional, cuando se vayan a aprobar leyes que cambien las relaciones laborales e igualmente cuando se decida sobre las libertades públicas y el ejercicio verdadero de una democracia participativa y protagónica, pues los trabajadores somos los que creamos la riqueza que es tan injustamente distribuida.
Bandera Roja llama a todos los trabajadores ―sin distingos políticos, ideológicos o religiosos, ya estén o no en un sindicato― a unirnos en la lucha:
Ø Por un verdadero aumento general de sueldos y salarios de 40% para todos los trabajadores
Ø Por la renovación, ampliación y cumplimiento de los contratos colectivos.
Ø Por una seguridad social que beneficie a los trabajadores formales y a los no dependientes, y a jubilados y pensionados.
Ø Contra la persecución a dirigentes sindicales y por la absolución para todos los luchadores sociales sometidos a juicios retaliativos. Basta de criminalizar las protestas.
Ø Por el derecho a huelga y contra los despidos discriminatorios en la administración pública.
Ø Contra las expropiaciones arbitrarias de las industrias.
Ø Por el cumplimiento de las órdenes de reenganche para más de dos mil trabajadores.
Para impulsar estas y otras luchas laborales urge que se constituya una alternativa de organización nacional, de una CENTRAL UNITARIA, capaz de defender los intereses de los trabajadores. Esto es, partiendo de la consideración de que los trabajadores demandan de una organización sindical capaz de enfrentar la ofensiva gubernamental, de que la CTV ni ninguna otra central sindical juegan ese papel, pero que, a su vez, no se debe desechar ninguna de ellas, por lo cual debemos trabajar por forjar la más amplia unidad hasta configurar este objetivo.
Compañero trabajador, ven con nosotros para conquistar nuestros derechos y reivindicaciones. Bandera Roja te ofrece sus filas para luchar con consecuencia y perseverancia. Acompáñanos a reconstruir nuestras organizaciones de lucha, con unidad, con amplitud, pero también con firmeza de clase para deslastrarnos de los vicios que se le han adherido a las centrales y federaciones sindicales, con la constancia y tenacidad para luchar por la justicia social, por una democracia verdadera, por el bienestar y el progreso del pueblo venezolano.
¡La clase obrera unida lucha por sus derechos!
¡Construyamos una fuerza social desde abajo!
¡Desechar las ilusiones… Preparar la victoria!
Me solidarizo con los planteamiento de Bandera Roja. El gobierno trata de dividir a la clase trabajadora otorgando un aumento diferenciado para los empleados públicos y privados,lo cual es discriminatorio, ilegal e inmoral. La fuerza trabajadora es una sola, así que los aumentos deben ser globales. Las expropiaciones solo quiebran empresas que antes funcionaban, porque el estado no tiene capacidad técnica para manejar con eficiencia cientos de empresas sustraídas a sus dueños, quienes las mantenían en operaciones en forma satisfactoria. En lo que va del año 2011 se han estatizado mas empresas que en todo el 2010. ¿Cual es el objetivo político de esta locura? Darle empleo a los activistas del PSUV por encima de los empleados que trabajaban con éxito en esas empresas, y ya vemos el resultado de ineficiencia, quiebra, operaciones en cámara lenta y desempleo para miles de personas que antes tenían un ingreso seguro. Una sola palabra puede describir las expropiaciones masivas de empresas en operaciones: clientelismo político al mejor estilo de la IV República, justamente las prácticas que Chávez juró derrotar cuando asumió el poder. Simultáneamente el gobierno restringe el derecho de huelga, usa la violencia cobardemente contra los trabajadores como sucedió en Guayana, y solo persigue un objetivo: la reelección infinita de un hombre que aspira al cargo de Monarca de Venezuela mientras sus credenciales no llegan para Administrador de Cantina, ya que hasta en ese cargo fracasó cuando era un golpista enquistado en las FFAA.
Econ. Federico Alves, 4 de Julio 2011