– Este gobierno pagó la deuda con el FMI y con el Banco Mundial que se cancelaba a intereses del 3% pero aumentó la deuda con la banca mundial a la que se le paga intereses de 12%, 15% y más.
– Tocoma, la única de las grandes obras de infraestructura que no se ha paralizado, la construyen los brasileños con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con cabillas importadas de Ternium México y con cemento importado de Cemex México triangulado por Cuba. Ambos proveedores, cuyas empresas productivas en Venezuela fueron estatizadas en los últimos 3 años y han perdido alrededor del 60% y el 35% de su producción.
– Luego de casi veinte años en que aumentaba progresivamente el porcentaje de exportación de hierro con valor agregado nacional (briquetas) y bajaba el porcentaje de exportación de mineral de hierro simple, en los últimos cuatro años se invirtió la tendencia. Ahora exportamos 90% materia prima sin valor agregado nacional porque la producción de briquetas, tras las estatizaciones, ha caído en un 70%. Perdemos soberanía, regresamos a la relación neocolonial superada hace décadas.
– A China le debemos 30 mil millones de dólares y los contratos establecen que se les debe cancelar con materias primas simples (hierro y petróleo) sin valor agregado nacional. Y los contratos establecen, además, que debemos comprarles productos terminados de su industria como vagones de ferrocarril, rieles, tubos petroleros, lavadoras, neveras y más. Lo mismo que hacían los criticados gobernantes de principios del siglo pasado como Juan Vicente Gómez, Chapita Trujillo, Somoza, etc., con EE UU y Europa y por lo cual se consideraba que tenían una relación de dependencia neo colonial con “el imperio”. Retrocedimos casi un siglo. Perdimos soberanía.
– La Faja del Orinoco y la zona gasífera de Paria la entregó este gobierno a seis poderosas transnacionales, incluyendo una de EE UU (de donde es accionista Bush), tres de Europa y dos de Asia, luego de paralizar todo por años diciendo que los contratos anteriores de la apertura petrolera con otras transnacionales era “traición a la patria”. Tras 12 años de gobierno, no producimos ni una gota adicional de gas que no sea el asociado a la extracción petrolera y por eso no hay combustible para plantas termoeléctricas ni para el proyecto anunciado hace cinco años de gas vehicular. ¿Soberanía?
– Por vez primera en 300 años hay que importar café para poder cubrir la demanda nacional. Tenemos 3 años seguidos importando café al nivel de 400 mil quintales por año. Siempre fuimos autosuficientes en café y muchas veces fuimos exportadores. Ahora generamos empleo y riqueza en Brasil y Nicaragua mientras las fincas cafetaleras venezolanas están disminuidas, produciendo menos y generando menos empleo en el campo. Cada vez menos soberanía alimentaria.
– Importamos bauxita por segundo año seguido cosa que no había ocurrido en los últimos 30 años desde que se explota la mina de Los Pijiguaos. Somos más dependientes.
– Importamos aluminio por primera vez en décadas porque Venalum produce al 58% de su capacidad de siempre y Alcasa al 30% de su capacidad usual. Alcasa depende de importar aluminio para poder completar su nómina. Perdimos soberanía y autosustentabilidad.
– Cada vez es más difícil encontrar leche en polvo con normalidad. Por primera vez en nuestra historia, en los supermercados la poca leche que se consigue es envasada en UHT y al menos la mitad es importada de Ecuador, Argentina y Uruguay. Perdimos soberanía alimentaria. Somos más dependientes de otros países y del rentismo petrolero. Producimos menos. Todo se “arregla” a los “petrodolarazos”.
– Desde mediados de los años sesenta la planta de tubos sin costura de Sidor (luego Tavsa) produce todo lo que necesita la industria petrolera en Venezuela en cuanto a tuberías. Por más de 20 años, Tavsa le suministraba a Pdvsa entre 60 y 70 mil toneladas anuales de tubos sin costura. Desde hace tres años, tras la estatización y ruina de Tavsa, Pdvsa importa todos los tubos que requiere de Tenaris en México y de China. Nuestra industria petrolera depende peligrosamente de otros países. Somos menos soberanos.
– Una ministra cubana, Bárbara Castillo, era la que decidía las compras de alimentos de Pdval en el exterior como jefa del Cenbal. He allí buena parte del porqué del desastre de Pudre-Val. Dos altos funcionarios cubanos dirigían el proyecto del Central Azucarero de Sabaneta que se paralizó tres años por un grave caso de corrupción. Los cubanos se fueron calladitos a su país pero aquí hay un militar venezolano preso por ese caso. Funcionarios cubanos fueron contratados para que decidieran la estrategia de la producción de “carpintería de aluminio” (¿qué saben allá de eso comparado con los técnicos venezolanos?). Hay miles de cubanos en las oficinas regionales de educación como supervisores, en las centrales hidroeléctricas (¿qué saben allá de eso?), en los registros y notarías manejando la informática, en la salud, educadores, seguridad.
– Necesitamos un gobierno que se ocupe sin estridencias ni extremismos, pero con firmeza y veracidad, de la soberanía nacional no solo en el palabrerío del discurso sino en los hechos, especialmente en el desarrollo económico. Lo necesitamos mucho y tenemos la oportunidad de lograrlo a partir de las elecciones de 2012. Quiero escuchar qué plantean al respecto los precandidatos de la Unidad Democrática. Es uno de los asuntos que podría tomar en cuenta para decidir mi voto en las primarias.
Damián Prat/Correo del Caroní
Martes, 17 de mayo de 2011